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EL NACIMIENTO DE XAVIER

MOMENTOS PREVIOS IMPORTANTES.

En la semana 39 tuve la última visita con la matrona del centro de salud. Estaba de vacaciones y la substituía una chica joven muy amable, que se llamaba Ana. Ya la había conocido en una visita anterior, cuando mi niña estaba ingresada en el hospital con un bronco espasmo grave, y me había parecido muy dulce y muy amable. Como congeniamos, le enseñe en confianza el plan de parto que había escrito y le exprese mis intenciones de tener un parto lo menos intervenido posible. También le conté, emocionada, como había sido el nacimiento de mis mellizos, lo mal que me había sentido y lo importante que era para mi, por encima de todo, sentirme respetada, sentir que el control de la situación era nuestro, de mi marido y mío, y no del equipo que nos atendiera. Me despedí de ella diciéndole lo mucho que me gustaría que fuera ella la que atendiera nuestro parto.
Domingo, 2 de septiembre.
Mañana cumplo 40 semanas de embarazo. No puedo ser más feliz. Tras haber sido mama, dos años antes y por cesárea urgente, de dos preciosos prematuros, haber completado las semanas de gestación sin ningún problema, a pesar de ser considerado un embarazo de riesgo, es una inmensa alegría.
Nos vamos a comer a la casa de campo de mis padres. El día es lluvioso y las temperaturas han descendido mucho. Hace un fresquito que agradezco muchísimo, porque menudo veranito de sudores he pasado. Cosas del destino mis dos embarazos han acabado en septiembre así que me he “chupado” dos veranos de barrigón.
Después de comer salgo a dar un paseo con mi hermana gemela. Ella tiene una bebe de 4 meses que nació en un parto provocado en la semana 41+5 y que acabo en ventosa. Las dos están bien, pero ella tiene la espinita de un parto no muy bueno. Tengo que decir que es una de “las nuestras”. Lactancia, colecho, crianza en brazos…en este sentido es mi confidente, somos un poco las frikis de la familia…
Hablamos de las ganas que tenemos todos de ver a Xavi pero yo le comento que siento que aun tardará. No me noto nada, de hecho estoy fantástica. No tengo edemas, no me encuentro cansada…podría estar así nueve meses mas…
Lunes, 3 de septiembre.
3:43 de la madrugada. Me levanto de la cama a atender a Teresa que esta gimoteando en su cama. Le doy agua, la beso, la consuelo y se queda tranquila. Vuelvo a la habitación y David me pregunta como estoy. “Bien, pero creo que me voy abajo, no encuentro la postura, tengo alguna contracción…” Me pregunta si quiero que me acompañe y le digo que no, pero en cuanto me levanto del borde de la cama donde estaba sentada noto un clic y un chorrillo calentito recorre mis piernas. “Creo que he roto aguas” y al dar unos pasos hacia el baño empiezo a perder muchísimo liquido, como en las películas. “Vale, he roto aguas” “¿Estas segura?”. “Segurísima, no me estoy meando, ven a ver esto”. Me sorprende la cantidad de líquido que sale, me empapo el pantalón del pijama y dejo un charco en el suelo…importante. Le pido a David que me baje los pantalones porque quiero ver el color. Transparentes, fantásticas…huelen muy bien y están muy calentitas. Es una sensación extraña pero agradable. David baja por el cubo de la fregona y yo me meto en la ducha. Arrancan contracciones y son muy seguidas. No son demasiado dolorosas, solo molestan. El agua calentita recorre mi cuerpo y me despido de mi barrigota. Saludo a Xavi “nos veremos pronto pequeñajo”.
Cuando David vuelve a la habitación ya he salido de la ducha. Me pregunta que qué hacemos. No estoy segura, son muy seguidas y me da miedo no localizar a su hermana para que se quede con los niños. Decidimos llamarla y en cuanto viene salimos hacia el hospital. Supongo que ese fue el primer error. Pensar, que primeriza como era, iba a tener un parto rápido.
