A mi me gustaría pensar que no hay gente mala y con escasos principios. Pero la realidad se empeña en demostrarme que el mal se encuentra tan extendido como el bien, y que se empeña en perpetuarse y reproducirse.
A mi me gustaría pensar que el ser humano no genera dolor y sufrimiento en el propio ser humano.
Me gustaría pensar que algún día la palabra igualdad nos acercará a los conceptos, hoy lejanos, de dignidad y de libertad.
Pero la realidad se empeña en enseñarme cual es el camino y cual es la verdad.
Y la verdad es que hay que luchar mucho, para ser el motor del cambio, para vislumbrar algo de camino.
Lo triste es que mucha gente se cree lo que le gustaría, más que lo que sucede en realidad. Y en esa diferencia entre interpretaciones distorsionadas de la realidad y la propia realidad, es donde habita la distancia entre lo deseable y lo presente.
Afortunadamente la red nos brinda la oportunidad de comunicarnos, y al menos, saber que no estamos solos en este mundo.
Un abrazo,
Adri