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Lactancia Materna, mis dos experiencias

Hola, soy Laura, mamá de una peque de tres años, Yaiza, y un bebe de casi 8 meses, Diego. Los dos embarazos fueron seguidos en el mismo hospital (la Paz de Madrid) y también nacieron en el mismo centro. Y los dos tuvieron lactancia materna. Pero las dos experiencias no empezaron igual... La mayor nació hace 3 años por una cesárea de urgencia, al ser urgente no dejaron que el papá estuviera conmigo y la recuperación la tuve que hacer sola mientras él se quedaba con ella. Tuvieron que darle biberones con leche de prematuro porque vomitaba todo lo que le daban, y hacerle varios lavados de estómago. La experiencia de mi marido no fue buena, las enfermeras/auxiliares le trataban como si fuera inútil, y a pesar de decir que queríamos hacer piel con piel no le dejaban ni siquiera que fuera él quien le diera los biberones... Esta visión rancia y antigua de que los padres no saben como tratar a sus hijos. Cuando por fin me subieron a la habitación, en lugar de ver a mi hija, tuve que ver como el personal del hospital echaba la bronca a mi pareja porque la niña no se había tomado el biberón... Primero tráeme a mi hija, que no he podido verla más que 5 minutos desde que nació. Segundo, antes de echar bronca a nadie, preocúpate de hacer caso a sus llamadas, y si no has podido atenderlas pide disculpas, no viertas tu propia culpa en un padre primerizo, que se ha enfrentado solo a su primera noche de paternidad, sin manual de instrucciones ni compañía, sin poder ponerse en contacto con la madre, sin saber cómo estaba después de haber pasado por una cirugía importante. En fin... No fue el reencuentro que me esperaba, pero después de ese primer mal momento me trajeron a mi pequeña, pude comprobar con mis propios ojos que estaba bien y disfrutarla. El tema de la lactancia fue muy caótico. Primero me decían que tenía poco calostro, que le diera biberon, venían y me apretujaban el pezón como si fuera cualquier cosa, y encima para decirme que "con esos pezones para dentro y el poco calostro iba a ser muy difícil..." Yo no me achante y me decidí a triunfar con mi lactancia. El día que me dio la subida de leche había sido un día con mucha visita, de esos que agotan física y mentalmente, tanto a mi como a la pequeña. A la hora de la cena el papá se bajo a comer algo y nos quedamos las dos solas. Mi pobre niña no dejaba de llorar, la cambie el pañal, la acune, la intente poner en el pecho... Nada la calmaba... Llame a enfermeria, su respuesta se me quedo grabada: "Esta niña tiene hambre, mañana te dan el alta, a ver como te la vas a apañar entonces". Mis hormonas me hacían llorar todas las tardes, sentirme inútil... Pero esa frase me rompió, lloré y lloré, y me agobié, me agobié muchísimo ¿Qué iba a hacer en casa? ¿No iba a ser capaz de estar con mi hija, de darla de comer? Mi pareja volvió, y no daba crédito... La noche fue larga, había una subida de leche tal que mis pechos eran como piedras ardientes, me dolía moverme, la niña era incapaz de chupar por lo duro que estaba. Primer turno de enfermería: ponte frío y calor antes de la toma. Cambio de turno: no te puedo dar lo del frio y calor. Cambio de turno otra vez: vete al sacaleches... Teníamos tal cacao que nunca sabíamos que teníamos que hacer, y siempre había alguien diciéndonos que hacíamos algo mal... Menos mal que existía y nos atendía el MATRÓN, Carlos se llamaba. Esa persona que cada vez que empezaba su turno pasaba a verte, te animaba, si llorabas te obligaba a tumbarte y a abrazar a tu niña para que el nivel de hormonas se regulará, que estaba contigo una hora si hacía falta enseñándote a vaciar manualmente el pecho para que no te doliera, que te decía "puedes insultarme, sé que esto duele, pero hay que romper las bolitas que se han hecho", y dolía, sí que dolía, pero aliviaba tanto a la vez... Ese profesional que te hace creer en que hay gente con vocación y empatía. A día de hoy le sigo recordando como la mejor persona que nos atendió en esa primera vez. La consecuencia de como nos trataron, es que cuando llegué a mi casa no confiaba en mi lactancia, pero ya en la tranquilidad de nuestro sitio, sin nadie que se interpusiera, poco a poco recuperé la confianza con la que empecé el embarazo, recordé las palabras de la matrona de la preparación, luche por nuestra lactancia y estuvimos con ella hasta el año y medio. Mi segundo parto fue en el mismo hospital. También me lo indujeron, rompí la bolsa, pero no tenía ni una contracción. Pasamos todo un día intentando de nuevo un parto natural; todo el personal que nos acompaño en ese día siempre pendientes e intentando ayudarme a conseguirlo, dándome ánimos y consejos para facilitarlo, explicándome en todo momento la situación... Cuando el ginecólogo me dijo que a su juicio el niño era demasiado grande para nacer por via vaginal, confíe en él, y volvimos a pasar por cesárea. Aunque esta vez ya no era de urgencia, y por otro lado habían cambiado la politica del hospital y se permitía que la pareja acompañará a la madre en la cirugía. Así que ahí estabamos, mi chico y yo, de la mano en el quirófano, y pudimos estar con nuestro pequeño desde que salió de mí. No nos separaron, estuvimos en la reanimación (o como se llame) juntos los 3. Mi pequeño a los minutos de nacer ya estaba enganchado a mi pecho, su instinto le enseño como tenía que hacerlo, y no había nadie que hiciera interferencias como la primera vez. Nadie. Los 3 solos, y a nadie echábamos de menos, salvo a su hermanita por supuesto. Sin necesitar que nadie nos dijera que "había" que hacer. Sólo 3 dias en el hospital, a diferencia de los 7 de la primera vez. Ningún vomito, ningún biberón, ninguna inflamación de pecho, ningún dolor. No sé si fue la experiencia que adquieres con un primer bebé, o quizá fue el hecho de saber que puedes hacerlo, el no necesitar que un "profesional" lo ratifique... Pero ahí estabamos mi pequeño Diego y yo volviendo a ser uno en cada toma. Quizás fue la actitud que llevas, sabes que puedes hacerlo, y da igual lo que digan alrededor. De esta segunda vez no tengo recuerdos negativos, la matrona que nos atendía en planta siempre nos decía que nuestro chico era su campeón de la planta, ya que en toda la planta era el único que estaba con lactancia materna exclusiva. Ahora que lo miro en perspectiva igual no era una coincidencia que fuera el único; igual el resto eran mamás primerizas que estaban pasando por lo mismo que pasé yo en julio de 2016... Creo que deberían revisarse los protocolos y las formas de interactuar con las nuevas familias. Se debería luchar para que esos profesionales que atienden a las madres recientes (llenas de hormonas, descolocadas, enamoradas, perdidas, asustadas...) se parecieran un poquito mas al matrón Carlos, e intentar hacer más fácil este cambio tan importante por el que pasamos. Ya han pasado casi 8 meses del segundo parto, y las tomas cada vez son menos, se me parte el alma, pero es la cruda realidad, hay que volver al trabajo, hay que seguir ganándose la vida... Cada toma de ahora intento disfrutarla aunque sea a las 4 de la madrugada, porque tengo la intuición de que pronto vendrá la última... Pero también estoy tranquila, porque sé que te he dado todo lo que he podido, y que mientras tú quieras seguiré dándotelo amor mío. Laura, mamá de Yaiza y Diego.