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Relato parto en tiempos de covid

Este es mi relato sobre mis 2 partos. Muchas gracias : OLIVIA En marzo de 2018 , en la maternidad de odonell (Gregorio Marañón), nació mi hija mayor. El día anterior a las 10 am fuimos al autolavado para acondicionar el coche. Quedaban 3 días para que llegáramos a la semana 40 de gestación y estábamos de limpieza general para "preparar el nido". Mientras aspiraba las alfombrillas empecé a tener unas sensaciones diferentes a las contracciones "de tripa dura" (como yo llamaba a las Braxton-Hicks). Llamé a una amiga pediatra y madre y le expliqué que sentía como un dolor tipo el de los ovarios cuando te viene la regla unido a ciática, que iba y venía. Me dijo que sonaba a contracciones de parto, pero que podía ser largo, que tuviera paciencia. Hicimos vida normal, yo iba anotando las contracciones en un cuaderno. La hora y la intensidad con asteriscos de 0 a 5. A más asteriscos, más dolor. Volvimos a casa tarde y empecé a tener contracciones fuertes. Cuando llevábamos 1 h de contracciones cada 5 minutos, nos fuimos para el hospital. Allí tras la exploración me dijeron que la dilatación era de 1 cm, que me fuera a casa. Pero yo sentía mucho dolor y me quedé paseando con mi marido por los pasillos. Cuando me daba una contracción fuerte, él me ponía una bolsa de agua caliente (que trajimos de casa, truco muy bueno) en la parte baja de la espalda. Tras una hora caminando pedí que me dieran algún analgésico. Me exploraron y estaba casi de 3 cm. Como era una noche con poco lío me metieron al paritorio. Llegó la epidural, la monitorización y la rotura de bolsa. Sentí miedo y pregunté a la matrona porque sería. No supo decirme pero otras mujeres que han dado a luz me han dicho que a ellas también les pasó. Yo siento que fue por la gran vulnerabilidad de ese momento. El dolor es intenso y entras en modo primitivo, sólo importa lo esencial y básico, como la vida , y de pronto la vida es frágil y sientes miedo. Creo que se necesita de ese miedo para entrar en el estado de conciencia que viene después. Pasaron horas porque dilataba lento. Cada hora o 2 h venían a explorar la dilatación. Iba de cm en cm. Nos decían que descansasemos y que reservasemos fuerzas para el expulsivo. Una vez te pones la epidural ya no puedes comer ni beber. Recuerdo la sed. A las 12 pm aprox ya estaba de 9cm después de mucho tiempo y me animaron a empujar. Debí hacerlo fatal, supongo que porque ya estaba agotada, y dijeron que volverían a la hora. Le explicaron a mi marido cómo interpretar las cifras de la pantalla donde me monitorizaban a mí y el bebé para que me animase a empujar. Vino una matrona que me daba indicaciones porque con la anestesia no dirigía bien las órdenes de empujar. Por más que empujaba no conseguía mucho y empezó a detectarse sufrimiento fetal así que sobre las 16 h vinieron los obstetras. Y tras valorar la situación decidieron instrumentalizar el parto. "Traed la ferretería " oí que decían. A la par que muchas personas se congregaban frente a mi vagina. Les dije que era pudorosa, pero allí siguieron todos, los 9. Le pidieron a mi marido que saliera, me hicieron varios cortes y encajaron los forceps. Mi sensación era muy intensa pero duró poco. Enseguida salió Olivia y dejaron entrar a mi marido de nuevo. Fue un parto largo, doloroso, una experiencia salvaje. Pero una vez la tuve en brazos mi mundo cambió. MARTINA En marzo de 2020, en pleno confinamiento por el covid-19, dejamos a Olivia con unos amigos que viven cerca del Gregorio Marañón y allí que volvimos a la maternidad de odonell para dar a luz por 2a vez. Esta vez con guantes y mascarillas y nadie por la calle. Era la semana 39, tenía cita para un parto inducido debido a la diabetes gestacional que tuve ésta vez. Ingresamos a las 8am. A las 11h me pusieron la prostaglandina, una hormona con la que impregnan un cordón que ponen en la vagina. No noté nada en todo el día. Ya empezaba a pensar que se me había caído en una de las veces que fui al baño, porque era la hora de cenar y no notaba nada de nada. Mi marido se fue a por su cena y fue quedarme sola y empezar con las contracciones. Con una app las iba anotando (frecuencia, duración, intensidad). Pasé de unas flojitas a las intensas en 20 minutos. De ser cada 5 mins a cada 4, 3... yo llamaba a la matrona desesperada pero la situación de covid había llevado a más parturientas de lo habitual al mismo hospital y no vi mucho a la matrona. Para cuando me exploró estaba ya dilatada de 6 cm y con un dolor extremo. Fuimos en silla de ruedas a paritorio y yo quería correr. No quería ni una contracción más sin epidural. Según entré por la puerta del paritorio rompí aguas. La sensación fue la de que algo ejercía mucha presión desde dentro y como si se rompiese un globo de agua en mi interior. Ahí pedí que viniera el anestesista y me explicaron que no iba a dar tiempo y que tenía la cabeza de la bebé casi asomando. Así que tras el susto inicial, me tumbé de lado y con apoyo de las matronas y mi marido di a luz. Para mí el truco para manejar el dolor fue empujar cada 2 contracciones y entre medias descansaba porque el dolor era intenso y necesitaba dosificar. Enseguida llegó el momento del "círculo de fuego " (que en mi primer parto no sentí) y supe que ya salía la cabeza de la bebé . Mi marido la pudo ver. Una vez salió, la presión que sentía bajó bastante y hasta pude ayudarla a terminar de salir. Lo más difícil ya había pasado. Esta vez no hubo episiotomia, ni desgarros. Sólo el piel con piel. 2 días solos y juntos, pues las visitas estaban prohibidas. He de reconocer que comparando un parto con epidural y otro sin, el que fue sin, duró menos, al poco rato estaba bastante bien, necesité menos analgesia y estaba más despejada y la recuperación está siendo mucho mejor. Antes de vivirlo pensaba que quien elegía parir así era respetable, pero que a mí no se me ocurriría. No obstante, después de vivirlo, creo que fue mejor parto el 2°. Si volviese a dar a luz, sin embargo volvería a pedir epidural.