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CUANDO TE ROBAN EL PARTO EN TU CASA

A dos días de que mi hijo pequeño cumpla su segundo mes de vida fuera de mí, logro sentarme a escribir esto.

Cuando parí a mi primera hija hace tres años, en un parto natural inducido con prostanglandinas sin ninguna droga más,pero muy respetado en el Hospital Público de Palamós, Gerona, supe que mi segundo parto sería en casa. Lo tenía más que claro. Salí del parto empoderada como mujer. Sintiendo que hasta el momento aquello era lo más increíble que mi cuerpo y mi alma habían podido experimentar. Guardaba esa sensación tan brutal en mi mapa de los sentidos. En ese plano inconsciente que todas tenemos.
Sensación que después de mi mala experiencia en mi segundo parto ha quedado más que enterrada. Pérdida. No la puedo, por el momento, recuperar.

Me quedo embarazada de mi hijo en Octubre de 2013. Un embarazo más que perfecto, Sin ningún riesgo. Nada.
Contactamos con G. P. N. , comadrona del grupo D.L. de la zona del Baix Empordà. ( que creí sería la perfecta) para ya contratarla para que nos asista el parto en casa. Esta comadrona robaría mi parto y nacimiento de mi hijo sin ninguna razón médica.
A las 39 semanas y 2 días rompo un poco la bolsa de las aguas. Una fisura,porqué voy perdiendo de vez en cuando. Todo sigue más que perfecto: mi estado, el del bebé y el color de las aguas.
Ella me dice que al romper la bolsa si el parto no empieza en máximo 36 horas tendremos que ir al hospital. Esto nos lo debería de haber advertido en el embarazo. Decirnos que ella trabaja así porque es obvio que ya no la hubiéramos contratado.
Dijo que teníamos que ceñirnos al PROTOCOLO del hospital de referencia, que en este caso a las 24h de romper membranas proceden a poner antibiótico e inducir el parto.
En ese momento se me vino todo encima. Me pareció surrealista que una comadrona que asiste partos en casa actuara así...
Me pasé toda la noche con contracciones seguidas pero suaves. Las había. Mi cuerpo iba haciendo su proceso. Ella me dijo que tenía que hacer un tacto y que si no estaba suficientemente dilatada nos marchábamos al hospital.

Me hizo un tacto. Otro. Con el segundo me hizo un daño horrible. Rompió más la bolsa. Dijo: “Ui! Se ha roto la bolsa, bueno esto a veces ayuda...”

Me enteré al cabo de unos días que esto es la maniobra de Hamilton. En ese momento confías (o crees confiar ) en esa persona que has elegido para que te respete tu embarazo,parto y nacimiento.
Me lleva al hospital, Todo evidentemente por falta de ganas de esperar. ESPERAR. Es lo único que hacía falta. A que mi bebé decidiera nacer. Sé perfectamente que no hubiera tardado más de 24horas.

Todo sigue más que perfecto. Aguas claras. Buena frecuencia cardíaca del bebe. No fiebre. Presión buena.
El riesgo mayor que existe de contraer infección es que se practiquen tactos. NINGUNA comadrona que hace partos en casa, si hay rotura de membranas se le ocurre meter ahí sus dedos. Simplemente esperan y controlan.

Desde que me quedé embarazada supe que no quería ni un solo tacto en este embarazo ni en el parto.

Antes de salir de mi casa ya me practicó dos la comadrona que me debía respetar, al llegar al hospital la misma otro más...y seguramente pierdo las cuentas pero hasta que nació mi hijo se me practicaron en 24horas más de 16 tactos, evidentemente por 4 personas distintas.

Que a una mujer se le practiquen tactos por más de una persona distinta se considera violencia obstétrica.
Fui violada obstetricamente en muchos aspectos. Me empezaron a meter antibiótico por protocolo. Pastillas de prostanglandinas para empezar a borrar el cuello del útero. Correas cada no sé cuantas horas para controlar al bebé. En fin. Ahora no puedo ni quiero recordar.

La película de la historia de mi embarazo queda cortada el día que nació mi bebe. Pasa del embarazo al momento que tengo mi hijo entre mis brazos. El trozo de la cinta del que tenia que ser un momento único, respetado, mágico...esta cortado. Bloqueado. Es como si no existiera. Mi alma es incapaz de poderlo recordar.

Mi parto fue robado en mi casa. Pagué para que me robaran el nacimiento de mi hijo.
Por confiar en una comadrona que no tiene vergüenza alguna. Por una comadrona perfecta, perfecta para trabajar en un hospital donde haya que cumplir protocolos.
Espero que mi relato sirva a muchas mujeres que luchan por defender lo que es nuestro, solo nuestro, a no pasar por lo mismo. Que mi mala experiencia sea de prevención y ayuda para muchas futuras madres. Porque hay un poquito de todas y cada una de nosotras en cada mujer que pare a sus crías.

Le pido perdón a mi hijo por no poder darle el nacimiento que se merecía. Por no poder recibirlo en la penumbra y la intimidad de nuestro hogar. Rodeado solo por sus padres y su hermana. Por no hacer caso de sus avisos,durante la gestación tuve la intuición de haberme equivocado al elegir esta comadrona, pero pensé que era tarde para cambiar.

Le pido perdón a mi hija por prometerle que vería llegar al mundo a su tan esperado hermano. También por no hacer caso de su opinión cuando le pregunté cual de las dos comadronas con las que nos habíamos encontrado le gustaba más. Ella probó de advertírmelo con sus escasos casi tres añitos...

Les doy gracias a mis dos preciosos seres de luz por sus enseñanzas.


Guiomar Bertran Salvat.
Lunes, 29 de Septiembre de 2014.