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Nacida en el puro puro gozo. El parto de Serena.

Aho a todos mis seres queridos!

Decido compartir con todos vosotros la historia tan especial del parto de Serena, ya veréis vosotros mismos por qué, al terminar de leer este relato. Os pido simplemente algo de paciencia al leerme ya que una experiencia tan rica en significados, por mucho que yo intente resumirla, resulta prácticamente imposible hacerlo.

Para empezar, soy madre de tres hijos, todos nacidos o en casa (Lancelot y Serena) o en agua (Inanna, mi primogénita, que nació en la casa de nacimientos Migjorn, Catalunya). Es decir, fuera del ámbito hospitalario. Tres partos, absolutamente únicos e incomparables entre sí. No obstante, a medida que pasan los días, tengo cada vez más la impresión que precisamente el parto de Serena ha sido el más rico en regalos de todos los tres; del parto de Inanna recuerdo cierta lentitud rozando con la dificultad y el cansancio, Lancelot, todo lo contrario, vino al mundo de una forma fulminante, casi ni nos enteramos y ya estaba aquí...mientras que la experiencia con Serenita ha sido una iniciación en toda regla.

Un parto alquímico

Alguien un día dijo que los mayores logros son aquellos que derivan de la transformación profunda del sufrimiento en gozo y yo comparto esta idea. La materia prima alquímica, el plomo, requiere un largo proceso para ser transformado en la luz dorada de la consciencia donde no hay miedo alguno, sino todo es pura paz y armonía.

Ésta ha sido nuestra experiencia con respecto al parto de Serena. Cada fase que iré relatando, la podréis compaginar con las fotos del álbum que he adjuntado, donde cada foto lleva una breve descripción del momento cuando fue tomada. Asimismo he adjuntado dos vídeos para comprobar que SÍ ES POSIBLE salir de la programación patriarcal de "parirás con dolor" para llegar al anhelado "parirás con placer". En este sentido, el parto de Serena es nuestra contribución a la sanación colectiva de este patrón.

Me puse de parto el día 2 de enero por la noche, a eso de las diez. Cabe mencionar que ocurrió al cabo de una tarde densa en la cual no me encontraba bien debido a un catarro que afloraba y empecé a tener fiebre. Al acostarme recé que no fuera justo ésa la noche en cuestión, pero, pasó y no me quedó otra que entregarme al proceso. Pasamos una noche tranquila, con contracciones lo suficientemente fuertes y seguidas para no poder ya dormir, pero no molestas realmente.

A las siete me levanté, preparé el salón de mi casa para el parto y llamé a nuestra comadrona, Angelika Bucholz, el ángel que ya me atendió en el parto de Lancelot.

A partir de ahí empezó una jornada realmente espectacular y sumamente gozosa, con un tiempo que nos acompañó plenamente...un calor casi de verano que nos permitió dar un paseo a primera hora de la tarde...además cociné para todos y encaraba las contracciones con el canto y al son del monocordio. Realmente recuerdo haber cantado todo el día, sentada delante de la cristalera y acompañada por ese sol tan hermoso...las contracciones eran fuertes pero no me dolían ya que conseguía alquimizarlas al instante a través del canto.

A las cuatro de la tarde estaba dilatada de ocho centímetros y vino la tarde y yo seguía con el canto acompañada por mi pareja, una hermana del alma, Leticia, mi madre y mi hija que iba y venía...

A las ocho, en un tacto, Angelika vio que desde las cuatro ya no se había movido nada, a pesar de las contracciones cada vez más fuertes y más seguidas, se había parado la dilatación. Mirando más a fondo, descubrimos que la cabecita de la bebé estaba atravesada sobre el cuello del útero y para poder empezar a descender por el canal del parto, debía girar unos noventa grados...

Noventa grados...el ángulo recto que en la astrología configura el aspecto de cuadratura entre dos planetas... Y efectivamente, mirando la posición de los astros para ese momento, ahí estaba Saturno cuadrando a la Luna, impidiendo la manifestación fluida del aspecto lunar... La Luna, que rige la maternidad con todos sus procesos estaba siendo bloqueada por Saturno...y el parto no avanzaba...aparentemente, debido a un bloqueo de naturaleza física. ¡Qué momento tan típico de entrar en "fibrilación", panicarse o empezar a tener miedo...pero nuestra historia tiene una continuación diferente...

Angelika sabe un montón...es una conocedora del antiguo y casi olvidado arte de lo femenino, en todos sus matices y vertientes; ella combina la antigua sabiduría con la nueva, trabajando con las pasturas, los masajes pero a la vez con homeopatía, kinesiología, presopuntura...su arsenal es impresionante y a la vez tan inmensamente sencillo, tan amoroso...¿cómo tener miedo en unas manos así?

