El nacimiento de Gara en casa
Desde que me quedé embarazada sentí ganas de hacer el parto en casa. Mi anterior parto fue hospitalario y con inducción innecesaria. Ésta vez no quería sentir la presión del tiempo. Así que contraté el servicio de matronas para que me acompañase en el proceso del embarazo y desde la semana 20 tuve su sostén.
Él único momento que viví violento fue cuando me negué a hacerme la prueba del azúcar y buscar una alternativa, hacerme glucemias antes y después de comer durante 4 días. Pude comprobar que suelo hacer hipoglucemias. Ese cuestionamiento innecesario de la ginecóloga me hizo empoderarme aún más. El 1 de octubre por la noche empezaron algunas contracciones suaves, pero la fiebre repentina de India hizo que se parase el proceso y se reanudara el día 2 por la noche. Empezó el baile de las contracciones. Lloro.
Practiqué el hipnoparto y mi mantra era soy más fuerte que las olas uterinas. Quise pasar ese proceso sola hasta que llegasen las matronas. Mi pareja dormía con India. Cuando llegó una de las matronas le comenté si era necesario hacer un tacto, me dijo que no, que no iba a revelar nada, así que seguimos. Matronas experimentadas que con solo verte la "carita" de parto sabes por qué fase vas del parto. Me apetecía estar de lado en el parto, Gara en el embarazo estaba posicionada algo para la izquierda y mi cuerpo ahí me dió una lección, debía estar en esa postura. Tumbada de lado. Oliendo a aceite de jazmín, calma, mantra, velas de mujeres que estaban en ese momento, música relajante y así un largo rato.
A las 7.00 h pregunté si podía meterme en la bañera, me dijo que sí. Lloro. Cuando me metí las contracciones no daban mucha tregua, me entregaba, había dolor, respiraba. Me sentía acompañada. Vino la otra matrona y el fotógrafo, una persona silenciosa y casi invisible. Sigo en mi planeta parto. Mi pareja gestionó todo con las matronas y esa logística que se forma en un parto en casa. India lloró y el padre habló con ella. Estaba preparada para ver a su madre parir y su herman@ nacer. No sabíamos el sexo.
En el agua, seguía del lado izquierdo. No fui capaz de verme la vagina. Quizá sería muy impresionante. India estaba familiarizada con todo, ella había estado en todas las sesiones con las "matonas" como ella decía. Y si me escuchaba gritar sería porque llamaba a bebé. Se acercaba el aro de fuego. Di varios gemidos que era espectacular escucharme, al menos desde mis adentros. Y salió. Velada. Ella rompió la bolsa con su hombro. Se producen muy pocos partos así. Sanadores.
Las matronas me dijeron como sacarla del agua, y para mí pecho. Llanto de ella. Lloro. Ahí supe que era una niña cuando la abracé. India se metió en la bañera. Agua salada para imitar al líquido amniótico. Salió la placenta. Me sentía drogada. Salí de la bañera al sofá, con la bebé y la placenta ayudada con un barreño. La matrona me hablaba estaba en éxtasis. Corté el cordón cuando estaba blanco. No había bulla. Todo con calma. Inicio de la lactancia. Piel con piel sin pruebas innecesarias. Decidimos no poner vit. K. La pesaron al otro día.
Al levantarme al baño al hacer el primer pipí me desmayé. Me recuperé pronto. Esa fue la señal de que había que ir lento. Y más que ya era madre de otra niña, antes te quieres recuperar.
Siento mucho orgullo de transitar esa experiencia. Gracias al equipo. Gracias a mi familia por su apoyo. Gracias a la tita Vane por esos churros para India. Me siento bien. En paz.