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Historia de Marian

Me llamo Marian, tengo 28 años y un bebé de 3 meses. Di a luz en el Hospital de Manises, supuestamente un hospital que promueve los partos naturales. Mi embarazo iba muy bien, en la ecografia de las 32 semanas me dijeron que el bebé era grande. pesaba ya 2.400 gr, por lo que mandaron la prueba del azúcar "larga", salió bien. Me dijeron que el bebé era grande y ya está. (Al nacer pesó 4.200 gr, y medía 53 cm) El día del parto las matronas alucinaban con el tamaño de mi tripa, yo mido 1.60, y tenía mucha barriga para mi cuerpo. Rompí la bolsa un poquito por lo que me ingresaron un viernes, pensando que me pondría de parto por mí misma, pero no. Me provocaron el parto el domingo a las 9 de la mañana. Sin haber desayunado, sin poder beber agua, sin poder comer. Comenzaron con el gotero de oxitocina. Las horas pasaban en la sala de dilatación, estaba perfectamente, acompañada por mi marido, en la cama, podía levantarme un poquito de vez en cuando... Venían de vez en cuando a hacer tactos, y me decían que estaba "muy verde", no dilataba. De pronto vino una matrona, se sorprendió al ver que todavía tenía la bolsa... pensaban que estaba totalmente rota. Me dijo que por eso no dilataba, que rompiéndola empezaría a dilatar, me pusieron rápido la epidural. En unas horas estaba "completa". Me hacían empujar un poco, a mi ritmo a ver como iba, me decían que empujaba muy bien, que tenía mucho espacio... yo me reía pensando en mis ejercicios de matronatación, tenía tanta fe en haber ido a la piscina y en sus beneficios para tener partos rápidos... A las horas me dijeron que el bebé estaba mal colocado, que estaba muy alto aún, y que era muy grande, que si no bajaba a las 12 de la noche me harían cesárea. Entró el anestesista porque estaba teniendo dolores en el riñón, y empezaba a notar dolores. Me pinchó algo y se fue. Esto me paró las contracciones. Las doce de la noche llegaron, entró una ginecóloga y otra matrona que yo no había visto todavía. Me hicieron empujar, y al ver que el bebé seguía alto y mal colocado (estaba como de lado), me entraron al paritorio. Hasta ponerme en el potro yo estaba bien.... Pero al verme en ese lugar, con tanto frío, me empecé a poner mal. Les dije que tenía mucho frío, empecé a tiritar, a temblar y a gritar. Todavía no sé porque me comporté así, supongo que tenía miedo y que tanta medicación no me había sentado bien. Noté lo que podría definir pánico, terror... algo horrible. Tenía frío, y muchísima sed, parecía que nadie me hacia caso, me moría de sed, jamás había notado una necesidad más grande de beber agua. Mi marido que estaba allí me mojó los labios y fue peor, puesto que entraban más ganas de beber agua. Las "tonterías" acabaron rápido cuando supuestamente, y digo supuestamente porqué yo no recuerdo nada, me dijeron que podían "ayudarme" apretando un poquito. Allí se me subió la ginecóloga en mi tripa, no fue muy fuerte y pude soportarlo. La matrona dijo que ella se "pondría", y eso fue TERRIBLE, noté el peor dolor que he sentido nunca, grité como si vida fuese en ello, de pronto empecé a toser y con la tos me vino un vómito. Mi estado de pánico aumentó, y les dije que me quería ir de allí, que no aguantaba... no me hacían ni caso (lógicamente no me podía ir). Con cada contracción me apretaban la tripa, y yo gritaba, le dijeron a mi chico que me tapase la boca, que perdía la fuerza. Los dolores de la dichosa maniobra desaparecieron porque me presionaban más abajo, donde la epidural hacía su efecto. Yo empujaba, pero era consciente de que no estaba empujando todo lo que debía, no podía.... no tenía fuerza debido a la anestesia. La ginecóloga me decía que empujaba fatal, y que la fuerza la tenía que hacer yo, que por mucho que apretasen no saldría si yo no lo hacía más fuerte. Hubiese