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Nacimientos de Paula y Daniela. Murcia (2004) y Beniarbeig (2007).

"Mi pequeña y yo nos hemos aprendido a amar con el tiempo, aunque me costo mucho conectarme con ella, me sentía maltratada, herida, cansada…"


NACIMIENTO DE PAULA (23/07/04)- Hospital público de la Arrixaca, Murcia:
Me quede embarazada inesperadamente de Paula cuando tenía 27 años. No fue planificado, aunque desde que me enteré empecé a amarla. En la semana 8 más o menos tuve un pequeño sangrado tras una relación sexual con mi marido. Si tuviera que darle un nombre a este embarazo le llamaría MIEDO. El miedo me llevo a dejarme manipular y salirme de mi misma. El miedo me llevo a considerarme una enferma incapaz de poder gestar y traer al mundo una vida. No ayudo mucho mi ginecólogo que se reía cada vez que yo le hacia una pregunta, haciéndome sentir una ignorante, cuando lo que tenia que haber sentido es que estaba en manos de un incompetente total.


Me aconsejaron hacerme una ecografía tras ese pequeño sangrado, y la recuerdo porque me dolió muchísimo. Me la hicieron exterior y como no se veía, el ecógrafo apretaba con todas sus fuerzas, hasta hacerme gritar.


Esa noche me desperté con un charco de sangre entre mis piernas y en las sabanas y me fui a la Arrixaca, hospital publico de Murcia. Nada mas llegar me dijeron que me iban a legrar… cuando yo les dije que la tarde anterior había visto al feto vivo entonces decidieron hacerme una ecografía antes de legrar.
Mi pequeña luchadora estaba viva, aunque rodeada de un hematoma que me tuvo postrada en una cama durante tres meses, a pesar de que me quitaron toda esperanza de vida.


Llegue a la semana 38 tras el hecho que os he contado y una diabetes gestacional. Fui a la consulta del ginecólogo, me miro las aguas y me dijo, mañana estoy de guardia, mañana pares, y me ingresó. Por supuesto esa noche no me puse de parto (no entendí que quería inducirme el parto) pero no me libre de la prueba de la oxitocina a la mañana siguiente, aunque me negué y me cruce de brazos pidiendo que me explicaran en que consistía esa prueba y para que servia. No pude hacer nada, me trataron como una niña mimada y me pincharon la vía y me metieron la oxitocina si o si y encima, a pesar de que creía que me estallaban los riñones no podían desconectarme “por que no han llegado los médicos para dar el visto bueno a la prueba, están desayunando”. Esa misma tarde pedí el alta voluntaria. Cuando fui a ver de nuevo al ginecólogo de marras, estaba indignadísimo, él que se había ofrecido a asistirme el parto (mediante inducción) y yo lo había rechazado. Me dijo que sus hijos estaban vivos, que yo era responsable de los míos, y que si nacía muerta o mal era mi problema… se incrementaba mi miedo… no fui capaz de culpar a nadie mas (a pesar de toda su incompetencia) de pequeña me enseñaron muy bien a culparme solo a mi.


A la semana 40 + 2 me puse de parto en mi casa, y cuando ya eran muy seguidas Daniel y yo volvimos a la Arrixaca (el ser humano siempre tropieza mas de una vez en la misma piedra).
Nada mas llegar (serian las 4 de la mañana), la matrona de guardia me dijo que la había despertado, a lo que le conteste que si quería me iba y volvía cuando le viniera bien a su usía. Va y me dice que me suba al potro que me va a mirar las aguas, cuando yo le dije si era estrictamente necesario, me miro con una cara de asco que me cerró el pico. Menos mal que llego un compañero suyo a decirle no-se-que-de-la-comida-del-dia-siguiente, y se le pasó el empeño de mirármelas… me dijo “bah, para qué si ya estas de parto”. Me metió para dilatación y me llevé un completo, por mas que intenté que no lo hicieran (me había pasado el día anterior en el baño). Nadie me quito mi enema y mi rasurado. Lo bueno del enema es que fue la excusa perfecta para dilatar sentada en el water. Mi propio cuerpo me llevo a seguir mi instinto, aunque yo no sabía escucharlo.


