Mi experiencia dando a luz en el Hospital HM Montepríncipe
Mi experiencia dando a luz en el Hospital HM Montepríncipe tuvo un carácter agridulce. Empezó todo cuando sobre las 23 horas, estando en casa (vivo a 40 kms del hospital), empecé a tener contracciones. Como eran seguidas decidimos ir al hospital para ver que todo estuviera bien, pensando que en un rato volveríamos a casa.
Llegamos al hospital, a Urgencias, y la doctora que me atiende ve que estoy dilatada de 1 cm solamente así que me pone en monitores y justo en ese momento la llaman a quirófano por lo que nos deja solos en la sala durante 2 horas. En ese tiempo las contracciones eran cada vez más intensas, hasta el punto que no paraba de vomitar en una papelera que por suerte había en la habitación. Mi marido fue al puesto de control a por una botella de agua porque nadie aparecía por allí y yo me estaba deshidratando. Cuando la doctora vuelve, me dice que las contracciones deberían ser el doble de intensas que las que estaba teniendo, por lo que quiere que me vaya a casa a ducharme tranquilamente o a intentar dormir. Le digo que cómo voy a hacer eso, tengo un dolor insoportable como para hacer nada, y finalmente acaba ingresándome pero con el aviso de que por la mañana me daría de alta ya que no estaba de parto.
Subo a la habitación, la matrona me dice que no he dilado, me doy una ducha y me pone un medicamente a través de la vía para "relajarme". En ningún momento me dicen qué es. Ya son las 6.30 de la mañana y el dolor sigue intensificándose, por lo que la matrona me pregunta que si estoy para epidural, pero que si decido ponérmela tendrá que inducirme el parto. Le digo que sí, que quiero ponérmela mientras me siento fatal porque todo el mundo me trata como una cría que no aguanta unas contracciones que no son de parto. Al volver a la habitación, me toca y... sorpresa, estoy dilatada de 4 centímetros. Me dice la matrona que con razón me quejaba....
Me ponen oxitocina pero al tener la epidural tengo un descanso de 2 horas que el cuerpo agradece, pero pasado ese tiempo vuelve el dolor. Como el anestesista me dijo que después se podría ir aumentando la dosis de la epidural, llamo a las enfermeras para que le avisen. Durante 2 horas llamé 5 veces para que le avisaran. Nadie vino. Ni siquiera a ver si había dilatado más. Increíble que en 4horas nadie se pasara a ver que tal iba. Finalmente aparece la anestesista para pedirme disculpas, que hubo un error de comunicación y nadie le avisó. Por fin miran a ver si había dilatado y estoy de 10 centímetros, por lo que me rompen la bolsa. Me ponen otra bolsa de oxitocina porque las contracciones no aparecen muy fuertes en la máquina.
Después de un rato vienen una o dos ginecóloga y la matrona, quieren ver como empujo pero la niña está muy arriba. Empujo y aunque baja vuelve a subir. Lo intentamos varias veces y de diferentes posturas, pero finalmente me dicen que me dan una hora para que baje, si no tendría que hacerme cesárea. Me duele muchísimo pero me dicen que no pueden ponerme nada más de medicación, que no me va a hacer efecto y que qué me pensaba que era parir, que parir duele. Otra vez más infantilizando mi dolor.
En esa hora me dejan sola en la habitación con mi marido. Las indicaciones era que cuando viniera la contracción empujara pero veíamos que las pulsaciones de la bebé se estaban disparando, por lo que vino una enfermera a decirme que no empujara, que la niña tenía que relajarse. Pero eso ya, a estas alturas, era imposible. La única manera de manejar el dolor era empujando. Por lo que cuando vinieron a llevarme a cesárea, la niña ya había bajado lo suficiente y corriendo me llevaron a paritorio. Una vez allí todo fue rapidísimo, tanto que casi no da tiempo a que entrara el padre. Fueron menos de 5 minutos de expulsivo.
Una de las cosas que más me preocupaba antes del parto fue que se dejaran un trozo de placenta dentro, pues había leído mucho sobre los riesgos que conllevaba. Pues al sacar la placenta una de las chicas dijo "bueno, pues ya está", a lo que la otra chica ginecóloga le indicó que ya está no, que había que comprobarlo muy bien. Al oír eso me quedé tranquila, la verdad.
A partir de ahí todo fue bastante bien, la habitación era comida, la comida genial.... lo único que al decidir que quería lactancia artificial, la matrona fue muy estricta con las cantidades, por lo que mi hija no paraba de llorar (sobre todo por las noches) porque tenía hambre.
Me dieron el alta, y a pesar de que tendría que haberme citado 15 días después de la revisión, mi ginecólogo no tenía citas hasta un mes y medio después, por lo que mi médico de cabecera me insistió en que pidiera cita aunque fuera con otro ginecólogo para que me hicieran una revisión. Lo hago. Y cuando voy a consulta... ¡sorpresa! Tengo un trozo de placenta dentro de unos 2 centímetros.
Me indigna y me cabrea que a día de hoy sigan pasando estas cosas. Me explica la ginecóloga que tengo que tomarme pastillas anticonceptivas para ver si sale ese trozo de placenta, si no tendrán que intervenirme. Así que durante 2 meses estoy con esas pastillas y por suerte se fue casi todo. Ya solo quedan 2 milímetros de placenta dentro.
En resumen, estoy contenta porque tanto mi bebé como yo podemos decir que estamos bien y eso, al final, es lo que importa. Pero no puedo decir que ha sido una experiencia maravillosa porque no lo fue. Había leído en muchos libros y vídeos que el personal estaba muy concienciado sobre los partos respetuosos y el trato hacía la madre gestante y yo sinceramente me sentí como una niña a la que nadie cree. Me dio la sensación de que están saturados, pero el estar 4 o 5 horas sin ver si has dilatado o no, me parece increíble, incluso peligroso. Si el problema es falta de personal, ojalá tome medidas el hospital para solucionarlo, y las futuras madres que vayan a dar a luz tengan una buena experiencia, ya que es un día único en la vida.