De camino al hospital las contracciones siguen pero parece que se van espaciando. Al llegar me ponen monitores y como tengo la bolsa rota me dejan ingresada. La matrona que me hace el primer tacto se me dice que el cuello del útero esta muy atrás, que no he borrado mas que la mitad y esta completamente cerrado. Menudo chasco…
Me llevan al monitor un ratito, no demasiado y aprovecho para entregar el plan de parto. Me dice que si a todo, salvo a la presencia de David en caso de cesárea. Me gusta que me diga, en ese momento, que no vamos a pensar en eso. Xavi tiene la cabecita bien apoyada en el cérvix y nada hace pensar en una posible intervención. Los protocolos del hospital apuestan por el PVDC y tienen un porcentaje superior al 70%. Las contracciones se suceden, molestas e irregulares. La matrona me pregunta si quiero un calmante, pero no lo necesito, estoy muy bien, las disfruto, respiro…David me hace alguna foto. Al rato nos mandan a la habitación y a seguir…
8 de la mañana. He tenido contracciones todas estas horas. Algunas mas molestas, otras menos, irregulares todo el rato. Me traen el desayuno y como algo, pero no tengo mucha hambre. Al rato me llevan a paritorios y resulta que esta de turno Silvia, una de las matronas de las clases de natación para embarazadas. Me hace un tacto y estoy solo de un centímetro y cuello casi borrado. Tengo la sensación de que voy muy lenta y esto no parece coger ritmo. Las contracciones aumentan en intensidad y duración pero no en ritmo. A ratos son muy seguidas, se espacian, pero no llegan a parar. Los monitores lo confirman. Silvia me dice que estoy muy guapa, que no parece que la cosa sea para su turno, que tranquila. Me llevan otra vez a la habitación y me dejan una pelota. Pasamos muchas horas en la pelota, andando por el pasillo, en las escaleras…me doy no se cuantas duchas de agua caliente, me ponen un tens, pero me molesta…Me empiezan a doler bastante, me voy poniendo cada vez mas nerviosa y estamos los dos muy cansados. El día va pasando y yo prácticamente no avanzo. A mediodía me piden si quiero otro tacto pero digo que no, tengo la bolsa rota y no quiero que me metan mano demasiadas veces. Les parece bien.
Después de comer aparece mi cuñada y se mete en la habitación. Se sienta en el sofá al lado de mi marido. Le ha traído un bocata, cosa que me parece estupenda, pero me molesta verla ahí sentada. Quiero que se vaya. Estoy tumbada en la cama, sobre el lado izquierdo, agotada y con contracciones y no quiero estar con nadie que no sea David. Hace ya bastante rato que no me apetecen masajes, prefiero que no me toquen. Solo le pido a David cuando viene una que me coja la mano y me ayude a respirar. Se me van escapando gemidos cada vez mas escandalosos y me cuesta muchísimo controlar la respiración. Estoy muy, muy cansada… Y en estas las contracciones paran. Son como las tres de la tarde. Mi cuñada se larga por fin. Las contracciones no vuelven. Me levanto de la cama, me voy a andar por los pasillos…otro error. Era el momento de descansar pero estaba tan harta ya, tenía tantas ganas de acabar que necesitaba hacer algo para que la cosa arrancara. Como a las seis de la tarde me derrumbo. Me echo a llorar. David me pregunta que qué pasa. Llevo tres horas sin contracciones y Xavi lleva el mismo tiempo sin moverse. Empiezo a temer que le haya pasado algo. Si le ha pasado algo no me lo perdonare en la vida. Pido que me lleven a paritorio y me hagan otro tacto. Solo estoy de 2 cm, siendo generosa. Aun no he borrado del todo. Llevo con contracciones desde las cuatro de la mañana y solo he dilatado 2 cm…Se me esta haciendo muy cuesta arriba. Me llevan a monitores y estos confirman que Xavi esta muy bien. Debía de estar descansando el pobrecito. Silvia viene a despedirse de nosotros. Me dice que esté tranquila, que intente visualizar como mi cuerpo se abre para dejar paso a Xavi. Las contracciones han vuelto. Son intensas, pero sin ritmo…joder, que cansados estamos. Son ya cerca de las ocho de la tarde y toca otro cambio de turno. Comentamos con