Ana (unverified)
13 Ago 2010

Enviado por Ana (no verificado) el

In reply to by Esmeralda (no verificado)

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Me gusta mucho tu comentario. Comparto todo lo que dices. La cooperación nunca debería basarse en la imposición de modelos y formas de pensamiento. Se es consciente de ello y se habla sin parar de la apropiación y liderazgo locales como requisitos imprescindibles de los proyectos y programas de cooperación. No obstante, los proyectos muchas veces se formulan con la vista puesta en los plazos y las condiciones del financiador, en las oportunidades para ampliar acciones, conseguir fondos, etc. y por personas que conocen poco de la cultura y del sentir de las comunidades locales. Es propio del ser humano valorar la realidad con el prisma de lo aprendido y las experiencias vividas, y la cooperación occidental está por lo tanto impregnada (cuando no, calcada) de nuestros valores, principios, creencias, conocimientos, defectos, etc. (eso sin mencionar que siempre hay quien llega al llamado tercer mundo con un irremediable instinto de superioridad casi neocolonial). No se puede negar que se hacen muchas cosas buenas. Se crean lazos interculturales y se mejora la calidad de vida de grupos de personas, se consigue el reconocimiento de derechos universales. Pero la prepotencia de nuestra cultura dominante es arrolladora y ello cierra los ojos a muchas realidades. Por eso ocurre a menudo que grupos étnicos con extraordinaria riqueza cultural y antiguos conocimientos orales inaccesibles para el extranjero pasen a ser meros analfabetos según nuestros patrones educativos o que la medicina tradicional que ha ayudado a preservar la salud a generaciones enteras sea relegada al nivel de la charlatanería mientras se impone la medicina de laboratorio y bisturí.