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Parto de Kathy. Nacimiento de Mara. Hospital de Jarrio, Asturias. 2006.

"Un mal parto puede ser traumático, pero un buen parto,....te cambia la vida, te mejora, te hace mejor persona."

28 de Junio de 2006.
Era mi segundo embarazo, y aún así opté por un hospital, a 1,5 horas de mi casa, prefería el viaje, al riesgo de tener que pasar por el protocolo “normal” de un hospital.
Mara nació, ‘a pesar de’ no haber pasado por el rasurado, ni el enema, ni la monitorización, nació sin oxitocina, sin epidural, sin rotura provocada del saco amniótico, sin litotomía.
Nació, sin más.
Pero eso si, con mucho amor, con ternura, a su ritmo,… y nació sana y muy tranquila y en solo 2 horas y 35 minutos.
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Opté por un hospital, porque no me atrevo en casa, no se si algún día me atreveré.


Mi temor pasó a ser el no llegar a tiempo, era mi segundo embarazo y por eso en cuanto tuve contracciones regulares aunque distanciadas, me fui para allá, resultó ser una falsa alarma, pero me sirvió de ensayo y además me confirmaron que tenía el cuello del útero prácticamente borrado, o sea que estuviese preparada.


3 días después, un miércoles después de mi descafeinado y cuando estaban haciéndose las tostadas, se me rompió la bolsa de aguas, supe con certeza que había llegado el momento, recogí un poco de liquido como muestra, pues me parecía que tenia un poco de color amarillento y no estaba segura de si indicaba algún tipo de sufrimiento fetal , ante mis dudas decidí rápidamente por llamar a Jarrio y hablar en directo con la matrona de turno, era para mi gran sorpresa y alegría, Olivia, me dijo que podía ir al hospital que tenia al lado de casa por si acaso, y para que me confirmasen que el bebe estaba bien, decidí llamar a Elvira mi matrona del centro de salud que me conocía y sabia y respetaba mi decisión de ir a Jarrio, me dijo que me atendía en el momento, que me echaba un vistazo y luego que fuese a parir a donde quisiese, en Jarrio o en Gijón.


Me vestí con lo primero que pillé en casa de ropa (creo que lo del día anterior), cogí el neceser con los cepillos de dientes (de los dos), la bolsa con las cosas para el hospital llevaba semanas en el coche “por-si-acaso”.Las contracciones ya habían empezado. Mi marido bajó a la calle a por el coche que estaba muy cerca aparcado (los últimos días ya no lo dejaba en el parking, sino lo mas cerca posible de nuestra calle por si había una urgencia) en los apenas 50 pasos que tuve que dar hasta el coche desde casa, me tuve que parar por la intensidad de las contracciones, nos montamos en el coche, pero aún no sabíamos a donde íbamos, si al centro de salud o directo a Jarrio, hubo un poco de discusión, pero como conducía el, tomó la autopista hacia Jarrio.


Volví a llamar al hospital para avisar de que estábamos ya en camino, y a Elvira para que no me esperase y no estuviese preocupada, que alivio, el día había llegado por fin y encima iba a ser Olivia quien atendiese mi parto.


Con Olivia había coincidido una de las veces que fui a hacer “monitores”, y aproveché entonces a presentarme y contarle mis ideas respecto al parto, mi experiencia anterior dando a luz en Irlanda, etc.…Una amiga mía ya me había hablado de ella, la había atendido en su ultimo parto allí mismo en Jarrio, y contaba maravillas de ella, me di cuenta enseguida de lo buena que era cuando me hizo el tacto, fue tan suave que casi no me di cuenta.


Estaba muy contenta pero tenia varios sentimientos mezclados: quería haber pasado por el centro de Salud a que me confirmasen que el bebe estaba bien y quedarme así del todo tranquila; algo de miedo y ansiedad (la carretera estaba casi completamente en obras), felicidad, responsabilidad, respeto y admiración por lo que se estaba desencadenando en mi cuerpo e iba a ocurrir irremediablemente. Quería además mantenerme concentrada, ya sabia lo que eran las contracciones por mi parto anterior y que la concentración y la respiración me iban a ayudar a pasar la siguiente 1,5 horas en el coche y así olvidarme un poco de la carretera hasta llegar al hospital. Las contracciones ya no me dejaban hablar cuando estábamos por Aviles (¡A los 15 minutos de dejar Gijón!)