dado todo por poder ser capaz de tener más fuerza, pero era imposible. La ginecóloga me decía que una cesárea estaba totalmente justificada, por ser un expulsivo tan largo. Me decía que si yo quería "me abría". La matrona decía que no, que mi bebé estaba ahí apunto de salir y que quería nacer por "abajo". Cuando dejaba de empujar veía la cara de la ginecóloga diciendo que NO con la cabeza: "no, es que Maria Ángeles, empujas fatal. Cuando dejas de empujar se sube. Nada, podemos abrir y ya está. Le falta poco pero no baja". A todo esto yo no pensaba en nada, era una egoísta porque me daba igual todo, me decían todo el rato que la niña estaba muy bien. En un momento dado supe ya lo podían instrumentar (con ventosa). No noté nada, no recuerdo nada. Mi marido dice que era un aspirador gigante, y que la ginecóloga empezó a estirar "que daba miedo", y hacer como una palanca. En un momento noté como salía mi niña, una sensación preciosa, nada dolorosa y muy consciente. A partir de ese momento no recuerdo apenas nada. Mi marido me decía entusiasmado que nuestra hija había nacido, y yo estaba indiferente ¿Por qué?, me da mucha pena sentir esto... apenas tengo recuerdos de ella en ese momento. Me cosieron la episotomía mientras miraban a mi niña. La ginecóloga me dijo que mi parto había sido muy intenso y como dos juntos. Y yo les pedía perdón. La matrona me dijo que sentía mucho el daño que me había hecho en la tripa. Y me sacaron de allí con mi niña en brazos y tomando pecho. Luego me dejaron en la sala de dilatación, estuvimos los tres muy bien, la nena se cogía al pecho con mucha fuerza, yo casi no recuerdo nada. Me subieron a la habitación a las 3 horas, no recuerdo nada de esos momentos. Estuve dando pecho una semana, luego lo dejé por decisión propia. No me encontraba bien. La nena comía, se enganchaba bien, yo tenía leche, en pocos días los pechos no me dolían.... Pero no estaba bien, tenía una anemia horrible, no podía ponerme de píe, ni sentada, sus piernecitas, sus brazitos me rozaban el abdomen y me dolía mucho. Darle de comer me suponía dolor. Ahora que estoy bien me siento tan mal por haber pensado solo en mí. Pero en ese momento necesité dejar de dar pecho para poder descansar yo, y para no sentir más dolor. Solo podía estar tumbada de lado, no podía coger a mi niña por el dolor de abdomen que tenía. No le podía cambiar el pañal debido a sus pequeñas pataditas, no podía darle el biberón una vez decidí darle biberón... No pude hacer nada hasta dos semanas después del parto. Durante un mes tenía dolores de abdomen, no podía ni rozarme, ni abrocharme el pantalón. Me pregunto que hubiese pasado si finalmente hubiese acabado en cesárea. Mi chico me animaba como nadie, gracias a él pude dar a luz vaginalmente, estoy segura. Me da mucha pena leer comentarios de otras mujeres sobre sus partos. Las noto poderosas, conscientes.... y yo no tuve nada de eso. Nada fue como esperaba. Tengo claro que la epidural no me hizo bien, para la próxima vez lo tendré en cuenta. Sé que parir es doloroso, ser mamá no es "gratis", todas las madres pasan dolores, lo sé. Lo que no me esperaba era ese dolor tan antinatural, un dolor ajeno a mí, ajeno a mi hija, un dolor de fuera, no sé si necesario o no. Tampoco sé que hubiese pasado si no me hubiesen apretado la tripa. A día de hoy, totalmente recuperada estoy a la espera de los resultados de una radiografía de la columna, pues desde que di a luz, me duelen unas vértebras. Me siento tan mal de no tener recuerdos bonitos del nacimiento de mi hija... me siento culpable de no haber estado más recuperada para darle pecho (opción que deseaba y de la que estaba muy informada y segura). Pero tenerla a ella y saber que fue una campeona al nacer, sin sufrir, y poniendo de su parte, me hace la mujer más feliz del mundo. Gracias por leerme, un abrazo de todo corazón.