Después la matrona me dijo que era mucho mejor que me pusiera la epidural. Yo la escuché, y me pincharon dos veces en la espalda. La primera vez me pincharon mal, y la segunda también, porque aquello no me hizo efecto. Todo el rato insistiendo en que me tumbara y yo con mis goteros en el water. Claro, me tenían que tumbar, así que me rompieron las bolsas y la matrona me metió la mano (una de tantas) y me bajó al bebe. Entonces se puso a gritar “parto, parto”, y según me llevaban a paritorio, empecé a ver gente y más gente entrar. Además de mi marido, madre y padre (se me ha olvidado deciros que decidí ir a este hospital porque mi madre y padre trabajan allí y eso me daba confianza JEJEJ) entraron como unos 10 estudiantes además de la matrona. Yo les dije que creía que había demasiada gente y la matrona me contestó: “Es que no sabes que esto es un hospital Universitario?? Si no te gusta, ya sabes!”. Mi parto fue una clase de enfermería, una estudiante lo hacia todo bajo la supervisión de la matrona. Me cortó y entonces la matrona le increpó; ese es el corte que le has hecho?? Esto es un corte.. y me volvió a cortar (con el corte que me hicieron uno detrás del otro hubiera podido pasar hasta la cabeza de un elefante). Luego me dicen que empuje, cosa que yo hice con todas mis fuerzas… no grites, que se te quitan las fuerzas para empujar……. Y nació mi pequeña, y me la pusieron encima dos segundos, sin su cordón, y esos segundos fueron increíbles, y su mirada me enamoró para siempre. Me la quitaron y entonces esperaron y esperaron una placenta que no venia, y me empujaron, tiraron del cordón, me gritaron, se me subieron encima, y me hicieron padecer un dolor mayor que el del parto. Cada estudiante hacia algo, hasta que me rompieron el cordón y empecé a desangrarme, y comencé a dormirme, y veía a mi marido, Daniel, con gotas de sangre en las gafas, cogiéndome muy fuerte la mano. Llamaron al anestesista, que no quería venir, aunque seria el único, porque lo último que vi antes de que viniera a la fuerza es que seguramente echaron a mi madre, padre y marido, porque no había sitio para un alma más. El camarote de los hermanos Marx es pura anécdota con lo que se convirtió aquello. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en reanimación, y que me pusieran a mi pequeña al pecho, que me dijeran, si duele es porque se te ha enganchado bien y una enfermera muy estúpida que sacándome sangre me dijo que me iban a hacer una transfusión porque había perdido muchísima sangre (no me la hicieron, me negué). Me la quitaban cuando querían para bañarla, darle suero o manipularla. Yo me quejaba y todo el mundo a mí alrededor me decía, es duro, pero es que esto es así. Me comporte como un borrego más de la manada.


Mi pequeña y yo nos hemos aprendido a amar con el tiempo, aunque me costo mucho conectarme con ella, me sentía maltratada, herida, cansada… la adoro y gracias a ella y a nuestra experiencia empecé a escuchar mi cuerpo, mis instintos y a actuar en consecuencia. Lástima que por aquel entonces me faltaran tanta maduración y conocimiento.


NACIMIENTO DE DANIELA (22/03/2007) Maternidad Acuario:
Cuando Paula cumplió dos años me volví a quedar embarazada, me daba pánico pensar en el parto, y no me di cuenta del trauma que quedó del anterior hasta ese momento. Recibí providencialmente la felicitación con el video de EPEN, y mientras lo miraba, Daniel me dijo, prueba, prueba a buscar tu camino, no tenemos porque conformarnos con lo de siempre.


