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El nacimiento de Avril

Avril nos jugó una mala pasada y nació el 30 marzo; mi FPP era el 8 abril y mi mayor temor era pasarme de las 42 semanas y terminar inducida en el hospital. Pero no fue así.

Soy una persona muy curiosa, y me gusta saber el porque de las cosas. Cuando me quedé embarazada empecé a buscar información, no sabia nada de este tema y quería prepararme. Yo siempre había tenido la visión de la mujer pariendo en el potro con las piernas hacia arriba, "era lo normal" pensaba que era lo mejor. ¡Que equivocada estaba! Husmeando por un foro de embarazo, di con un post donde hablaban de El Parto es Nuestro y me metí, comencé a leer y decidí comprarme el libro “La revolución del nacimiento”. ¡Como me abrieron los ojos! ¡Y como se abrieron los de mi marido cuando le dije que iba a parir en casa!, me dijo que si estaba loca, y que como iba a hacer eso, contrariamente mi suegra le dijo que si yo estaba mejor así que me dejara. Le hice leer el libro y a regañadientes aceptó, cuando llegó a la mitad estaba sorprendidísimo y cuando terminó, no quería oír hablar del hospital, quería ser el primero en tocar a su hija.

Pasaron los meses, conseguimos a nuestra matrona, Cande, nos gusto mucho y casualmente era la que tenia asignada por
la Seguridad Social. El embarazo iba perfecto, Avril estaba genial y yo también, iba a clases de yoga y en el curso de educación maternal que daba mi matrona, incitábamos a las mamás a hacer planes de parto y exigir que no se lleven a sus niños. En el hospital se horrorizaron cuando yo presente un plan de parto (por las dudas), los de historias clínicas no sabían lo que era, nadie nunca lo había solicitado por escrito y menos nadie había pedido que lo adjuntaran a su historial de paciente. Después de mi muchas lo presentaron y aunque a muchas no les hicieron ni caso, a otras si, poco a poco vamos cambiando.

Llegue a la semana 38 y fui al control con mi matrona; descubrimos que había tenido contracciones y que tenia medio cuello borrado, me mandó a hacerme un registro, así que esa tarde hice el paripé de madre primeriza en el hospital diciendo que creía que tenia contracciones, no me dieron importancia y menos que además estaba en la semana 38. Tras separarme de mi marido (como es la costumbre ahí), me revisaron, me dijeron lo que ya sabia y me pasaron a monitores. Yo ni una palabra sobre que quería parir en casa porque si no me dejan allí hasta encerrada por loca. Cada minuto que pasaba ahí me daba la pauta de lo acertado de nuestra decisión. A la media hora viene una doctora, mira el registro, obviamente yo no tenia ni media contracción, y me envía a casa, me dijo bien seca "no hay dinámica uterina", "claro" pensé yo "como para que la haya en este sitio". Salí de ahí volando, pero tenía lo que buscaba, sabía que el corazón de Avril estaba genial y el líquido era claro. Esa noche pasamos sin pena ni gloria, al igual que el martes, si hasta fuimos a yoga y todo!!! Había algunas contracciones, pero nada, el miércoles igual, aunque mi matrona apostaba que me ponía de parto ese día, nada, tenia contracciones cuando caminaba pero luego se iban. El jueves mas contracciones y ya fue el último día que conduje, la niña estaba muy vertical y se me clavaba en las costillas y en la vejiga, camine bastante, me la pasaba caminando y a la noche expectante pero nada, al día siguiente fue el cumple de mi papá, yo me notaba mas odiosa de lo habitual, me molestaba que me hablaran y principalmente que elevaran la voz, mi papá me dijo ese día, "mira que mañana cambia la luna", "a mi no me lo digas díselo a tu nieta!!!", ese día comí muchísimo y dije, total si me pongo de parto ya vomitaré, pero la naturaleza es sabia al día siguiente casi no comí y luego hasta que parí no quise comer nada así que me vino bien el asadito argentino.

El sábado 29 venía a verme la matrona a casa, me puse a limpiar, mi hermana que es enfermera ya estaba conmigo, porque ella estaría presente en el parto, luego de un rato de limpieza le dije que iba a parar un poco, me senté en el ordenador y sin saberlo puse en mi blog que comenzaba la cuenta atrás para el nacimiento de la niña, que quedaba aproximadamente una semana, lo que no sabía yo es que la cuenta atrás estaba por terminar ya que 24 horas mas tarde tendría a mi niña en brazos.

Vino a verme la matrona y tras explorarme me dice, "Mujer, te hice un “budú” a ver si ya acabas con esto, tienes todo el cuello borrado", no se que me hizo pero sirvió, me pase la tarde haciendo pan casero de queso y dejando la casa limpia, caminé bastante ya tenia contracciones mas seguidas que se iban, pero al caer la noche ya no se fueron, desde las 8 estaban ahí, llegó mi marido y se lo dije, le avise a mi matrona por sms, y como no quería ser de las que llaman mil veces, recordé la frase que tantas veces leí, cuando estés de parto lo sabrás sin dudas, le escribí solo que tenia contracciones bastante seguido que si seguía en ese plan le avisaba, a las 22 le dije a mi marido, "ahora si, llegó la hora". Cande llegó una hora después y Wilfredo, mi otro matrón, a las 12. Oficialmente el parto estaba en marcha. Estaba tranquila y feliz.
El nido que tanto me había preparado ni lo pisé, no entré en mi habitación para nada, utilice mi sofá y mi salón, donde pusimos la silla de partos. Durante el trabajo hice como quise, caminaba por la casa, cuando venían las contracciones me apoyaba contra las paredes y meneaba las caderas, y ahora que lo pienso en vez de gemir era como que me cantaba, al igual que lo hacia cuando era una niña de 2 años, y ahí andaba yo pululando por la casa con una bata blanca, desnuda y de calcetines, de a ratos me ponía a 4 patas y le decía a mi marido que me apretara la cintura fuerte, al pobre en algunos momentos lo trate mal, pero estuvo ahí conmigo todo el tiempo. Mi hermana dormía en la habitación de Avril, no había nada que hacer, solo esperar y darle tiempo al proceso que estaba en marcha. Cande venia de vez en cuando y escuchábamos a la niña que cada vez estaba mas abajo, aunque la cosa iba lenta, yo recuerdo que pensaba en lo que había leído de que cada contracción es única y no vuelve más, es una menos que falta, y en cada contracción decía ahí viene....sube, sube, sube....ya se va.... era como que me las relataba a mi misma, en la madrugada me metí un rato en la bañera, recuerdo también que pedía agua a cada rato, se me secaba la boca.

