Es curioso, no valoramos las cosas si no tienen un precio economico. Un coste que nos permite medir nuestro estatus, el del hospital, el de nuestra nación...
Ponemos precio al calor humano. Obligamos a una madre a olvidar su instinto, el de proteger con su cuerpo a su hijo, para meterlo en una cajita de cristal, o en un saco galactico.
Que tristeza pensar en la soledad de esos niños.