Silvia y la nueva matrona, que si sigo tan lenta intentaremos una Hamilton. Me agarro a todo pero de momento no quiero ni oír hablar de oxitocina. Me pasan a una sala de dilatación y me ofrecen un calmante. Esperaba no necesitarlos pero estoy tan cansada…necesito dormir un ratito…Lo acepto llorosa. Empiezo a pensar en que estoy decepcionando a mucha gente y a mi misma, pero francamente no puedo más. El calmante hace efecto enseguida y me quedo dormida ahí mismo. Al ratito nos vienen a buscar para llevarme a la habitación. Nada mas tocar la cama me quedo frita pero no ha pasado ni una hora que me despierta una contracción muy dolorosa. Armo tanto escándalo que aparecen dos enfermeras por la puerta a ver que pasa. David me pide que baje la voz…al fin y al cabo estamos en la planta de maternidad, donde hay mujeres recién paridas que necesitan descansar. Pero es que no puedo…me duele muchísimo, estoy agotada…Son como las doce de la noche, llevo muchas horas sin poder dormir, a penas unos minutos…me esta venciendo la situación, tengo la sensación de que pierdo la partida. Hace mucho rato que no disfruto de las contracciones, estoy empezando a temer al dolor. Hasta ahora no le tenia miedo pero llevo sufriéndolo tantas horas…me ofusco…empiezo a pensar barbaridades y las digo en voz alta. Quiero que acabe ya, que nazca como sea, que me lo saquen por favor…Pero gracias a David aguantamos el tipo en la habitación hasta las siete de la mañana, cuando ya no puedo mas. Le pido a David que me ayude, se lo suplico. Quiero una epidural, o una cesárea, o lo que sea pero no puedo más. David se cabrea, me riñe, me pone “los puntos sobre las íes”. Era lo que yo le había pedido que hiciera, le había “adiestrado” para que cuando me oyera nombrar la dichosa anestesia sacara a la fiera que llevaba dentro y me hiciera recobrar el valor. Lo hizo bien el puñetero, aunque en ese momento le odie por hacerme caso. Pobrecito. También estaba muy cansado…llevaba todo el tiempo conmigo, despierto, sin apenas bajar a tomar un bocado rápido…cuanto tengo que agradecerle a mi hombre…que valiente, que fuerte…
Llamamos a paritorio. Son las seis de la mañana, más o menos. Me llevan un rato a monitores y la cosa sigue parecida. Intensa pero irregular. El tacto revela 2 cm…toda la noche con contracciones y no he avanzado nada…que desesperación…como podía dolerme tanto, durar tanto y no avanzar…Había deseado tanto saber lo que era un parto…y ahora que lo sabia había dejado de gustarme. Que cansada y que frustrada…La matrona me pide si quiero que me haga la maniobra de Hamilton. Yo le pregunto qué haría ella pero me dice que es mi decisión. Le pido que lo haga. Como duele…cojo aire y aprieto los ojos, pero cuanto me duele…Y otra vez a la habitación…Estoy colocada, como drogada…no tengo clara la noción del tiempo, me despisto en los pasillos, parece que no se donde estoy…tengo ganas de llorar, me siento indefensa, como una niña pequeña…cuanto me esta costando parir a mi niño…
A eso de las nueve, calculo que serian, vienen a buscarnos otra vez para ir a paritorio. Y que maravillosa sorpresa. ¡¡¡Es Ana, mi Ana!!!! ¡¡¡La matrona jovencita del centro de salud con la que tan bien conecte!!!! Me alegro tanto de verla, me dan ganas de abrazarla, ahora si creo que voy a parir. Es como si Xavi la hubiera estado esperando, para que fueran sus manos quien lo recibieran. Ana me lleva a una sala de dilatación y me hace otro tacto. Dice que estoy de tres amplios, cuello borrado y centrado. ¡¡¡Estoy oficialmente de parto!!! ¡¡¡Por fin!!! Solo le medio preocupa una cosa: Llevo muchísimas horas, voy muy despacio y las contracciones, aunque intensas no son rítmicas. Tengo que explicaros, en este punto, que al ingresar me dijeron que si a las 24 horas no me había puesto de parto me pondrían oxitocina. En este momento habían pasado ya 30 largas horas y nadie la había nombrado aun. Lo único que empezaron a ponerme fue antibiótico por vía venosa a partir de las 14 horas de rotura del saco. Creo que me dieron tiempo, se portaron bien con nosotros.
