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El nacimiento de Catuxa

¡Por fin después de nueve meses de búsqueda de un parto respetado y de gente con la que empatizar lo conseguimos! Hacía tiempo que no me pasaba por el foro de El Parto Es Nuestro en profundidad pero cuando echaba un vistazo rápido me veía reflejada en los asuntos de los correos y ante todo quiero daros las gracias a quienes me habéis dado palabras de ánimo, cariño y tranquilidad ante todos los sustillos (casi nos quedamos sin casa a tres meses de parir) y alegrías del embarazo. Si he sacado algo en conclusión de toda esta experiencia es que lo más valioso es sentirse querida y comprendida, como siempre en la vida y más aún en un embarazo y un parto. Estos últimos meses de gestación he tenido que hacerme la loca con más de uno o una que veía los partos como una operación de apendicitis más que como algo natural a lo que había que ayudar.

Para intentar no liarme os contaré que Catuxa nació en la Clínica Belén, que tuve un preparto largo (de hecho fuimos a la clínica la madrugada del jueves y nos mandaron para casa), hasta que llegué a los 3 centímetros fue duro (y qué curioso ahí no me hubiese podido poner nada para paliar los dolores), que en todo momento estuve acompañada por Ileana Rota mi doula, todo corazón, y por Diego, mi chico al pié del cañón dándolo todo, que la sala de parto natural estaba ocupada pero que enseguida se solucionó montándome una piscinita con agua caliente que "me salvó la vida" y que entre Ile y Diego llenaron barreño a barreño, mientras yo seguía con las contracciones, (no sé a quien de los tres le dolían más los riñones aunque me lo imagino)

El verano en Madrid se me estaba haciendo larguísimo, el martes fui a darme un shiatsu ya algo desesperadita porque estaba ya en la 39 y aunque me sentía ágil y con energía tenía manos y pies como butifarras. Fue la noche del miércoles después de la gran tragedia del avión y de haber trasplantado todas las plantas de casa (preparación del nido) que comenzaron las contracciones (suaves y sin ton ni son) sin rotura espectacular de bolsa (solo un pelín de líquido) ni expulsión de tapón y hasta el viernes a las 6:15 no parí, la traca final (porque durante el jueves pude comer, dormitar, pasear, vimos una peli) llegó la madrugada del viernes. Ahí me introduje en el planeta parto, estaba irritable y totalmente "pallá" adopté todo tipo de posturas, grité lo que me dio la gana (a veces parecía un monita) me ayudaron Ile y Diego con homeopatía, masajes, calor, frío, besos, caricias, abrazos, y ahí fue ya cuando volvimos a la clínica y aquí empezó la desesperación. Me hacen un tacto y….1 cm!!!! Como podía ser!!! La matrona Nati me tranquilizó diciéndome que de 1 a 3 era lo peor pero que la cosas se podía dar la vuelta enseguida.

Llegó Emilio Santos en plena monitorización, los prepartos largos dan partos cortos, (creo oír) menos mal, más palabras de ánimo, los monitores dicen que mi nena está bien, qué gusto, subimos a la habitación yo entre gritos y retorcidilla cada cinco, cuatro o seis minutos montamos un "chiringuito contracciones" mientras me llenaban la piscina, por fin una vez dentro llegó algo de calma después de tantas horas. Ile seguía ahí, abanicándome, refrescándome la cara…y llegó la tentación…ya no por el dolor con el que, aunque no deja de sorprenderte, acabas reconciliándote con él y dejándote llevar, era el agotamiento. Pregunto: - de cuántos cms. hay que estar para poder ponerte la epidural…silencio…Ile responde: pues de unos 4…sube Mª Jesús, la matrona, me hace un tacto…estás de tres-cuatro pero tienes un cuello muy bueno, le comento lo de la epidural y esto fue lo que me dijo: La epidural es una cosa muy seria, es anestesia medular, vamos a hacer un trato, una hora, podrás aguantar? Después de día y medio, pensé yo, pues sí…una hora…puedo…Y el trato funcionó. En tres cuartos de hora y tras un alarido primitivo que se oyó en el bajo (yo estaba en el segundo) subió de nuevo Mª Jesús, otro tacto: Completa! Mi nena quería salir ya!!! Como la sala de parto natural estaba ocupada bajamos a un paritorio con la matrona, me monitorizan, la nena está bien, mi dolor es distinto, tengo ganas de empujar y lo hago de cada vez, las primeras de pié hasta que me subo a la camilla a cuatro patas, se atenúa la luz, todo eran palabras de ánimo, muy bien cariño, sigue así, lo estás haciendo muy bien, Ile me limpiaba al final de cada pujo con cariño, Diego sonreía porque veía cerca el final, ya asomaba la cabecita de Catuxa, qué emoción! En el siguiente pujo solté un alarido que me salió de la entraña, casi los dejo sordos y salió enterita, lo noté todo, la cabeza, primero un hombro, luego otro, 3300 grms. sin episotomía y solo un pequeño desgarro que ya se está curando. Cogí a Catuxa en mis manos, calentita y resbaladiza y me la llevé al pecho, ¡¡ya lo buscaba!!. Mis piernas ya no podían más pero de repente me sentí la mujer más fuerte del mundo. Todo había salido bien. Emilio, llegó corriendo a la expulsión de la placenta. En ese momento era Diego el que tenía a nuestra niña en brazos.

Podemos!

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