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El nacimiento de Miquel. Cesárea innecesaria

Escribo el relato de mi parto por primera vez, casi 4 años después de nacer mi Hijo. Miquel nació por cesárea innecesaria el 25 de Marzo de 2010 a mis 23 años.
El embarazo de Miquel fue muy bueno, ya desde el principio nos dijeron que era grande, así que nos adelantaron la FPP muy pronto, mi FPP según la última regla era el 2 de Abril.
Estaba tranquila y feliz, porque era un bebé movidísimo ya dentro de la tripa, continuamente notaba sus patadas, sus volteretas… y aunque esto era un poco incómodo a veces, me hacía sentirme tranquila, sabía que mi bebé estaba bien.
En la semana 36 según sus cálculos la 35 según los míos, empezamos ya con monitores (por privado), y desde el primer control, tuve muchísimas contracciones (de braxton hicks), a lo que el gine me dijo: Tu de magdalena no pasas (eran las fiestas en Castellón la semana siguiente)... Yo me quedé a cuadros.. que no paso de la semana que viene?? Como puede ser?? Es prontísimo!!! Pero no pude evitar hacerme ilusiones, tenía taaaaantas ganas de tener a mi bebé en brazos y estaba taaan desinformada.. que me hizo hasta ilusión.
Total, que sus predicciones no se cumplieron y pasé esa semana y la siguiente y la siguiente, todas, con su debido control de monitores y con la misma cantinela: “uy, con esas contracciones ya estás casi”, esto sumado a algún tacto super béstia con el que comprobó que estaba de 1cm.. vamos, es que era ya sí que sí… Así que me dio cita para inducción en la semana 39…
Y allí que nos presentamos mi marido y yo súper ilusionados (que mala es la ignorancia) con las maletas con las cosas del bebé y las mías, nos dan habitación, me pongo la “bata” verde y viene una matrona que fue un amor, Isabel, cuantas veces me acuerdo de ti. Y estas son las palabras que me dijo: “Hola, soy Isabel, soy tu matrona y yo solo te acompañaré, porque vas a parir tú sola, no te voy a inmovilizar, vas a poder moverte, te traeré una pelota…” Y a mí me encantó esto, porque aunque estaba cero informada, no había leído acerca de partos ni mucho menos acerca de partos respetados, me dio tranquilidad, no sé explicarlo, pero me sentí bien con lo que me dijo. Después me dijo: “voy a hacerte un tacto para ver cómo estás, tranquila que no te voy a hacer daño, tengo los dedos muy largos, mira” y me los enseño y fue verdad, no me dolió nada y me sorprendí porque estaba acostumbrada a los tactos bestias de mi gine. En esto llegó él e Isabel le dijo: No la induzcas todavía, está el cuello aun largo, es todavía muy pronto. Él me hizo otro tacto (de los suyos) y dijo: es verdad, ale, para casa que aún no estás.
Esta noticia me cayó como un jarro de agua fría y me eché a llorar, yo tenía la ilusión de tener ya a mi bebé conmigo ese día y me iba a casa con las manos vacías. Así que me vestí y abandonamos el hospital cargados con las maletas y la canastilla entre lágrimas. Ahora sé que eso fue lo mejor, pero entonces no lo veía.
La semana siguiente, otra vez monitores, era un miércoles 24 de Marzo, estaba de 39+5 (según sus cálculos, una semana menos según los míos) y de nuevo no se explicaba cómo es que aún no me había puesto de parto (o eso es lo que me decía a mi) y tras el monitor lo mismo: si es que ya estás!!, con una “ayudita” mía pares ya fijo, y tras un tacto especialmente doloroso (creo que me cascó una Hamilton) me dio dos opciones: o ingresas mañana para inducción o pasado mañana y te hago una cesárea directamente. Por qué tenía tanta prisa?? Ahora lo sé, la semana siguiente era semana Santa, pero yo ni lo pensé en ese momento, ni siquiera me planteé que un médico pudiera programar partos a su conveniencia… que ignorante e ilusa era… Así que ante estas dos opciones (ni me planteé pedirle esperar), dije que quería intentar parir, que elegía la inducción.
De nuevo, ingresamos cargados con las maletas (a mí me dio hasta vergüenza aparecer de nuevo en el mismo plan en recepción) y mi miedo, aunque os parezca increíble, era que me hicieran volver a casa de nuevo. Hacia tanto tiempo que me decía que iba a parir ya, tenía tantas ganas de tener a mi niño por fin ya con nosotros, que quería que naciera ese día sí o sí. Ahora lo pienso y me avergüenzo de ello.
A las 8 de la mañana bajamos a las salas de dilatación y empezamos con la oxitocina sintética directamente. Yo acostada en la cama, con los monitores puestos y el gotero en el brazo, y mi marido sentado al lado. Al principio muy bien, yo no notaba nada de nada, veíamos las contracciones en el monitor y flipábamos de lo altas que salían (primerizos, jeje) y yo notaba un ligero dolorcillo, pero nada, allí estábamos los dos charlando tan ricamente...