Bueno, la cuestión. Ana me dice que sabe que no es lo que yo quería, pero que hay que ir pensando en hacer algo. Pero me da aun un poquito más de tiempo. Me pone el monitor con telemetría y paseamos por la zona de paritorios. Le pido que me lleven a la bañera de partos. Dice que si fuera por ella lo haría pero que el protocolo del hospital no se lo permite. A las mujeres con cesárea previa no nos quieren “en remojo”. Digo “Vale, pero enséñame el paritorio de bajo riesgo, a ver si me motivo”. Y me lleva. Es una pasada. Una enorme bañera, una mecedora, un fular para colgarse, una silla de partos…que precioso parir allí…y sin embargo la usan poquísimo porque muy pocas mujeres la demandan. Cuanto tenemos que aprender la mujeres aun…yo misma, cuanto camino me queda… De ahí me lleva a la sala de las pelotas y me propone ejercicios que me pueden ayudar. Masajes, visualizaciones…y lo intentamos todo pero las contracciones se vuelven a parar.
Como a las 10:30 me voy otra vez a la sala de dilatación. Estoy súper cansada, necesito tumbarme…Ana vuelve y me hace otro tacto. Sigo igual…una hora y media y sigo igual. Y soy yo quien le pide que intervenga. Le digo que estoy muy cansada y que tengo miedo a que esto acabe en otra cesárea. En ese momento siento que tengo que renunciar a mi parto natural y fisiológico para no tener que enfrentarme a otra cesárea. Ana me dice que hemos sido muy valientes, que hemos aguantado mucho y que, a veces, una ayuda es necesaria. Lo acepto. No me gusta, pero lo acepto. Y también pido la epidural. Necesito descansar y relajarme un poco, porque estoy agotada. Llevo mas de 30 horas sin dormir (y la noche anterior habíamos dormido 4 horas…) y no puedo más. Me duele todo…estoy muy tensa…supongo que la adrenalina me venció.
Van a llamar a la anestesista y empiezan a preparar la bomba de oxitocina. Me pone muy poquita, solo para coger ritmo. Se nota enseguida. Vienen con una regularidad alucinante. Y entra la anestesista. Una catalana muy alta y muy simpática. Me pregunta si quiero que me ponga la anestesia. Le digo que no estoy segura, que me da mucho miedo y le cuento lo que me paso en la cesárea de los mellis. Cefalea postpunción. Me explica que la sustancia que se inyecta en las cesáreas es diferente, más potente y que el riesgo de cefalea, en ese caso es mayor. No puede garantizarme nada, claro, pero esta casi segura de que no me volverá a pasar. Solo tengo que intentar estarme quieta. Ana le pide a David que salga pero yo le digo que no, que se quede. La anestesista dice que no le importa, que a ella no le molesta. David me coge la mano, pero el pobre se marea. Tantas horas en pie, sin casi comer, el olor a antiséptico…se pone color “cáscara de huevo”. Pobrecito…La auxiliar le da agua y el no para de decir que esta bien. Se sienta en el suelo y se recupera enseguida. Es una fiera…Y yo me quedo quietecita, todo lo que puedo, soplando y resoplando en cada contracción, pero quieta como una estatua…me cuesta horrores pero por la cuenta que me trae…Y la anestesista tiene unas manitas divinas, no me entero de nada. Pronto empieza a hacer efecto pero me queda una laguna en el lado derecho. Ana me inyecta no se que a través del catéter y se acaba el dolor. Me quedo frita en un segundo y David también.
