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El parto de Liliana, nacimiento de María. Hospital público, Inglaterra. 2005.

Soy Española pero vivo en Inglaterra desde hace dos años y medio. Mi marido, también español trabaja aquí como médico desde hace 10 años.

En julio de 2005 nació mi hija María y todo fue bastante diferente a lo que cabía esperar para una española.

Lo primero que me chocó durante el embarazo es que ni una vez visité al ginecólogo, mi embarazo como todos los que se presentan sin complicaciones, fue llevado por una matrona. Nada de revisiones mensuales por el especialista con la correspondiente ecografía pasando por taquilla al final de cada visita. Para mí, esto resultaba bastante extraño ya que la mayoría de la gente en España, además de las pertinentes revisiones en la seguridad social, acuden mensualmente al ginecólogo privado. Ahora me doy cuenta de que ¿Para qué?.

Aquí en Inglaterra sólo se realizan dos ecografías a lo largo de todo el embarazo. Una a las doce semanas y otra a las 20. Suficientes.

Nadie ejerce ninguna presión sobre ti si estás engordando demasiado o no. (Tengo una amiga en Lanzarote a la que su ginecólogo la traía "frita" con su peso).

Después de tener un embarazo estupendo empecé a notar contracciones un jueves por la tarde, estuve en casa hasta la 1,30 de la madrugada ya que las contracciones cada vez eran más fuertes. Al contrario que en España, no tuve que ingresar por urgencias. Estuve en mi propia habitación en la que también estaban mi marido y mi madre y allí mismo nació María. Acompañada por mi familia y en la intimidad de mi habitación. Nada de salas de dilatación, quirófanos...etc. Durante el tiempo de dilatación pude tomar un baño, beber, caminar, sentarme en una pelota gigante de goma para aliviar el
dolor y adquirir las posturas que para mí fuesen más cómodas.

Tuve a mi hija a las 5.55 de la mañana sin epidural (mi marido me lo desaconsejó a lo largo de todo el embarazo por posibles dolores de cabeza y espalda durante un tiempo después del parto, amén de un índice más alto de probabilidades de tener que utilizar fórceps o ventosas) y sin episiotomía. He de reconocer que tuve molestias pero nada que no fuese capaz de soportar (y no soy ninguna heroína por ello).

Nada más nacer la niña, la matrona, que fue la encargada de atender el parto, me entregó a mi hija a la que inmediatamente pude poner a mamar. Guardo un muy dulce recuerdo del momento.

Al momento pude tomar una ducha y a las 2 de la tarde, 8 horas más tarde del parto, me encontraba en mi casa haciendo vida completamente normal.

Ahora María ya tiene casi 18 meses y ya pienso en repetir y desde luego, volveré a hacerlo de la misma manera y en Inglaterra por supuesto.

Un saludo desde Inglaterra y ojalá todas podáis disfrutar la misma experiencia guardando un recuerdo tan emotivo como el que yo tengo del momento del nacimiento de mi hija.