
Es triste que tengamos que enfrentarnos en un tema como este pero creo que esto es, precisamente, lo que pone en evidencia uno de los puntos más insostenibles del estilo de vida occidental. No seríamos lo que somos si no creyésemos que tenemos dignidad y, de alguna manera, intuyo que hay quienes quieren eliminarla de allí donde es más necesaria: la crianza de nuestros hijos. El acto más solidario socialmente y más generoso en el trayecto vital personal es tener un hijo. Pues bien, se pretende hacerlo trivial y nímio. Mi familia está muy por encima de todo lo que puedo adquirir con una tarjeta de crédito y me da valores y una responsabilidad que, evidentemente, no puede ser buena para nadie que quiera hacer de mí un autómata seguidor de tendéncias. Gracias a todas las que corroborais lo que me dictó el sentido común el día que nació mi primer hijo. No dejemos que este mundo nos trivialice ni trivialice nuestras vidas, ni las experiencias que realmente importan.