Ana (unverified)
12 Mar 2010
Nadie duda que hoy día la mortalidad materna y neonatal en occidente es muy baja comparada con otros países u otras épocas. Lamentablemente, este argumento se utiliza de forma sesgada para justificar lo que se hace mal en los hospitales, para silenciar (o llamar exageradas) a las numerosas mujeres que sufren traumas físicos y emocionales a causa de intervenciones médicas innecesarias y también para seguir inculcando el miedo y la idea de que las mujeres no pueden parir sin ayuda médica. Modelo biomedico dice que en el siglo pasado “las mujeres parían, sangraban y se morían de manera natural”. Y le parece que exageramos, pero no es esta afirmación una exageración en toda regla? Hace un siglo se moría la mayoría de mujeres en los partos? No trato de minimizar las cifras ni el impacto social y humano de toda muerte materna, sólo ponerlas en su justo lugar. En donde vivo la mortalidad materna está entre las más altas del mundo. La cifra oficial es de 648 muertes maternas por cada 100.000 nacimientos. Es lejos de ser la mayoría, pero es igualmente terrible, pues cada muerte materna es una catástrofe social que deja como consecuencia huérfanos y familias desmembradas. Las altas cifras de mortalidad materna también invitan a tener muy en cuenta las condiciones de vida de las mujeres: aqui se enfrentan desde pequeñas a malnutrición crónica (con el consiguiente retraso de crecimiento, que afecta a casi el 50% de los niños, y menor desarrollo de la pelvis), a embarazos desde muy temprana edad (más del 60% de las mujeres tiene a su primer hijo antes de los 19 años y 1/3 contrae matrimonio antes de los 15); a embarazos seguidos (la tasa de fecundidad es de 7,2 hijos por mujer); a la pobreza extrema en que vive la mayor parte de la población y que obliga a las mujeres a realizar tareas muy duras incluso durante el embarazo y con los niños más pequeños a la espalda (acarrear pesados barreños agua, cortar leña, moler el mijo, etc)… todo esto sin acceso a asistencia sanitaria. No cree que si analizamos un mínimo hay que reconocer que incluso las cifras más altas de mortalidad materna revelan también, a pesar de su crudeza, que la mujer está diseñada para traer a sus hijos al mundo sin problemas en la gran mayoría de los casos e incluso en las condiciones de vida más duras? Por qué se sigue evocando la amenaza de muerte, tan remota en las sociedades en donde las condiciones de vida y de alimentación son favorables, para mandar a callar y minimizar el dolor y el impacto que provocan una mala atención. Hay países con una atención al parto muy diferente a la espanola, como Reino Unido u Holanda, y con tasas igualmente bajas de mortalidad. Por qué no dejamos de usar ese argumento fácil e impactante de las muertes maternas que no reflejan lo que nos mueve en esta asociación: el altísimo número de mujeres que se llevan tajos de forma gratuita y los traumas físicos y emocionales consecuencia de una atención puntera tecnológicamente pero inadecuada desde el punto de vista del respeto a la fisiología de un proceso natural? Se trata de conciliar seguridad y respeto. Y para ello, el personal sanitario que atiende en los partos tiene primero que aprender a discernir cuando existe ese excepcional riesgo de muerte y dejar de escudarse en la mortalidad materna para justificar un exceso de intervencionismo que provoca problemas invisibles en las cifras de mortalidad.