Cuando me despierto noto que estoy mojada, pero supongo que debe de ser liquido. Todas estas horas ha ido saliendo a chorritos. Y aparece Ana por la puerta. Me pregunta como estoy. Le digo que he dormido un ratito y que estoy bien. Levanta la sabana y me dice “Uy…esta sangre me gusta mucho. Vamos a mirar. ¿Qué notas?”. “Presión en el culo”. “Es que estás en completa”. Y me sale una sonrisa, y me entran unas energías que no se de quien son. Vuestras supongo, porque las mías estaban agotadas. Le pregunto que hora es y resulta que solo han pasado dos horas. Me sorprende lo rápido que ha ido y Ana me dice que el cérvix estaba muy favorable y que al poner la epidural y relajarme todo se ha favorecido. En ese momento me doy cuenta de que hemos hecho bien. Me da pena no haber podido “sola” pero no me siento mal. Tengo tantas ganas de verlo…
Hacemos una prueba de pujo. No tengo ni idea, no lo he hecho nunca, pero aprendo deprisa. Solo que Xavi aun está muy alto…Ana me dice que se va. Me tumbo sobre el lado derecho, y me dice que puedo ir pujando cuando yo quiera, levantando la pierna izquierda. Puedo mover las piernas perfectamente y noto las contracciones sin que nadie me chive nada del monitor (que por cierto pensé que me molestaría mucho, pero no…) Voy pujando suavecito y así pasamos una hora. Ana vuelve y empieza la acción. Me entran unos calores que no puedo y le pido a David que me quite el camisón. Me importa un pito estar en pelotas…el pudor me lo he dejado no se donde. Pujo tres veces en cada contracción y así pasa una hora. Veo que Ana mira el reloj y noto en su cara que algo no le gusta. “Llevamos mucho rato” le pregunto. “Llevas más de una hora. Tengo que ir a buscar a la gine”. “¿Xavi está bien?”. “Está muy bien, pero lleva mucho rato ahí encajado. Empieza a estar cansado y tu también. Ya no puedo dejarte más rato” “Vale”. Vuelven enseguida. La ginecóloga se llama Antonia y con ella entran no se cuantos más. Este es el único momento en que me sentí nerviosa e incómoda. La gine se pone los guantes y en una de las contracciones me mete un meneo de escándalo. Hasta con la epidural me hace daño. Luego Ana vuelve a su sitio y la gine pide un taburete. Pretende hacer una kristeller!!! ¡Eso sí que no! En una contracción se sube en mi tripa pero le grito que me hace daño. No es cierto, es que no la quiero encima de mi barriga. Entonces ella me dice, “Vale, te ayudo solo con una mano para que no retroceda. Venga, fuerte, tu sola” En la siguiente Ana me dice que si noto algo. Me van a hacer episio…”no quiero que me cortéis”. Antonia, la ginecóloga, me dice que me voy a desgarrar mucho si no cortan. Xavi es grande y mi vulva esta muy rígida por el edema de tantas horas de presión…Jolín…menudo palo. Accedo pero le pido a Ana que corte lo justito. Creo que fue en este momento que entró un tipo hablando por teléfono diciendo que “ahora vamos a quirófano” Pregunto si soy yo la que se va a quirófano y Ana y David, que están súper compenetrados, me dicen que no me desconcentre, que no va conmigo. Si en ese momento hubiera tenido un zapato a mano el tío ese se va a casa con un ojo morado.
