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El embarazo según papá. Rafa y el embarazo de Hortensia

"...una etapa muy bonita en la que poco a poco todo se iba haciendo más real. La incertidumbre de si sería niño o niña. No teníamos ningún tipo de preferencias, pero sí pensaba que iba a ser niña, y me equivoqué. Respecto a lo típico de si vendría bien o no, solo pensé que así seria."

Pues el embarazo de mi querida mujer, se puede decir que lo lleve de una forma muy tranquila e ilusionante.

Tranquila por muchos motivos. Uno de ellos por el hecho de que a mi lado tengo una persona organizada, previsora y nada quejicosa. Una prueba de esto último es que se estuvo haciendo 120 Km. todos los días para ir al trabajo hasta poco antes del parto.

Lo único reseñable y que ni mucho menos es negativo, fue su pasión temporal por los Donuts, y el excesivo sueño que le acompañaba allá a donde iba. Demasiado poco a mi entender, dado el cambio que sufren las mujeres y sus hormonas con un embarazo.

Otro de los motivos de mi tranquilidad, (además de ser también organizado y previsor o más bien prudente) es mi forma de entender el embarazo y todo en la vida. Parto de una visión siempre positiva y natural. Esto es un error en algunos casos por el exceso de confianza que hace que no te informes o no se esté en alerta y preparado para actuar ante situaciones que no se desarrollan como se espera. Ejemplo en este caso el parto que tuvo mi mujer.

Respecto al trato médico que recibimos, diferenciar primero entre lo público o lo privado, dado que tuvimos la posibilidad de llevarlo por las dos vías hasta el momento del parto. De lo privado no puedo decir más que fue correcto y quizás sea algo generoso. La ginecóloga que nos toco no se implicó en absoluto, casi ni siquiera para informarnos. Incluso creo recordar que se le pasó darnos la cita para la ecografía de las 20 semanas, lo que hizo que fuéramos algo después de lo pertinente con lo que ello conlleva. RETIRO LO DE CORRECTO.

Respecto a lo público fue más que correcto. Mencionar especialmente a la matrona con la que hicimos la preparación al parto y con la que contamos para cualquier tipo de duda. Era borde como ella sola, pero eficaz, resolutiva e implicada como nadie. No éramos nada sin ella, durante el embarazo e incluso después del parto.

Con respecto a mí, ilusionado y a su vez haciéndome a la idea de lo que iba a cambiar nuestras vidas. Fue una etapa muy bonita en la que poco a poco todo se iba haciendo más real. La incertidumbre de si sería niño o niña. No teníamos ningún tipo de preferencias, pero sí pensaba que iba a ser niña, y me equivoqué. Respecto a lo típico de si vendría bien o no, solo pensé que así seria.

El nombre, la verdad que fue muy divertido la búsqueda de este, nos pusimos a decir nombres de niño y de niña, y hacíamos referencia a una serie de televisión que nos gustaba mucho, (Friends) en la que se utilizaba y nosotros nos lo apropiamos el termino VETO. Esto consistía en decir VETO al nombre que nuestra media naranja nos proponía y no nos gustaba nada (buenas risas). Al final dimos con los nombres que más o menos nos convencían a los dos. Si nacía niño, decidiríamos el mío, y si nacía niña decidiríamos el suyo. Como ya de jovencitos decíamos que íbamos a tener 4 hijos, (madre de Dios!!) el otro decidiría con el siguiente. Con el tiempo me he dado cuenta de que ella se quedó con esa cosilla de no decidir plenamente el nombre de su primer hijo. Ahora si Dios quiere podrá decidir el siguiente, sin VETO, je, je, je.

Luego toda la organización que conlleva la situación que se nos presentaba se enfocó en hacer la lista de cosas que necesitaríamos o que el bebé necesitaría (para eso y otras muchas cosas mi mujer es una máquina, cosas que a mi jamás se me ocurrirían), cosas varias que queríamos tener resueltas antes de que llegara el gran momento y previsiones a futuro una vez estuviera con nosotros, como por ejemplo dónde y qué carrera estudiaría… je,je, es broma.

Entre todo esto lo típico de ponerle música (sobre todo su mamá) y hablarle y sentir como daba sus pataditas… que por cierto como yo digo parece que se entrenó bien dentro de la tripita porque nada más nacer ya estaba dando patadas a un balón, (ya sabéis tonterías de los papas, como no va a dar patadas a una pelota si uno mismo no para de ponérselas delante, hasta en la sopa).

La verdad que para mí fue una etapa muy bonita, y que por suerte nos permitiremos la fortuna de volver a vivir, y además con toda la experiencia e información que nos da el haberlo vivido ya una vez. No por ello será menos ilusionante, si cabe igual, pero más intenso por dejar de lado esa parte de intranquilidad que produce a veces lo nuevo o desconocido.

No quiero dejar pasar sin decir lo orgulloso que estoy de mi mujer, de lo bien que afrontó su embarazo y lo buena madre que es.