Cada cierto tiempo venia la matrona, con trato correcto pero muy seca, no era desagradable, pero era muy seria. Me hacía tacto e iba apuntando en el registro de monitores el progreso, que no era mucho. En una de tantas, me dice, en el próximo tacto te romperé la bolsa, y justo cuando me lo estaba diciendo, ploooooooooof, se rompió por causa del tacto anterior creo…
A partir de aquí, las contracciones ya empezaron a doler, estaba incómoda en la cama, no sabía cómo ponerme, empezaban a molestar un poquito bastante.. y así estuve hasta las 14:30 mas o menos que vino mi gine a ver como estaba. Ale, tactazo de nuevo (no se ni los que me hicieron) y me dice: ”uy, solo estás de 3 centímetros y el niño ni siquiera está encajado, si es que es muy grande y no te va a caber, tienes dos opciones, o te hago una cesárea ahora, o te la hago cuando acabe mi turno a las 20h, porque va a ser cesárea seguro”. Yo me quedé muy chafada y me entró mucho miedo, por una parte, miedo a entrar en el quirófano sola y por otra, miedo a no poder soportar las horas que me quedaban, porque las contracciones ya dolían, esto sumado al futuro tan negro que me había pintado y a que tenia que decidir ya, decidí que me la hiciera en ese momento. Mi marido me apoyó en todo momento y respetó cada decisión que tomé, le estoy tan agradecida por todo…..
Ahora no lo hubiera hecho, pero es que cambiaria tantas cosas ahora… en fin..
Me preparan, me ponen una sonda que me duele horrores (que yo me pregunto por que no lo hacen cuando estás ya dormida y te ahorran el dolor), me despido de mi marido medio llorando y me meten en el quirófano.
Yo temblando de miedo, de frio, llorando, con contracciones, y lo primero que me dicen es: “Oye, la próxima vez te decides antes, que ya es la hora de comer” No supe ni reaccionar, me quedé callada como una niña pequeña e indefensa, me hice pequeñita.
Me ponen la raquídea y de repente ya no noto absolutamente nada de estómago para abajo, cesa el dolor de las contracciones, que alivio, y me tranquilizo un poco. Me acuestan y me atan las manos.
Durante la operación ellos a lo suyo, charlando alegremente de sus cosas, que si voy a dejarme esto de los partos, que es mucha obligación, que si que melena tenía.. en fin, no sé, he olvidado mucho de esos momentos… De repente oigo que dice, veis? Que cabezón!! Ya sabía yo que era grande!! Si es que qué poco me equivoco.. bla bla bla.. y oigo el llanto de un bebé.
No puedo creerlo,¿ya ha nacido? No digo nada, nadie me informa de nada, me da miedo hablar, al final me decido: “Es mi hjo?” es lo único que me sale con la voz entrecortada. “Si” me responde el anestesista. “Quiero verlo”, me atrevo de nuevo a preguntar y me responde el mismo entre risas, “pero si te vas a hartar!!”, siento vergüenza de nuevo, me vuelvo a hacer pequeñita, me callo, no vuelvo a abrir la boca.
Al cabo de unos minutos, se acerca una enfermera con mi hijo en brazos, ya vestido, con su gorrito y envuelto en algo, me lo acerca, hago la intención de cogerlo o tocarlo pero estoy atada, no puedo ni siquiera acariciar a mi hijo, solo puedo darle un beso rápido y se lo llevan a enseñárselo al padre, el cual lo ve menos de un minuto y lo devuelven a una cuna fuera de mi vista.
Tengo la suerte que en ese momento entra una conocida mía al paritorio, coge a mi bebé y lo sostiene al lado de la camilla, gracias L, hasta que me pasan a mi cama, ponen a mi hijo conmigo y la matrona me saca la teta, y la “empotra” literalmente en la boca de mi bebé, este empieza a succionar con fuerza y no la suelta ya hasta mucho después.
Llegamos a la habitación los tres y mi marido y yo nos echamos a llorar, ya está aquí, por fin podemos abrazarlo, que momento tan feliz!! Pero siento algo raro, estoy feliz, pero a la vez me siento rara, no siento que es “mi bebe”, donde está esa euforia de la que se habla? Donde está el enamoramiento instantáneo? Me siento fatal, me reprocho el sentir como que me han dado el bebé de otra persona y entierro este sentimiento, me lo callo, siento vergüenza de sentirlo, no lo cuento jamás hasta después de años.
Durante mucho tiempo, al recordar ese día, no sentía felicidad, pero si mi hijo es lo mejor que me ha pasado en la vida!! Como no voy a estar feliz al recordar el día de su nacimiento?? No podía entenderlo…y entonces empecé a leer, a informarme, a ver que esto le ha pasado a más gente, que no soy la única, que no estoy loca.. y en ese momento empiezo a sentir por un lado alivio y por otro rabia y dolor, mucho dolor, en este momento, empiezo a tener consciencia de mi parto.