La noche avanzaba, pero Avril no, las contracciones eran seguidas pero no duraban, necesitábamos mas intensidad. Nos sorprendió la mañana a las 9 y Cande le dijo a mi marido "salio el sol y nos fastidia, es probable que se pare todo", yo estaba otra vez en la bañera, ahora que lo pienso nada mas amanecer me metí en el sitio mas oscuro de la casa, y mientras yo aguantaba mis contracciones me oscurecieron el salón de la casa colgando mantas en las ventanas.

Mis matronas se fueron a desayunar, mi hermana se levantó y mi marido aprovechó para dormir un poco y recuperar, yo dormí un poco entre contracción y contracción en la bañera. Tenia miedo que la cosa se quedara parado. Mi hermana me dijo que me relajara que la hora de más adrenalina en el cuerpo es entre las 9 y las 11 de la mañana, después de ahí volvería a reanudarse y así fue. Yo para las 12 estaba cansada, no sabia que hacer, comía unos cubos de hielo de una bebida que me había preparado que me daba energía, a eso de las 4 de la tarde mis matronas hablaron entre ellos, yo quería saber que pasaba porque tenia miedo de terminar en el hospital. Wilfredo me dijo te voy a poner de una forma y vas a ver que en 15 minutos tenemos a Avril aquí, me exploró, no se bien que hizo pero se que me dolió más que todas las contracciones, me puso luego acostada de lado con dos almohadas entre las piernas, para ayudar a que Avril terminara de rotar la cabeza, al poco tiempo empecé a sentir ganas de empujar ya había roto aguas a las 2 de la tarde. En un momento sentí un pujo fuertísimo y ya me preguntaron si me quedaba así o si quería la silla; "¡¡¡la silla!!!" le suplique ¡¡¡¡no aguanto acostada!!!! (Aun sigo pensando como lo hacen las mujeres para parir acostadas). Y ahí estábamos Alfonso (mi marido) me sostenía por detrás, ya sentía la cabeza de Avril. Realmente es un estado maravilloso, cuando leía los relatos me costaba creerlo hasta que lo experimente por mi misma; duele, si, y como!!!! pero merece la pena cada segundo, yo no se como explicarlo pero entre pujos era como si no estuviese ahí, de hecho no lo recuerdo, de a ratos me parecía estar como soñando, veía a mi abuelo, mi cuidad natal, cosas extrañas como si soñara despierta, de los demás solo recuerdo que de repente volvía a la realidad arrastrada por toda la fuerza del mundo que se apoderara de mi barriga y esas ganas incontenibles de empujar, esa tensión que parece que te va a rasgar en dos y un descanso, y luego otra vez, venga empuja que la cabeza está ahí, mírala; no me atreví, aun no se por que, Alfonso en cambio si la vio, le pregunte ¿la ves amor?? "si, ahí esta el pelito, lo haces muy bien". Otra vez la fuerza, como si te entrara desde la planta de los pies y subiera....ya salio la cabeza y de repente la tensión desaparece, sientes como si algo se escurriera de dentro de ti y ahí estaba ya, sobre mi pecho, llorando, tibia, y el momento mas mágico de mi vida, esos ojos enormes que se detienen y me miran sin ver, ufff!!! Fue lo mas fuerte que he vivido hasta ahora. Mi marido detrás abrazándonos con la voz media cortada, lo que había estado oculto tanto tiempo se revelaba por fin. Fue lo que estuve soñando 9 meses, nuestra hija nació sin prisas ni agobios, ni gritos, rodeada de las dos personas que más la aman en el mundo, nadie se la llevo de nuestro lado, pude mirarla a mi antojo, presentársela a mis perritos, olerla, saborear ese momento que tanto había vivido en mi mente. Lo había conseguido, me sentía feliz, capaz de hacer cualquier cosa. Nos acostamos juntas, desnudas, cansadísimas pero felices, al rato llegaron mi mamá y papá, tomamos mates, por fin comí después de 24 horas, me sentía completa feliz. Era una celebración en familia, tal y como lo dicen muchos autores, el nacimiento es la llegada de un nuevo ser a la familia y hay que recibirlo así, con la familia.

Sin duda la mejor experiencia, el dolor se aguanta y se olvida, pero la mirada tan vivaz de mi hija no la olvidaré jamás. Mereció la pena.
Gracias a El Parto es Nuestro por enseñarme que existe otra manera de parir y de nacer, sin duda si no lo hubiese leído aquí nunca me habría enterado.

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