Incam On (unverified)
10 Ago 2015
Así es Elena, tal cual, las prisas de tod@s te atosigan hasta el último momento. Y la diferencia de esperar a dejarte hacer es un mundo. Dejarte llevar por las contracciones de tu propia oxitocina, sin prisas, esperar a que tu bebé decida cuándo nacer. O por el contrario, y sin motivos, querer acelerar interviniendo ese delicado momento conlleva muchos riesgos. Pasé de cesárea programada antes de tiempo "porque no podría" y "era grande" a mi segundo y verdadero parto. Y claro que pude, un PVDC que comenzó cuando mi hijo quiso, desde la 37 me atosigaban para inducir, la cesárea se repetía en todas las bocas, pero no, esta vez supe que tenía que esperar. Decidió nacer en la semana 42, en casa, asistido respetuosamente, en su momento, a su ritmo. Una sensación durante el parto de que todo encaja, que todo tiene sentido de ser así, tan sencillo, con intensidad pero tranquilo, 12 horas de dilatación y 50 minutos de expulsivo que ahora me parecen mucho, pero que en su momento perdí toda noción porque lo viví. No las cambio por la rapidez de una innecesárea. Y la Naturaleza me mostró que sí se puede dándome a un hijo de igual peso y cabecita que mi primera hija. Me enseñó a confiar en mi misma, en mi bebé, en mi cuerpo, me enseñó que hay algo más que sacar al bebé con prisas, que el parto tiene un porqué. Lástima que haya mujeres que todavía no sepan que si todo va bien, no hay por qué tener prisa. Vivirlo es algo más, es la sabiduría de la Naturaleza, que como dice Elena te dice quién eres y de lo que eres capaz de hacer para permitir un nacimiento respetado y a su tiempo para tu bebé.