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La historia de E. Una más.

Testimonio 19 de la Campaña Stop Kristeller

Por E., España. Recibido el 7 de diciembre de 2012.

Hola,

les escribo para aportar mi testimonio aunque veo que por desgracia hay muchos como el mío.

En mi parto me hicieron la maniobra muchas veces, a turnos el ginecólogo y la matrona porque se cansaban de apretar uno y otro. Apretaban con todo el brazo y con el codo, y con los dos a la vez, después sobre un taburete para poder tener más fuerza.

Mi parto no fue respetado, muy lejos de esto, reconozco que me equivoqué en no ser valiente de oponerme, de acudir yo a la clínica y confiar en los profesionales que confié... todavía me culpo por ello (soy sincera y aunque sé que no debo hacerlo es así).

Soy médico y confiaba en la medicina, y los partos en hospital, con peridural y tumbada eran los únicos que conocía, y los que creía eran mejores, también para mi. Es después a través de la maternidad, de leer crianza con apego... que he llegado a la información del parto respetado. Y si la había oído me parecía una barbaridad porqué lo veía peligroso para el bebé, traumático para la madre... ¡Ojalá lo hubiera visto entonces cómo lo veo ahora!

Ahora veo y he visto que medicalizarlo es un error y es una cadena de errores, si empiezas a manipularlo ya es difícil volver atrás.

En el momento de mi primer (y único) parto yo era residente de ginecología, y digo era porque ya no lo soy, lo pasé muy mal en aquel momento, por mal trato por parte de los profesionales, sobre todo la matrona, insultándome incluso, dirigiendo pujos cuando estaba dilatada sólo 9 cm, y con peridural (¡aquí mi error!), y por parte del ginecólogo, con prisa para terminar pronto, y no respetando para nada mi opinión, decidiendo en contra de mi voluntad "sacar" a mi pequeña, un corte hasta atrás y unas espátulas (o fórceps en otro informe, yo no lo veía). Me dijeron "la vamos a sacar", dije que no y ni caso, corte y fuera.

Los profesionales que me atendían eran mis compañeros y confiaba en ellos, no quiero pensar lo que hacen a quién no sabe nada del tema, a quien no conocen...

La verdad es que en aquel momento, y con mis miedos del montón de partos estudiados (no se estudian los partos normales sino los complicados...) y con una visión sesgada por mi profesión, pensé que mejor, que se había complicado el parto y que lo importante era que la niña estaba bien. Claro, miedo y desconocimiento... En fin así fue.

Ah, y de regalo a los nueve días a media noche corriendo a urgencias porque no habían revisado la placenta y un buen trozo quedó dentro de mi. Me encontraba mal todos estos días y hice una hemorragia importante... En fin, fantástico.

A día de hoy, dejé la ginecología, ahora pienso que quizá me equivoqué porque podría ahora ayudar un montón de mujeres, pero la verdad con un bebé de tres meses no quise volver a trabajar con jornada des hasta 30 horas o más seguidas (¡me parecía un atentado a la lactancia!), y no quería participar de partos cómo el mío o de cosas aún peores y que pudieran afectar a ninguna otra mujer. Después de haber parido yo hubiera sido incapaz.

Así, que por suerte leí, aprendí de la experiencia y mi maternidad ha sido genial, con una niña de 17 meses ahora a quién doy el pecho y cuido encantada, dejando atrás sí, la profesión de ginecóloga.

Me gustaría también desde aquí, ofrecerme paro lo que haga falta y a colaborar con vosotros para lo que pueda ayudar.