Maria, el ejemplo que tú comentas es exactamente el que me vino a la cabeza cuando vi las viñetas: soy maestra y nunca, nunca jamás ridiculizaría a mis alumnos de esa manera, nunca haría burla de su malestar, nunca sería tan indigna de mi profesión!! Y tengo sentido del humor, me río mucho CON los niños, pero jamás de ellos. Si las personas que son nuestro "material" (en el sentido más cariñoso del término) de trabajo no nos inspiran ni un mínimo de afecto, de ternura, de respeto...mejor cambiar de profesión.