Nacer en casa debería ser una opción más que la mujer consciente de su embarazo pudiera tener a su alcance. Cuando estás preparada, dejando por fin los miedos inculcados, siglos tras siglos, ves que es la opción más adecuada para esa nueva criatura. No es un retroceso, sino una evolución y una recuperación de lo que nunca se nos tuvo que haber robado, ser libres de decidir y de recibir la vida que llevamos en nuestras entrañas en un entorno seguro y lleno de amor.