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Parto en Aranjuez

Un embarazo aparentemente normal, con síntomas iniciales de náuseas, algún vómito, pequeños mareos a lo largo del embarazo y cansancio. Todo dentro de lo normal hasta el último mes. Era verano, hacía calor, se me hincharon los pies, las manos, la cara... se me durmieron los dedos de una mano, estaba muy cansada, no podía andar unos metros sin tener que pararme, ahogada y con dolor de pies. En urgencias decían que era normal por el calor y el embarazo en la última etapa, lo de la mano se debía a la retención de líquidos, en principio se pasaría tras el parto.


Tuve muchas contracciones de Braxton durante el embarazo y un día eran más fuertes y frecuentes, cada 3-4 minutos tenía una, no era una frecuencia exacta, pero todo el día así. Esa tarde tuve clase de preparación al parto y se lo comenté a la matrona del centro de salud. Me hizo un tacto y había borrado el cuello del útero y estaba 1cm dilatada, no tenía tapón mucoso. Me dijo que podía ser el inicio o podía seguir así semanas (estaba en la 36-37) tenía que esperar a ver como evolucionaba.
Una semana después me puse mala con otitis muy dolorosa, me pautaron antibiótico y no tomaba nada de analgesia por miedo. Después de dos días sin poder dormir por el dolor, la segunda noche tenía de nuevo contracciones de Braxton cada 1-2 minutos, frecuencia inestable, muy incómodas y fuertes, no se aliviaban con ninguna postura. A las 5:00 de la mañana desperté a mi marido porque no podía más con el dolor de oído, la fiebre, y las contracciones me preocupaban. Sabía que no estaba de parto, pero algo no iba bien. 


Fuimos a urgencias y me hicieron analítica de orina, al momento vino la ginecóloga a pedirme analítica de sangre y me pusieron monitores. No estaba de parto y la dilatación seguía en 1cm. 
El resultado de la analítica reflejó proteinuria (proteínas en orina) con daño renal, enzimas hepáticas elevadas por daño en el hígado, tensión muy elevada... tenía preeclampsia y la placenta estaba dejando de funcionar, había disminuido el paso de nutrientes y oxígeno. Nunca en ninguna prueba nadie detectó nada, llevaba seguimiento en la seguridad social y en el privado. En principio no tenía factores de riesgo para tener preeclampsia, nadie en mi familia anteriormente y en ese momento tenía 26 años.
Me dijeron que no podía irme de allí sin que naciese mi bebé, tenían que hacer una inducción de urgencia, la vida de mi hijo y la mía estaban en peligro. Sin explicarme más sobre el problema empezaron el protocolo. Primero prostaglandinas 12h, a las 7 de la mañana, con lo que comencé a tener contracciones por la tarde, fueron aumentando en frecuencia y en intensidad, posteriormente me llevaron a dilatación donde me pusieron oxitocina y me rompieron la bolsa, a partir de ese momento las contracciones se hicieron insoportables, eran muy intensas y muy seguidas, terminaba una y empezaba otra, no podía respirar entre medias, empecé a marearme porque no aguantaba el dolor. Después de unas horas aguantando para facilitar el movimiento y que el parto fuese algo mejor me hicieron de nuevo un tacto y seguía de 2cm, parecía que mi esfuerzo por aguantar no servía de nada y no aguantaba más, pedí la epidural. 


El anestesista vino enseguida. No se si por la fiebre que tenía por la otitis (38-39ºC) o el efecto de la oxitocina sintética, tenía el cuerpo lleno de ronchas rojas y dijo que así no podía ponerme la anestesia, tuvimos que esperar a que se pasase y fue entonces cuando me pusieron la epidural. Me alivió momentáneamente pero en todo momento sentía las piernas, las movía y las levantaba, sentía las contracciones sin mucho dolor. Con el paso de las horas el dolor fue en aumento, dejó de hacerme efecto a pesar de aumentar la dosis. Quería moverme para aliviar el dolor pero tampoco podía levantarme de la camilla. El dolor se movía dependiendo de la posición. De un lado sentía la presión en la zona del culo, del otro lado mucha presión y dolor en la boca del estómago, sentía que me iba a estallar el estómago con cada contracción, era desesperante. Pasaban las horas y nada me aliviaba, lloraba por el dolor hasta que una matrona me dijo "No llores, por lo menos puedes tener un hijo", entonces lloré aún más.
 

Había pasado todo el día y toda la noche con dolor, a la mañana siguiente sobre las 13h vino otra anestesista y me puso un analgésico que me dejó descansar al menos una hora, después de tres noches sin dormir a penas. Me despertó una contracción fuerte y de nuevo con dolor, me miraron y ya estaba en completa, pero nos dijeron que podía estar 2h hasta que comenzase el expulsivo. Por suerte no fue así, bajó rápido y en 5 o 6 contracciones mi pequeño nació, aunque en el proceso recuerdo que me iban presionando sobre la tripa con el brazo. Morado, muy morado, me le pusieron encima y no reaccionaba, no lloraba, no respiraba. Se le llevaron corriendo para reanimarle con la RCP y al final lloró. Preguntamos que había pasado y nadie nos decía nada, la única respuesta que nos daban era, nada, ya está bien, ya está. Había salido algo girado con el hombro en mala posición, con vuelta de cordón y había tragado algo de líquido. Al salir en esa posición me hice un desgarro interno y externo, le pregunté a la matrona cuantos puntos me había dado y tampoco respondió, decía que era una sutura continua y que el desgarro exterior se había quedado a 1mm del ano, por suerte no llegó. También tuve un hematoma en uno de los labios, supongo que por la tensión tan alta, nadie me explicó nada.
 

Después de las 2h piel con piel me llevaron a la habitación y empecé a notar que la mano en la que se me habían dormido los dedos semanas antes, se me empezaba a dormir por completo, lejos de solucionarse tras el parto como me dijeron, fue a peor, días sin sentir la mano, solo hormigueo y dolor, pero a nadie parecía importarle (meses después tuve que operarme de túnel carpiano). Después de 2 días en el hospital nos dieron el alta, nunca sabré por qué, porque mi tensión era alta, estaba con medicación para la tensión y heparina, pero la ilusión de ir a casa con mi bebé no me dejaba pensar en otra cosa. 
Al día siguiente en casa me encontraba muy mal, mucho dolor de cabeza, estaba aún más hinchada y decidimos ir a urgencias, por suerte llegué a tiempo, con tensiones de hasta 190/140, rápidamente me pusieron en la vía sulfato de magnesio para evitar las convulsiones y 24 horas seguía con el gotero, sin comer ni beber. El daño renal y hepático había aumentado y tuvieron que ingresarme de nuevo. Día tras día esperaba el alta, pero la analítica no mejoraba. Por fin pude irme a casa con medicación y controles. 

Ahora estoy recuperada, mis riñones funcionan bien.
En todo momento por suerte mi bebé ha estado bien y sano, ahora tiene 20 meses. No sé qué hubiese pasado si esa noche no hubiese ido a urgencias.
 

Cuando planteo la posibilidad de tener otro embarazo todos los médicos a los que he consultado responden lo mimo: "Es tu decisión", incluso alguno me ha dicho que yo veré, que me juego la vida. Y ¿ahora qué? me gustaría tener más hijos.