Yo estaba bastante nerviosa por dentro, pero tuve que calmarme todo lo que pude, porque el viaje iba a llevar el mismo tiempo y contra eso no podía hacer nada, y por mi marido, que conducía.
Saber que Jarrio me esperaba me dio tranquilidad y no dudé de que si por el camino mi bebe quería nacer, iba a llamar de nuevo a Jarrio y que me mandasen una ambulancia allí donde estuviésemos. Nuestro viaje fue de película, conducíamos un coche con el volante a la derecha (irlandés), la carretera estaba completamente en obras, con la mayoría de los tramos con velocidad súper reducida, 40, 60 o 80 km/h, y además tramos de un solo carril para los dos sentidos teniendo que turnarse los coches para pasar, pero cuando llegamos a ese tramo, mi marido no freno y siguió adelante, el hombre que sujetaba el cartel de STOP, se quedo alucinado y nos empezó a perseguir, para que parásemos, cuando mi marido se paro a su lado, y el hombre vio que quien iba en el lugar del conductor, era una mujer embarazadísima y con cara de contracción, no dudó y gritó por el walkie-talkie-"detener el paso!! Una mujer a punto de parir, dejar PASOOO!! Y seguimos a toda mecha. De hecho (aunque no esta bien lo que hicimos), no teníamos otra opción, mi marido en varias ocasiones tuvo que adelantar el trafico por la derecha, o sea por el arcén, porque no podíamos ir a solo 40km/h (si hubiésemos seguido todas las señales de velocidad, etc., hubiese dado a luz en la carretera) todos nos dejaron paso (menos un camión), mi marido iba pitando y con las luces de emergencia puestas, y claro todos los coches flipando al pasar veían en la ventanilla a una mujer de parto y que encima iba en el lado del conductor, pude ver las caras de desconcierto, jajaja...
No se si el peor tramo de la carretera es llegando a Navia, hay que atravesar el pueblo con sus pasos de cebra, cedas el paso, etc.…, si hay trafico se hace normalmente un atasco, pero gracias a Dios no era hora punta y circulamos sin apenas detenernos.


Llegamos a Jarrio por fin, y eran tan seguidas las contracciones que no había descanso entre una y otra, ya no podía andar y pedí una silla de ruedas a mi marido que pretendía que caminase hasta la puerta de urgencias y eso que había dejado el coche delante. Fue entonces cuando el se percató de cómo estaba. Cuando pasé por el umbral de la puerta me puse a llorar como una magdalena, ¡Ya estaba allí! -¡Que alivio! ¡Cuanta tensión había acumulado sin darme cuenta!, El bedel que estaba buscando mi historial me dijo “no llores”, pero claro, el no sabia nada, en esos momentos casi prefería que nadie me dijese nada, pues no puedes contestar, estas en otra orbita, estas “trabajando” y eres la única que lo puede hacer, no lo puedes posponer y no se lo puedes dar a nadie que lo haga por ti.


Tanto Olivia como la auxiliar se presentaron al llegar y me fueron explicando lo que iban a hacer durante todo el tiempo que estuve con ellas. No me pude ni tumbar a que Olivia me hiciese el tacto y ver de cuanto estaba, me lo hizo de pie, y espero a que la contracción terminase, ya sabia que no iba a hacerme daño, y me dijo: esto va muy bien ya estas de 6cm!, no me lo podía creer yo le pedí la epidural, (no soy tan valiente como parece), el dolor era muy intenso y estaba que no me tenia en pie sola pero me dijo que no la necesitaba y además no daba tiempo, que Mara iba a nacer de un momento a otro,...y tenia razón en 10 minutos dilate completamente, pase de 6 a 10cm en 10 minutos!!, ni yo me lo podía creer, en mi anterior parto había tardado 24 horas en dilatar completamente, y del agote que tenia pedí epidural para poder tener fuerzas para empujar.


Olivia en todo momento me dio paz y me decía que yo podía, entre contracción y contracción, le contaba mi miedo, pues mi parto anterior había sido algo diferente y mi error en esos momentos fue pensar que seria parecido al primero, las ideas preconcebidas no ayudan nada, porque tu mente tiene que estar de tu lado en el momento del parto y libre para aceptar lo que venga (bueno, malo, nuevo, diferente...).Aun así, me costo aceptar que iba a empujar a pelo, físicamente no me encontraba tan en forma como 2 años antes con mi primera hija y llegue a dudar de si podría hacerlo.


Olivia me invito a ir a la sala de partos o a quedarme en la habitación donde estaba y dar a luz allí, pero yo tumbada no podía, mi barrigona me impedía hacer casi cualquier movimiento de tronco para abajo, y la cama me parecía demasiado alta para encaramarme a ella y no me sentía bien allí, prefería la silla de partos.


Pasamos a la puerta de enfrente despacísimo, pues tenía que ir agarrada a Olivia sino me caía al suelo, no tenía casi fuerzas y las contracciones seguían siendo muy fuertes alguna ya de empujar.
Entramos en la sala de partos Olivia, la auxiliar, mi marido y yo, lo prepararon todo, pero yo no me atrevía a subirme a la silla de partos, me parecía muy aparatosa, a si que apoye el culo en el borde y me mantuve así unos minutos durante varias contracciones pensando (soñando) que podría quedarme así y dar a luz de cuclillas (ya que iba a ser natural, pues con una postura natural y sin ayuda de nada mas),…pero después de un ratito las piernas ya no me sostenían y me puse en la “silla”, que alivio, se adapto a mi cuerpo e inclinación y me encontraba muy cómoda y bien sujeta, las piernas apoyadas y descansando, sin tener que soportar mi peso (sufrí ciática durante el embarazo y mis piernas no estaban todo lo fuertes que hubiese deseado).


