Asistí un nacimiento prematuro de un bb que según sabía no era viable. Junto a la enfermera de neonatología y sabiendo los padres que su partida sería inevitable los acompañamos y ayudamos a que lo tuvieran entre sus brazos,besos, gemidos y lágrimas. Intempestivamente médico y otra enfermera reclaman el traslado a "sala de partos" y un anestesista insiste en reanimarla forzadamente. Padeció durante unos días en neonatología y finalmente se fue, mortificada innecesariamente. Fuimos duramente juzgadas por quienes simulan atención, se creen milagreros, priorizan sus intereses, no tienen compromiso con su tarea. Se es padre y madre ya durante la gestación, se es hijo y persona en el vientre materno. Entonces... porque no acompañar a despedir a su hijo/a con amor y respeto. Si, con dolor, pero con dignidad. Ser papá y mamá o profesionales de perinatología nos compromete en las buenas y en las malas. Me quedo con la incomprensión de mis pares y el sentimiento de deber cumplido con esos padres. Leer lo que publicasteis me ayuda a llevar mejor las duras críticas. Muchas gracias.