Me traen un espejo y en la siguiente contracción, cuando quiero darme cuenta, al mirar el espejo la cabezota de Xavi esta fuera. Llevo la mano derecha entre mis piernas y lo toco. Tan calentito, pringoso…que maravilla…Antonia le pide a Ana que me ayude con los hombros. Grito con una fuerza que no esperaba, alguien me dice que no me asuste. No estoy asustada, es algo inconsciente, no soy yo la que grita, es mi cuerpo. Y oigo a Ana que dice “cógelo, cógelo” y con mis propias manos agarro a mi niño y lo coloco sobre mi pecho, tan calentito, tan húmedo…que bien huele…”Vine aquí menut” (ven aquí pequeñajo) le digo y se hace pis. “Venga, arranca…” Tose, empieza a gritar y respira. Es fantástico, es lo más precioso que he visto en la vida…David llora de emoción y los “intrusos” se largan después de darnos la enhorabuena. Nos quedamos otra vez solos con Ana.
Ana no para de decirnos lo valientes que hemos sido…y nosotros llorando no podemos parar de darle las gracias. Xavi esta tranquilo sobre mi y está tomando un precioso color sonrosado. Que grandote es…que sano está. Apgar 9-10. Es el regalo que la vida nos tenía preparado después del susto que nos dieron Teresa y Pau. Un precioso bebote, sano como una manzana.
Ana le pregunta a David si quiere cortar el cordón. “¿Ya ha dejado de latir?” “Casi. La placenta ya se esta desprendiendo”. Le explica que intente dar un corte seco (fueron tres cortes secos, pobre) que tiene textura de sepia cruda, está duro…Papá inaugura al bebé. En un empujoncito suave sale la placenta. Ana la examina y nos la enseña. A David le da grima pero a mi me parece preciosa. Tiene un color rojísimo y brillante y es muy grande. Hay que ver la de cosas que llevaba dentro…y la vez anterior por partida doble. Que maravilloso es el cuerpo de una mujer…no me extraña que los hombres nos envidien…
En este punto viene una “mala noticia”. La episiotomía se ha roto hacia el ano. Me han hecho “un traje”. Me pone muchísimos puntos internos, no quiere decirme cuantos y cuatro externos. Uno de ellos justo al lado del ano…me va a doler cuando se me pase la anestesia pero ahora mismo, con Xavi mamando, me importa un pimiento. Ana llama a otra matrona para que eche un ojo. Creo que me he roto el esfínter anal, pero al final no.
Tras acabar la sutura (estuvo como una hora cosiendo, un trabajo fino, fino…) me pide coger a Xavi. Ha traído una báscula y lo va a pesar y a ponerle un pañal. David y yo habíamos hecho una porra. David decía que entre 3.200 y 3.300 y yo que entre 3.300 y 3.400. Ana nos informa, risueña, que los dos hemos perdido. ¡¡¡3.610 kilos de bebé!!! Menudo chicarrón comparado con sus hermanos, que eran tan pequeñitos y frágiles… Le pincha la vitamina K, le pone la pomada en los ojitos y me lo devuelve, solo con el pañal y un gorrito. Nos deja solos un ratito, mientras el celador viene y preparan la habitación. Xavi y yo nos quedamos dormidos. David saco una foto de este momento. Es una foto preciosa…
No se cuanto tiempo después vienen a buscarnos para ir a la habitación. Nos visten a los dos y Xavi se enfada muchísimo. Tienen que ir a buscarle una camiseta, porque las de recién nacido le vienen pequeñas…que cosas…a Pau le sujetaban la ropa con esparadrapo y el no coge dentro. En dos años hemos tenido de todo…como es la vida…
LA RESACA DEL DIA DESPUES.
