Yo tuve un huevo huero creo que le llaman, un embrión que no llegó a latir, pero que me hizo sentir muy embarazada y feliz durante dos meses. Cuando el médico me dijo que algo iba mal, yo ya hacía días que me había dado cuenta. Sentía la pérdida. Era jueves, y me dijo que me tenían que hacer un raspado ya. Sin ofrecer ninguna alternativa. Sólo intervención quirúrgica y medicación. Le pregunté por los riesgos, lo que le sorprendió muchísimo. Me dijo que sí los había, que si se complicaba, quizás no podría tener más hijos, entre otras cosas no menos graves...Le dije que quería tener el aborto natural en casa, que si mi "embarazo" había entrado, también tenía que salir. Me dio de plazo hasta el lunes: "si el lunes no lo has sacado, te lo sacaremos". Pero corres muchos riesgos y no quedarás limpia, sentenció. Y me fui a correr. Y al volver a casa, ya estaba sangrando. Fueron casi cuatro horas de contracciones y pérdidas de sangre y de tejido que pasé con infusiones de tomillo y limón, amor y lágrimas. Experimenté paso a paso la pérdida, el estar embarazada al no estarlo, y sentí que mi cuerpo era fuerte y respondía perfectamente con contracciones y sin hemorragias. Tras un fín de semana en el sofá, con muchos retortijones, fui el lunes a la consulta. Tras una eco, soprendido y desconcertado, me dijo: estás limpia. Está perfecto. Al menos te tomaste la medicación que te dí..? Me dijo. Por mi rostro, ya vio que no había tomado nada. Es indignante que no informen que la mujer puede abortar de forma natural, mucho menos dolorosa e invasiva, menos arriesgada y más beneficiosa en todos los sentidos, tanto física como emocionalmente. Al cabo de dos meses, volví a estar preñada y ahora tengo un bebé sano y precioso, que les desmonta todas las teorías de madre añosa y sin medicación alguna...Son de miedo. Por cierto, nunca olvidaré las caras de miedo de tantísimas mujeres embarazadas en la consulta de los ginecólogos, por miedo a qué me dirán hoy que le pasa a mi bebé o a mí...