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La historia de María. Un parto con Kristeller que termina en cesárea.

Testimonio 27 de la Campaña Stop Kristeller

Por María Moll, Barcelona. Recibido el 10 de diciembre de 2012.

El mismo día de mi FPP (Fecha probable de parto) me cayó el tapón y empecé con unos pródromos bastante molestos (sobre todo porque algunas contracciones me daban en un riñón) Esto me asustó enormemente y empecé a dudar de mi capacidad para aguantar el dolor. Tras cuatro días sin casi comer ni dormir, y después de varias idas y venidas al hospital (donde sólo me asustaron más de lo que ya estaba), el 24 de diciembre de 2011 ingreso en la Clínica Corachán de Barcelona.

Después de toda la noche con contracciones irregulares y dolorosas yo ya no podía más. El agotamiento físico y psicológico era total. A las 06:00 de la mañana, y muerta de miedo, me llevan al paritorio para ponerme epidural y oxitocina.

Durante las siete horas que pasé tumbada en aquella camilla me hicieron infinitos tactos con una brusquedad que prefiero no recordar.

Cuando llevaba seis horas más o menos, la "encantadora" comadrona me dice que vamos a empujar. Le pide a mi marido que se apoye en mi tripa y que empuje con todas sus fuerzas hacia abajo al mismo tiempo que yo.

Ni él ni yo sabíamos que lo que estaba haciendo era la maniobra de Kristeller. Me enteré cuando entré a formar parte de Apoyocesáreas y se me pusieron los pelos de punta. ¿Y si hubiera pasado algo? ¿Habrían culpado a mi marido por practicarme una maniobra que está desaconsejada?

Finalmente, tras llegar a 7 cm la niña no se encajó y terminé en cesárea por supuesta desproporción céfalo-pélvica. En ningún momento me invitaron a adoptar una postura que la ayudase a descender (y eso que podía mover las piernas) En definitiva, me temo que la Kristeller está demasiado presente. A mi me regalaron una por Navidad...