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Parto Hospital Universitario de Burgos HUBU

Esta es la historia de mi parto y parte de mi embarazo, y quizá no con todo lujo de detalles pero lo que considero más importante..

En navidades del pasado año un día mi pareja y yo decidimos ponernos serios y los dos nos planteamos ser papás, mi situación anímica no estaba en un buen momento, así que dejamos de usar anticonceptivos pero no nos preocupamos mucho hasta que yo estuviese mejor al cabo de dos meses compramos test de ovulación ya que yo no tenía las reglas del todo regulares y tampoco me fiaba de mi cuerpo.. (tontería absurdo, claro está) no sabíamos que un embarazo suele tardar en llegar así que pronto me frustré y como en verano de ese año teníamos eventos y nuestra boda también, decidí que volveríamos a intentarlo pasados los eventos, Justo tras decidirlo así (pura casualidad, no creo que cuando dejamos de intentarlo suceda siempre) empecé a encontrarme algo mal con algunas décima de fiebre y mi pareja pensó que era un buen momento para hacerme un test, y la gran sorpresa, y alegría, fue que era positivo. Los primeros meses fueron un poco más difíciles, con nauseas y mareos pero luego todo mejoró, más allá del cansancio que se veía todavía más acrecentado porque yo en ese momento trabajaba, prácticamente todo el día de pie. Cogí la baja cuando estaba de 32 semanas más o menos y en la semana 33 tuve un episodio de pérdida de tapón mucoso y contracciones, fui al hospital (El HUBU) me pusieron suero y me recomendaron beber mucho agua, así lo hice pero dos dias después tuve que volver al hospital, las contracciones iban siendo más intensas así que ingrese 4 días por amenaza de parto prematuro y me pusieron medicación intravenosa para parar el parto, cuando me dieron el alta me recomendaron reposo y me dijeron que sería probable que me pusiera de parto en cualquier momento, tomé progesterona hasta la semana 36, y yo pensaba cada día que ese día sería el día del parto, cada vez que caminaba algo rápido o me movía más de lo normal me venían contracciones así que reposaba, pero ya en la semana 39 me agoté y comencé a hacer vida normal y si tenía que venir, perfecto.

En monitores de la semana 40 me dijeron que estaba muy muy encajada pero como todavía no me había puesto de parto me programaron la inducción para la semana 41+3 y además me propusieron hacerme una hamilton, como el tema embarazo y parto me tenía bastante obsesionada me informé en opciones para adelantarlo, por eso acepté, y menos mal que estaba informada porque en consulta no me explicaron mucho, sangré un poco ese día pero no tuve contracciones ni noté nada diferente.

La cabeza me jugó muy malas pasadas en esos días ya que me obsesioné con que sería inducción y no podría tener mi parto soñado por el dolor de las contracciones “inducidas”. Tenía que ingresar el día 19 de abril a las 20:30, y el 18, mientras paseaba con mi perro me puse a hablar con mi hija (puede sonar a locura, pero creo que funcionó) y en resumen le pedí que quisiera salir. Esa tarde nos fuimos mi pareja y yo de ruta por pueblos en coche, a ver si el traqueteo ayudaba.. pero no funcionó, por la noche nos pusimos una película yo me puse en la pelota de pilates aferrándome a las últimas horas antes de dormir y 10 minutos antes de acabar rompí aguas. Que alegría tan grande! Fuera como fuese mi bebé había decidido que era su momento, y aunque tuviesen que ayudarme induciendo ya no sería tan “obligado”. Me di una ducha, mi pareja sacó al perro y al ver que las contracciones iban siendo más seguidas fuimos al hospital. A todo esto, yo tenía preparado mi plan de parto pero viendo como todo había cambiado no lo llevé antes al hospital, esa noche lo llevaba encima pero hablando con la matrona cuando llegué no me hizo falta ni entregárselo, pedí bañera de dilatación ( pero no dio tiempo a que la prepararan) y nada de epidural. Viendo que no estaba muy dilatada me dejaron esperando con monitores y me dijeron que controlarían cómo evolucionaba y si no evolucionaba. inducirían.

Ingresé a las 00:30, al cabo de una hora más o menos el dolor fue intensificándose, la pelota de pilates ya no me ayudaba mucho y en esa habitación era el único recurso que tenía, llamé y me hicieron un tacto y estaba de 5cm así que pedí cambio de habitación para poder meterme en la ducha y el gas, una vez allí con la ducha y masajes locales de mi pareja fui manejando el dolor, y al poco rato noté que necesitaba empujar, pero esa noche había varios partos y al yo ser primeriza priorizaron a las otras futuras mamás y lo entiendo, vinieron a verme y me ayudaron a meter la pelota en la ducha también para aliviar el dolor, el gas a mi no me ayudó y la matrona consejo a mi pareja como ayudarme con presión en la espalda para aliviar el dolor; al cabo de un rato yo ya no podía más, necesitaba empujar como fuera y entonces mi pareja insistió bastante porque yo no sabía cómo hacerlo, sé que es innato, pero me perdí las clases de parto y tal como me pasó para quedarme embarazada, no confiaba en mi misma ni en mi cuerpo.

Conseguimos que vinieran y me dijeron que estaba de 9cm, y que si quería podía empujar, pero la matrona se fue y yo no confiaba en mi, así que insistimos y vino otra matrona a la cual debo agradecer el parto tan bueno que tuve, al principio empujaba y la niña asomaba pero volvía a esconderse, la matrona me dejó tocarle la cabecita y eso me motivó, ella me ayudó con respiraciones que fueron mi salvación aunque hubo un momento que pensaba que no sería capaz y sentía que me partía, ella me insistió en que era normal y que estábamos llegando al fin, el pulso del bebé en momentos bajaba y yo me alarmé así que de dos empujones conseguí que naciera a las 5:35, tenía una vuelta del cordón pero en cuanto se lo quito me la pusieron en el pecho, en el alumbramiento pedí ver la placenta y la matrona me explicó sus partes y corté el cordón, la niña se enganchó pronto al pecho y pasaron horas en esa habitación, con ella sobre mi antes de que entraran a pesarla y medirla, en ningún momento la apartaron de mi lado, como creo que debe ser. Tuvieron que darme dos puntos, ya que una parte sangraba y la matrona decidió que era lo mejor para que la recuperación fuese rápida. Una vez en planta lo peor para mí fueron las visitas de la ginecóloga para ver cómo evolucionaba mi útero y las visitas de las enfermeras que me apretaban el pecho para comprobar si tenía leche, con poco mimo y poca explicación.

He de decir que tenía pánico de quien asistiría mi parto, en el seguimiento del embarazo me encontré de todo pero tuve una suerte inmensa, no pude dilatar en bañera pero no importó, con la ducha y la pelota fue suficiente, además me sentí en plena confianza con la matrona, su forma de hablarme y de apoyarme fueron de otro mundo, me ayudó a confiar en mí y a conseguir mi parto deseado.

Os agradezco todo lo que hacéis porque con vuestra página aprendí muchísimo y fue una de mis guías de referencia para el embarazo y el parto.