Como media hora después del inicio de esta nueva fase del parto, donde ya no cantaba, pero seguía utilizando el sonido para canalizar las contracciones, tuve que salir un momento al baño...y al volver, algo literalmente me atravesó...entró en mí una energía tan densa que el frío que traía de repente me invadió de tal manera que no podía controlar los temblores del cuerpo. Me volví a echar al colchón, pálida como la cera y suplicando que me tapasen...el frío era horroroso...y entonces lo vi: a través de nosotras dos, la bebé y yo, se manifestó algo, como un abismo sin fondo, un dolor colectivo de unas proporciones mitológicas; viví en mi propia carne tanto y tanto sufrimiento, de gente muerta en condiciones extremas, los campos de trabajo forzado de Siberia, pánico, miedo, hambre, enfermedad, desesperación... El día siguiente, una vez que todo pasó, Angelika me dijo que en aquel momento estuvo a punto de subirnos al coche y llevarnos al hospital porque los latidos de corazón de la niña se habían también disparado...Y en ese infierno, de repente, sin sentir a continuación ningún tipo de miedo a mi propio proceso, conseguí conectar con una aceptación tan grande que no deseé cambiar ni un ápice de la experiencia que estaba viviendo...y que os aseguro, es lo último que una mujer que está dando a luz quiere vivir y experimentar. Empecé a hablar, compartiendo mi experiencia, lo que estaba viviendo... Improvisamos una verdadera ceremonia chamánica, yo de todas maneras, después de 23 horas de parto y una noche sin dormir, estaba en estado amplificado de consciencia y desde ahí pude ver cuántos seres, encarnados y también desencarnados, estaban presentes en nuestro proceso apoyándonos desde lejos...Vi y escuché a los viejos tocar los tambores alrededor de la hoguera, me volvieron las enseñanzas de la Madre Ayahuasca y desde ese lugar comprendí, una vez más, que lo que se disfrazaba de un bloqueo físico, en realidad era un obstáculo energético, una energía emocional densa que se quería hacer ver para ser disuelta y reenviada su forma original, que es pura luz. Entre todos conectamos con el perdón y el amor incondicional, abrazando a todos esos seres sufrientes presentes en la visión; al son de un espléndido Kyrie Eleison nos damos las manos, conectamos, lloramos, perdonamos y soltamos...todo este proceso nos llevó como una hora más...y al final, Angelika comprobó que la niña ya estaba posicionada correctamente para poder finalmente nacer.

A partir de ahí el parto retomó su dinámica normal, con contracciones seguidas y fuertes que seguí canalizando a través del sonido, para que finalmente ella naciera a las 00h52, el día 4, después de un expulsivo de apenas cinco minutos. Ella y yo salimos ilesas del parto, sin un rasguño...todo esto, fruto de la confianza, la fe inquebrantable, el amor, y la aplicación "in situ" de tantas y tantas herramientas que a estas alturas todos tenemos. Una vez más se comprueba que ahí es donde hay que usarlas, en la vida real, en las situaciones de carne y hueso y no sólo en retiros de fin de semana o talleres varios. La elección nos pertenece en todo momento; en este caso, haber elegido el miedo nos habría llevado al hospital y a una inminente cesárea, mientras que elegir el amor, entre todos, nos permitió experimentar estos resultados y además, a mí, personalmente, afianzarme en mi propio poder de DADORA DE VIDA que es mío y no es cedible a otros, ni siquiera en los momentos más críticos. Confiar en la vida y dejarse atravesar por Ella; Ella YA TIENE SU PLAN DE AMOR...PERO DE NOSOTROS DEPENDE ACEPTARLO!

Este relato pretende ser también una invitación a reflexionar, para todas las mujeres, acerca de nuestra capacidad de dar a luz y acerca de nuestro poder; como bien dice el dr. Stanislav Grof, padre de la respiración holotrópica, entre muchas otras cosas, la clave para llegar a experimentar un estado de paz y armonía planetaria es empezar a alumbrar generaciones y generaciones de niños y niñas nacidas en el puro gozo, que lleguen al mundo sin miedo, sin intervenciones agresivas, sin maniobras que hacen de todo menos respetar el amor... Y eso depende de nosotras, las mujeres...permitirlo dentro de nuestro cuerpo y experimentarlo en la forma en que damos luz a nuestros propios hijos. Una responsabilidad muy grande pero también un gozo infinito!

Bienvenida Serena y gracias a todos, una vez más!

Fotos del parto de Serena

Vídeo sobre como Mona iba canalizando las contracciones a través del canto, ya llegando al final de la dilatación, con 8cm.