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El relato de Luz María, sobre la partida de Ángel. 2006.

Todo comenzó en diciembre del 2005, comencé a sentir los síntomas de embarazo y al parecer todo iba bien, el miércoles de ceniza tuve un problema con una persona del departamento de donde yo trabajo. Me hizo hacer un fuerte coraje, que yo sentía que el aire se me iba, precisamente ese día o esa semana mi bebe cumplía 4 semanas de embarazo dicen que en esa semana se formaba su corazón. Transcurrió el tiempo y tuve problemas con la vesícula, me detectaron piedras y empecé a tener problemas con mi embarazo. No podía comer grasas ni lácteos porque eran unos dolores horribles en mi estomago y tenia que vomitar todo lo que había comido. Cuando estaba vacía del estomago sentía un alivio en él. Me quedaba cansada por el esfuerzo que hacía.

Tenía tanto pendiente que esto podía afectar a mi bebé. Salí de incapacidad el 10 de agosto del 2006 y empecé a hincharme de pies y manos conforme transcurría el tiempo, el 20 de agosto tuve un sangrado y acudí al servicio de ginecología (urgencias Tlatelolco). Me oscultaron, me hicieron un tacto y me dijeron que estaba en labor, que todavía no habría y que me fuera a casa. Pasaron los días y yo seguía arrojando esa mucosidad con sangre, el día 25 de agosto me levanté y al meterme a bañar empecé a sangrar pero ya no era mucosidad sino sangre. Se me rompió la bolsa, me fui de inmediato a (urgencias nuevamente) y al oscultarme me pusieron un cinturón en el vientre para ver los latidos de mi bebe y el doctor que me recibió me hizo el comentario de que él entregaba al otro turno con vida a mi bebé, yo sin saber por qué lo decía. No pregunté, estaba muy preocupada pues yo había tenido a mi primer hijo hace 8 años y todo era nuevo para mí. Los síntomas no fueron los mismos, todo fue transcurriendo lento. Entré a urgencias a las 6:00 am y a las 13:00 fui a piso porque ya había cama. En cuanto llegue a piso me revisaron y me hicieron un tacto y comentaron que estaba muy arriba mi bebé y no tenía dilatación en el cuello, me programaron un ultrasonido y se dieron cuenta de que ya no tenía líquido pero nos dieron alimentos y tenía que hacer ayuno por 8:00 hrs. para que me pudieran hacer la cesárea. Pasó el tiempo y a las 23:00 hrs. me pasaron a cirugía. Cuando nació mi bebe lo primero que hizo fue sonreírme y esa sonrisa la tengo grabada en mi mente. Nunca me avisaron si mi bebé presentó algún problema. Subí a recuperación y estaban las cunas de los bebés que nacían ahí mismo y entre lo adormilada que estaba escuché a unas enfermeras decir que había un bebe que estaba muy frío y la enfermera le contestó “déjalo a él no lo vayas a bañar”. Dentro de mí le pedía mucho a Dios que no fuera a ser mi hijo, sin saber lo que el destino tenía preparado. Al pasar el tiempo me subieron a mi bebé para que lo amantara y vi a mi bebe tan morenito, y llegaron a revisarnos y su temperatura era muy baja y él estaba muy frío. Se lo llevaron a cuneros y ahí lo dejaron para que se calentara. Pasó el tiempo y a las 7:00 am me lo volvieron a llevar para darle de comer. Le tomaron su temperatura y siguió siendo la misma. Decidieron llevárselo a cuneros. Nunca me percate de que el color que presentaba en todo su cuerpo y su carita era azulado (cianótico). Llegó mi esposo a la visita y me encontró llorando. Me preguntó qué tenía y le dije, “ve a cuneros se llevaron a el bebé y no me explicaron qué es lo que esta pasando”. Inmediatamente subió a verme y me dijo que tenía que bajar a firmar unos papeles porque iban a trasladar a mi bebé a la Clínica La Raza (cardiología pediátrica). Sentí que todo mi mundo se derrumbaba y mi esposo se tuvo que ir con é. Me dieron de alta al segundo día