Merche (unverified)
22 Mar 2012
Buenos días, No sé si por gracia o por desgracia, a mi me practicaron ésta maniobra. Tuve un parto con muchísimas complicaciones (fiebre, reacción alérgica) y la praxis del personal no fue la adecuada (el monitor pitaba porque a mi bebé se le paraba el corazón y las enfermeras bajaban el volumen para que no lo escucháramos). Éramos padres primerizos y no sabíamos nada... El resultado fue que, al día siguiente de nacer mi hijo (con vuelta de cordón, fórceps y una episiotomía de caballo), lo tuvieron que ingresar en la Unidad de Neonatos de otra ciudad (la ciudad donde vivimos es pequeñita y no la tiene) porque vomitaba y cagaba sangre (que las enfermeras escondían y limpiaban para que yo no la viera pero que gracias a Dios vi.). En un frío pasillo de hospital, asustadísima y recién parida vi como, una ambulancia de bomberos (que tardó en venir casi tres horas), se llevaba a mi pequeño y no sabía si lo volvería a ver. Mi marido y mi suegro fueron en el coche, detrás de la ambulancia. Yo tuve que pedir el alta voluntaria al día siguiente para poder ir al lado de mi pequeño. Estuvimos una semana alojados en un hotel (que por supuesto pagamos nosotros). Cada tres horas entraba a darle el pecho a mi niño hecha un mar de lágrimas y con un dolor en el corazón que sólo puede entender una madre al verse separada así de su hijo. Allí me dijeron que mi pequeño tenía rota la clavícula derecha como consecuencia del parto. Al estar desplaza de mi ciudad, no quisieron asignarme matrona y tuve que acudir a urgencias porque no controlaba los esfínteres (debido a la episiotomía y a los esfuerzos del parto). Afortunadamente la situación tuvo "final feliz" aunque con muchas consecuencias. Hoy en día mi hijo es un niño sanísimo pero yo sufro de estrés postraumático y de colon irritable. He recurrido a tratamiento psiquiátrico, acupuntura, flores de Bach... lo he probado todo y, a pesar de ser una persona alegre, activa, divertida y optimista, creo que arrastraré este trauma toda mi vida. Como veis, toda una experiencia salvaje y horrible, que no puedo ni siquiera escribir sin que se me salten las lágrimas.