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El nacimiento de Helena. Cuando el dolor no implica sufrimiento.

Con el dolor, (que no necesariamente implica sufrimiento) se segregan las endorfinas que hacen avanzar el proceso del parto en forma natural. Esta sustancia ayuda a nublar el cerebro racional o pensante y activa el cerebro primitivo, aquel que compartimos con las hembras mamíferas. Luego del parto, con el transcurrir del tiempo, este dolor deviene en el olvido. Olvido total del dolor en cuanto sensación física, solo una construcción mental acerca de el, un recuerdo vago, anecdótico. Quiero escribir estas líneas ahora que aun conservo en el cuerpo la sensación, quiero expresar y contarle a otras mujeres mi experiencia. Me ocupe durante mi embarazo de absorber cuanta información pude acerca de la mejor forma de dar a luz. Es cierto y agradezco que tuve la suerte de estar rodeada de un grupo de mujeres amigas que habían elegido parir en sus casas, o de tener lo que llaman un parto humanizado. Sinceramente, yo no me anime a parir en casa, pero al contar con toda la información me di cuenta de que de ninguna manera quería someterme a las ¨formalidades ¨de las clínicas. Esas formalidades que no hacen mas que sustituir un proceso natural por un conjunto de técnicas que tienden a resolver problemas que muchas veces son creados por estas mismas. Y que también someten a un tiempo hospitalario a un proceso que en cada mujer tiene un ritmo propio. Así, investigando un poco, me entere que la mayoría de las veces aplican oxitocina sintética en un goteo continuo para inducir el parto, esto genera en consecuencia que la mujer no pueda moverse ni levantarse de la cama, tenga que estar obligada a una posición recostada boca arriba sobre la camilla de parto, con las piernas abiertas e inmovilizadas en unos estribos, que esta demostrado no favorece para nada el paso del bebe por el canal de parto, que les aplican la anestesia peridural de rutina, y luego cortan a la mujer en la episiotomía también de rutina aunque sus complicaciones sean numerosas: infecciones, ruptura del recto, hemorragia, dolor, inflamación, depresión y trauma post-parto. Pensar en estos procedimientos me daba un rechazo profundo. Todo el tiempo me sorprende que un acto, quizá el mas natural del mundo no pueda llevarse a cabo con la menor intervención posible. Me pregunto por que, si la organización mundial de la salud establece los derechos de la mujer en el parto, el sistema medico no los tiene en cuenta. Si la mujer tiene el derecho de parir en la posición que quiera, porque las clínicas emiten una circular interna si el medico permite a la paciente salirse de la camilla? Me pregunto por que fundamentalmente, no se respetan los tiempos naturales de cada una. No reniego de la medicina para nada, pero entiendo que debe evolucionar a un trato mas flexible . En cualquier caso, un parto no se trata de una mujer enferma, se trata del acto mas intimo y transformador que puede atravesar una mujer y su pareja. Es preciso que exista una reflexión al respecto, Por eso escribo esto, porque las mujeres debemos informarnos, conocer nuestros derechos, elegir un profesional que nos inspire confianza y, por sobre todas las cosas abandonar el miedo. Esto es, para mi lo mas importante, me horroriza pensar en mujeres que prefieren una cesárea solo por no sentir el dolor. Estamos tan acostumbrados a escaparle al dolor, a taparlo, a negarlo. como si no fuera parte constante de nuestra vida. Existe toda una cultura de negación del dolor, las mujeres llevan medicamentos en sus carteras como si nada . Yo nunca negué el dolor, desde que comencé a practicar yoga reafirme la idea de que debía dejar a mi cuerpo manifestarse, no tapar los síntomas, sino escucharlos. El dolor no es ninguna fatalidad. Es cierto que si una mujer se libera del temor dar a luz puede ser una experiencia a la que nada puede compararse. Por eso no tuve miedo en el parto, nunca. para nada. Comencé con trabajo de parto a las seis de la mañana del 9 de marzo, supe que comenzaba todo en la primera contracción. Mi compañero me hizo el desayuno (es importante comer e hidratarse), tuve que tomarlo en el piso sobre la alfombra porque el dolor era intenso y no podía estar en la silla. luego me fui a la cama y trabaje en mi respiración, puse música suave y trate de controlarla y suavizarla. Cuando el dolor ya era muy fuerte decidí meterme en la bañadera a oscuras, y allí en una posición de yoga que se llama zapatero en descanso transite cada una de las contracciones, mientras Pablo y Edith la partera, tomaban unos mates esperando. EL dolor fue lo mas intenso que sentí en mi vida, eran como olas que se acercaban lentamente y estallaban en una sensación que me atravesaba el cuerpo desde los riñones hacia los ovarios . Pero mientras perdes la noción del tiempo. entras...en el no tiempo. Cerca de la una del mediodía salimos para la clínica. Habíamos planeado esto, llegar justo con una buena dilatación. Cuando llegue a la clínica todo me fue extraño y ajeno, decidí cerrar los ojos hasta la sala de partos, previamente me tuvieron que cambiar en un pasillo, porque en la Clínica de La Trinidad tenian seis (¡!) cesáreas programadas y no tenían cuarto. Cuando llegue a la sala ,me sentí incomoda, me saque parte de la ropa que me pusieron, me puse en cuclillas un rato hasta que la obstetra me pidió que suba a la camilla. Les dije que no podía acostada y transformaron la camilla en un banco, Pablo me sostenía la espalda y yo con las espalda erguida me sostuve las piernas a la altura de las rodillas. Por suerte y porque no me aplique anestesia pedirudal, no había mas gente de la necesaria en el cuarto solo Pablo, Edith y la obstetra, nadie mas. Me bajaron la luz, pero yo estaba inquieta, el traslado y el acomodarme al nuevo lugar hicieron que de golpe las contracciones desparezcan. Para que el parto fluya se necesita la producción abundante de oxitocina. que se facilita teniendo las mismas condiciones que para cualquier acto de amor: sentirse segura, protegida, respetada, etc. Cuando dichas condiciones no están, el proceso se dificulta o se puede detener. (Por acción de la adrenalina que inhibe la producción de oxitocina y endorfinas, que son las hormonas que facilitan el trabajo de parto. Cuando una parturienta se siente observada o está en una posición incómoda, recibe órdenes o indiferencia, etc., aumenta el estrés y, por tanto, la producción de adrenalina.) Recuerdo que tome de las manos a mi obstetra y la mire a los ojos y le pedi por favor que no me cortara. Luego vino una gran contracción y puje pero estaba haciendo mal la fuerza, acostumbrada a relajar el cuerpo no llevaba el aire correctamente, me explicaron como podía hacerlo y entendí. hice fuerza nuevamente mucha fuerza, me sentía exhausta, pense que no podía mas .... Ahí me dijeron que le veían la cabeza a Helena y entonces llego la contracción y puje con toda la fuerza que viene de ese lugar ancestral que es de una intensidad tal que una mujer no puede saber que posee hasta ese momento, sentí como un fuego me quemaba y grite con un grito profundo y salió la cabeza y luego los hombros y finalmente la apoyaron en mi pecho. Gracias a Dios y a que me informe al respecto tuve la posibilidad de confiar en la capacidad de parir de manera natural que tiene toda mujer sana y de obtener en consecuencia una experiencia de parto positiva agradable y feliz.