Diana Montero
2 Abr 2014

Laura, en primer lugar espero que tanto tú como tu bebé os encontréis bien y hayáis superado el contratiempo que os llevó a estar ingresados en el hospital. Te deseo un embarazo muy disfrutado (y tranquilo, porque vaya susto) y que tu parto sea respetado y gozoso.

Te agradezco también que te tomes la molestia de responder a esta entrada y de matizar y corregir todo lo que consideres erróneo en ella.

Por mi parte, y a título personal, como usuaria de ese hospital tengo una experiencia bastante más negativa que comento brevemente: a mí se me negó la asistencia por escrito por negarme en mi plan de parto a la canalización de la vía. ¿Que por qué me niego a la vía? En la semana 14 de mi embarazo tuve una amenaza de aborto que me mantuvo dos semanas ingresada en ese hospital y estuve con vía varios días, lo cual me provocó una flebitis en ambos brazos dolorosa, incómoda y que no tengo ganas de repetir ni en mi parto ni en otra circunstancia que no sea absolutamente imprescindible. Mi petición estaba respaldada por la SEGO y por el Ministerio pero me fue denegada y se me escribió para decirme que mejor me fuese a otro sitio.

Durante mis dos semanas de ingreso hospitalario el personal fue encantador, es cierto, y aunque sea secundario, se agradece que las habitaciones sean individuales (sobre todo cuando tu ingreso es por un problema y no tienes contigo un precioso bebé recién nacido sanito), por supuesto. Pero no puedo decir lo mismo de varios ginecólogos, cuyos nombres permitiréis que me reserve, que se dedicaron a vaticinar la muerte de mi bebé e incluso la mía propia, provocándome tal miedo y ansiedad que al terminar el tratamiento antibiótico terminé por pedir el alta voluntaria con la firme determinación de que lo que tuviese que suceder, sucediese en mi casa.

Espero de corazón que aprendiesen de mi caso (soy una paciente muy plasta, es verdad) y que eso les haya servido para tratar con mayor sensibilidad a las mujeres que os hayáis podido encontrar en una situación similar después. Con eso me daría por satisfecha y vería bien empleado el malestar que a mí me tocó vivir.

Laura, te mando un fuerte abrazo,
Diana.