Bueno, lo de siempre, visitas, muchas visitas, pero esta vez me alegro de verlos no me molestan. Xavi esta todo el rato en nuestros brazos o mamando, no estrena la cuna del hospital.
Ana viene a vernos por la tarde. Comentamos ciertas cosas sobre el parto. Le digo que estoy muy contenta con la experiencia vivida y le agradezco infinitamente el respeto y el cariño con el que hizo su trabajo. Le pregunto si la episio era realmente necesaria y me dice que si, que me hubiera hecho seguramente un desgarro de grado 3b o 3c…así que me quedo tranquila. Ana me pide disculpas por el momento en que entró tanta gente. Sabía que yo no quería. Me dice que ella lo advirtió, pero que no le hicieron caso. Francamente, llevo tal subidón que me da lo mismo…al final, todo ha ido bien…
XAVI.
Xavi es un bebé tranquilote muy bueno. Es muy grande y mama muy bien, desde el primer día. Los primeros días fueron durillos porque yo no soy de gran subida de leche, soy más bien “progresiva” y el pobre tenía hambre todo el rato. A la semana de nacer esto estaba solucionado y a los 15 días ya pesaba casi 4 kilos. 5 kilos al mes y ahora con dos meses pesa 6. Sonríe mucho y ya empieza a balbucear. Se parece muchísimo a su padre…¡¡pero es mío!! Lo tenemos mucho en brazos y en el fular y sus hermanos lo quieren muchísimo, aunque están algo celosos.
CONCLUSIONES.
Después de una fecundación in vitro y una cesárea, tenia la sensación de que mi cuerpo no funcionaba, para ser madre. La naturaleza me ha demostrado que sí. En dos años hemos tenido tres bebés. Es una experiencia fantástica a la par que agotadora. No voy a negar que a ratos me lamento por “haberme metido en semejante lío, con lo bien que estaba yo”. Pero son los que menos. Son tan fantásticos mis niños, tan divertidos…¡¡¡que me he quedado con ganas de más!!! No lo veo probable, tal como están las cosas y me da pena que aquí se acabe una experiencia tan fantástica como es estar embarazada y vivir un parto. No hay día que no lo recuerde. A veces me entristezco por lo que pudo haber sido y no fue, pero esta vez no voy a martirizarme. Fue como tenía que ser. Fue largo, intenso, medicalizado…pero sobre todo fue un parto respetado. El parto fue nuestro.
AGRADECIMIENTOS.
A David, por supuesto. Pese a las horas, al cansancio a los nervios, pese a todo…no me fallo. Hizo exactamente lo que yo le había pedido que hiciera y disfruto de ver nacer a nuestro pequeño. El también se lo merecía. Me decía horas después lo alucinante que le había parecido…
A Teresa y a Pau. Por regalarme la maravillosa experiencia de una maternidad múltiple. Porque sin ellos, nada de esto hubiera sido posible. Sois mi regalo del cielo, el amor de mi vida
A Xavi, por elegirme como mama. Por enseñarme que otro nacimiento era posible. Por impregnarme con su olor y su sabor, por su primera mirada, su primer llanto, su primer pipi…te adoro hijo mío…
A Ana. Fue una suerte enorme encontrarla. No tengo palabras para expresar lo bien atendidos que nos sentimos, tan respetuosa, tan dulce, tan profesional…me quedo corta…
A mi familia y amigos. Por alegrarse por nosotros. Por saber el valor que esto tenia para mi y por entenderlo.
A todas vosotras. Por enseñarme tantísimo. Por compartir tanto, por enviarme vuestra fuerza, por acompañarme, por luchar cada día por un nacimiento respetado para nuestros hijos e hijas. Que suerte haberos encontrado en el peor momento. Gracias por ayudarme a recuperarme de mi cesárea anterior, por alegraros por mi PVDC. Sois mis hermanas, mis amigas…¡¡¡mis locas!!!
A la vida. Por darme otra oportunidad.

11 de noviembre de 2012.