La matrona se puso debajo de mis piernas, la auxiliar me ponía paños húmedos en la cara y me daba aire con un abanico que tienen allí para eso. Al ver a Olivia “a mis pies” me dio reparo, y pensé ¡que vergüenza!, que buena, cuanta delicadeza, amor, y sensibilidad ponía en todo aquello y yo ¿que le daba a cambio? no podía pagarla, pero, cuanto vale, la delicadeza, el cariño, el respeto, el saber ponerse en la piel del otro?? ... por eso, mi paga es llevarla siempre en mi corazón y contarle a mi hija Mara como nació y quien la cogió la primera en brazos y me la entrego a mí,...
Empujar llevo mas tiempo de lo que pensábamos. Estuve una hora con contracciones y empujando, Olivia masajeaba y presionaba el perineo para ayudar la elasticidad. Unas cuantas veces empuje mal, haciendo fuerza con la cara y el cuello, y se me puso toda la cara llena de puntitos rojos, se me habían roto los capilares.


Al fin, Olivia, viendo que no había avances y que Mara estaba un poco atascada, y no acababa de rasgar naturalmente, me pregunto si quería que la ayudásemos a salir con una pequeña corte que no iba a suponer mas que uno o dos puntos de lo pequeño que la iba a hacer, y decidí que si que era lo mejor. Yo estaba agotada de empujar, cada vez que empujaba lo hacia con todas mis fuerzas y aun así, Mara no conseguía pasar. En cuanto me corto un poco, y con la siguiente contracción y empujón, Mara asomo la cabeza, y después empujando un poco mas seguido ya sin contracción salio el resto de su cuerpo, por eso se que era muy pequeña la ‘epi’.


Cogió a Mara en sus manos, la auxiliar me ayudo a subirme el camisón y me la puso sobre el pecho, sin ropa, piel con piel, y ella levanto su cabecita y busco mi pecho, como bamboleaba la cabeza parecía que miraba todo a su alrededor, hasta que la coloque para que mamase, así como estábamos tumbadas una sobre la otra, para entonces habían vuelto a inclinar la “silla” en posición mas horizontal. Mara tenía los dedos muy largos y las uñas como si acabase de venir de la manicura, perfectas.
Seguía unida a mi por el cordón umbilical, Olivia pregunto a mi marido si quería cortarlo, y el que no le gusta nada la sangre, rechazo la invitación, espero un rato a cortarlo, y luego en cuanto expulse la placenta, me cosió los puntos, mientras yo disfrutaba de Mara y Mara de mi, de nuestro olor, de su suave piel, de la paz de su carita y de su mirada, de la maravilla de la vida.
La pediatra se acerco a nosotras y examino a Mara observándola y tocándola para ver sus reflejos, etc. Pero no se la llevaron inmediatamente, dejaron que disfrutásemos y estableciésemos ese “bonding” lazo entre madre e hija.


Después de tenerla bastante tiempo (no recuerdo cuanto) me dijeron que la iban a limpiar aun poco y medir y pesar en la sala de al lado. Acepte pero dije que no quería que la lavasen, que la quería así como estaba con su vermix y su olor, Olivia comprendió perfectamente y además solo la envolvió en una sabana de algodón 100%, pues me dijo que no le gustaba que los recién nacidos estuviesen en contacto con las mantas acrílicas que solían ponerles. Me la devolvieron enseguida y al pecho otra vez, era muy larga 54,5cm. y 3.700kg.


Mara nació a las 12.52 del mediodía, y había comenzado las contracciones a las 10.15 de la mañana, había sido todo rapidísimo y emocionante.
Cuando termino de coserme, volvimos a la habitación anterior (dilatación), y esperamos hasta que lo organizo todo para poder estar completamente solos en una habitación doble de la planta, fue un detalle por su parte.


Nos fuimos a la habitación sobre las 3 de la tarde, y recuerdo que Olivia bromeo, diciendo que todo había ido tan bien y tan rápido que no me había saltado ninguna comida, había desayunado esa mañana, había tenido tiempo para parir y encima había llegado a tiempo para comer, a si que me sirvieron la bandeja que devoré en un santiamén, todo me supo a gloria, no deje ni una miga.
Esto fue el miércoles, y hasta el viernes por la mañana no quise que bañasen a Mara. Y no hubo ningún problema, las enfermeras y las matronas que me atendieron a mí y a Mara, me lo preguntaban todo, nunca hicieron nada sin informarme antes. Me dieron mucho apoyo con la lactancia, con las posturas, e incluso podía volver al hospital o llamar por teléfono si tenia cualquier duda en el futuro sobre la lactancia.


Me explicaron que no iba a recibir la típica canastilla que se da en los otros hospitales, y las razones eran que esas canastillas (cajas) están financiadas por empresas de alimentación infantil y accesorios, y que son publicidad y eso va en contra de las directrices de la OMS respecto a la lactancia materna y a la publicidad en los hospitales (más o menos).


A mi no me colocaron biberones en la cuna, no se la llevaron al “nido” nunca, yo dormí y estuve con ella todo el rato hasta cuando la bañaron el día que nos fuimos.


Un mal parto puede ser traumático, pero un buen parto,....te cambia la vida, te mejora, te hace mejor persona.
Kathy