Recurrí a EPEN, buscando otra opción a la violencia, a la deshumanización, al maltrato, a un nacimiento injusto. Todo el mundo me dio muchísima información y opte por Acuario. Hice el curso de preparación y supe que ese era el lugar donde quería recibir a Daniela. Unos días antes me fui a una casita cerca de la clínica, con la madrina de Daniela y Paula. Daniel trabajaba y venia por las noches, y fueron unos días increíbles, especiales. Llegó el día, de madrugada (sobre las 2 de la madrugada ya tenia síntomas), pero las fuertes vinieron a partir de las 4. Le dije a Daniel que estaba de parto y que lo avisaría cuando ya llevara un rato. A las 7 de la mañana él mismo insistió en llevarme a Acuario. Yo pensaba… me van a decir que me vaya a dar un paseo… debo estar Súper verde! Allí me recibió Cari, sorprendida porque no me esperaba, no se me había ocurrido avisarla, ni llamar, ni nada. Me metió directamente a paritorio, me sentó en un balancín y tranquilamente, sin prisas me puso un monitor externo, que me quito pronto cuando vio que todo estaba bien, mientras miraba mi ficha y comprobaba los datos. Por supuesto tuve toda la libertad de movimientos que quise, en una habitación totalmente ambientada, en penumbra, con Daniel sentado tranquilamente y mirándome sin decir nada, apoyándome con su mirada. Entonces Cari me pidió permiso para hacerme un tacto, que fue completamente diferente a los que me habían hecho en mi anterior parto, y para mi sorpresa ya estaba de 7cm!!!!


Me puse a cuatro patas apoyada en un cojín grandísimo en forma de cubo que hay encima de la cama y empecé a mover mis caderas de un lado a otro; cuando los dolores ya eran muy intensos le pedí a Cari que me pusiera la bañera; tenía la sensación de que ya no podía mucho más. Cari me pregunto si tenia miedo, a qué le tenia miedo. Y yo estaba aterrada, por primera vez en toda mi vida me estaba dejando llevar, además ya tenia una hija y no sabia como era un expulsivo, con el pedazo de raja no había podido sentirlo; el perder el control de mi misma era una sensación desconocida hasta ese momento y necesitaba aclimatarme. Entonces me metí en la bañera, y apareció Enrique con una gran sonrisa saludándome por mi nombre y animándome… y escondida detrás de la bañera estaba Noelia, una auxiliar que se quedaba cuando Cari y Enrique no estaban y de la que yo apenas supe de su presencia, porque aunque todos entraban y salían lo hacían tan sigilosamente que no rompían mi estado de “colocación”. Del que si que me acuerdo es de Daniel, sentado siempre enfrente de mi y de su contacto cada vez que yo lo necesitaba sin ni siquiera pedírselo verbalmente. Entonces sentí ganas de apretar y entró Enrique con Cari. Me dijo: “Que bien, has perdido el miedo”….. y empujé con todas mis fuerzas dentro de la bañera. Sonriéndome y mirándome fijamente a los ojos Enrique me dijo: “tres mas como este y Daniela esta fuera” –“De verdad??” “De verdad”. Daniel apoyó su gran cuerpo contra mis hombros y casi pude sentir que éramos uno. Uno pujo más, y otro… y ahí estaba su cabecita, entre mis piernas, entrando de agua a agua, saludando al mundo. Enrique y Cari me animaron muchísimo, me jalearon e hicieron salir de mi toda la fuerza que yo ya tenia, pero que hasta entonces no había escuchado y la deje salir. Cogí a mi bebe de las axilas y la coloqué sobre mi pecho y en ese momento me sentí realizada, triunfante, fuerte y tremendamente agradecida a mi cuerpo y a todos los que me rodeaban y habían confiado en mí (8:45). Daniel cortó el cordón cuando dejo de latir y esperamos a la placenta, que como la vez anterior no quiso salir.


Esperamos y esperamos, pusimos a Daniela al pecho, empujé, me ayudaron a empujar, pero no salía. Enrique me explico que como la vez anterior me la tenían que quitar manualmente, se había quedado enganchada. Pero se equivocó, no fue como la vez anterior, fue muchísimo mejor, mucho más respetado y mi actitud y la suya completamente diferente y además lo hicieron mucho más rápido. En unos 10 minutos ya estaba con mis dos hijas oliéndolas y sintiéndome la persona más feliz del universo.


En estos momentos sigo con LM y guiándome mas por mi instinto que por lo que oigo a mi alrededor (que suele ser lo contrario)… y creo que no nos va nada mal!