de que me alivié y me fui de inmediato a La Raza a ver qué había pasado con mi bebé. Pasé con la cardióloga y me dijo que mi hijo tenia una cardiopatía congénita y que tenía muy pocas probabilidades de vivir. A los 5 días lo dieron de alta y nos dieron un pase abierto a urgencias. Desde ese día los cuidados por parte de mi esposo y míos fueron insólitos. Estábamos pendientes de su llanto. Mi esposo tuvo que dejar de trabajar pues él manejaba un taxi y no contaba con seguro social y al contar con el seguro por mi parte el único ingreso con el que contamos fue el mío. Pasamos tiempos difíciles pues el dinero no alcanzaba pero procurábamos tener lo necesario. Mi otro hijo comprendió las cosas y apoyaba aunque él no comprendía el porqué de los cuidados hacia su hermanito. Cada mes teníamos que acudir a La Raza para que le fuera checada la saturación. Planeamos su bautizo después de Semana santa y el día 15 de abril 2007 mi hermana la mayor nos hizo favor de llevarlo a la villa y fue bautizado. El día 16 abril me avisa mi esposo que el bebé se iba a internar y de ahí empezó nuestro dolor porque ya no regresó mi hijo a mi casa pues le realizaron un caterismo y encontraron otro problema más con su corazón. El día 3 mayo fue realizada su cirugía. Le realizaron una fístula en los pulmones. Tenía que responder en 3 días y no fue así ya que sus pulmones no estaban acostumbrados a recibir el oxigeno que empezaba a recibir y empezaron las complicaciones. Duró un mes luchando por sobrevivir y una bacteria contaminó su sangre. Sufrimos tanto, no descansábamos. Las visitas en terapia intensiva eran a las 24:00, 06:00, 12:00 pm y a las 17:00 hrs. Siendo tan solo 15 minutos tratábamos de mantenernos juntos y subir con gusto a visitar a nuestro bebé, con la ilusión siempre de que iba a regresar con nosotros. Pasaron los días y el 24 mayo le realizaron una traqueotomía para poder ayudarlo a respirar por sí solo. El día 29 mayo lo despertaron y lo iban a dar de alta el sábado 2 junio pero empezó a ponerse mal. Lo volvieron a sedar y el día 3 se desencadenó lo peor. Le dieron 4 paros cardiacos, insuficiencia renal, su frecuencia cardiaca no lograban estabilizarla y pedí que lo desconectaran, ya no quería verlo sufrir. Pero siento la satisfacción de haber hecho todo lo que estuvo al alcance de mis manos para luchar por él. Luché tanto por que él viviera sin importarme el cansancio que durante casi dos meses me agobió en el hospital ver morir tantos bebes, ver el dolor y el sufrimiento de las familias. Pensar que mi hijo iba a estar conmigo me animaba y verlo a él que luchó por vivir, porque quería estar a nuestro lado. Tenía 8 meses cuando lo perdí. No sé qué es lo que desencadenó esa cardiopatía puesto que no fumo, no tomo alcohól, hice mucho deporte y no voy a fiestas. Dicen que nace 1 entre 1000 y desgraciadamente me tocó a mí vivir esta experiencia tan dolorosa que me dejó un vació en mis brazos, un hueco en mi corazón y en mí la pregunta, el porqué. Gracias a Dios me embarace nuevamente, fue un embarazo de alto riesgo pero valió la pena. Soy mamá nuevamente. El recuerdo de mi Ángel nunca se va a borrar porque me dejó los más bellos recuerdos que he llegado a pensar. En realidad, él era un ángel que vino a darme tantas lecciones de vida. Sé que hubo tanta negligencia por parte de las personas que atendieron mi embarazo y que estuvieron pendiente de su recuperación en terapia pero ahora que va a cumplir 1 año que se fue de mi lado recuerdo lo bello que fue tenerlo en casa y quiero olvidar lo malo y recordar lo más hermoso que me dejó su paso. Nunca lo olvidaré, su olor está presente en mí, su carita la tengo presente como el primer día que lo vi nacer y recuerdo su sonrisa el día que lo miré por primera vez.