790

Covid19 HUC Tenerife

Embarazada de 34 años con embarazo de alto riesgo por Diabetes tipo I con bomba de insulina y sensor de glucometro.
Total de 4 embarazos, incluyendo gestación actual (tres interrupciones involuntarias y 1 embarazo a término).
En el hospital de referencia se le había informado que sería una inducción en la semana 38.
Se presenta en el centro para sus controles semanales. Y no se encontraba bien. Decartado el coronavirus aunque no llegan a realizarle la prueba sino por ausencia de síntomas.
Observación: siempre que ha ido al médico ha podido tener la compañía de su marido.
En esta ocasión (miércoles 18) tuvo que entrar a la revisión y los controles sola. El marido no pudo entrar. (El día anterior recibo la llamada de mi obstetra indicándome que por seguridad en la sala de estar acuda sola).
Cuando le indicaron de acudir a urgencias, no pudo entrar su marido junto con ella. (Quedándose en la sala de espera, de urgencias paritorio (solo), ya no permitían que estuviese nadie.
A la parturienta le llevan a urgencias paritorio y le ponen un suero y se le deja sola (sin la compañía del padre de su bebé) durante unas 12 horas hasta la medianoche. En ese momento se le da el alta de urgencias y se le indica de irse a casa y volver al día siguiente para inducción.
La usuaria va a casa, descansa lo que puede y al día siguiente se presenta de nuevo en consulta control fisiopatoligia fetal (creo que es así su nombre) del centro hospitalario para revisión del cuello del útero (sin aún confirmarme, que ese día me dejan ingresada) la matrona y gine de consulta no entienden porque me vuelven a mandar por allí.
Ingresa de 37+5.
En urgencias le dieron a entender que el marido no podría estar sino para el momento del parto (me lo comunica un ginecólogo, el cual está de guardia el día de mi parto, en ese momento del ingreso que le pregunto yo desconozco quien es).
Le explican en qué consiste la inducción y le dejan en una habitación donde pasaría la dilatación. En ese momento se permite la presencia del acompañante hasta después del parto. Siente que desde que queda ingresada, el trato en paritorio fue exquisito. Le cuidaron y mimaron, le pusieron a disposición cualquier ayuda para llevar bien el dolor: desde pelota de dilatación, baño, cremas de masajes, comida, ... y el trato fue inmejorable. Era personal sanitario dedicado a su trabajo. En este aspecto, su única queja es hacia el ginecólogo que se mostró como persona fría, sobria, sin tacto ni comprensión. Gracias a los esfuerzos de los demás, él no empañó el momento más importante de su vida.
Estuvo con el tampón de prostaglandinas durante 12 horas y se lo quitaron porque tenía muchas contracciones. En ese momento le indican que tiene un 20% del cuello del útero borrado y un cm de dilatación. Se le ofrece la anestesia epidural y se le administra oxitocina sintética desde ese momento. La parturienta no se encontraba a gusto y cree que pudo ser debido a una reacción a la anestesia (se sentía mal) y sintió mejoría cuando bajaron la dosis de la misma.
Un punto negativo fue cuando un ginecólogo le comunica que tendrá que estar sin acompañante y también le dijo que o paría con la epidural o paría sin ella pero que no le estarían regulando la dosis de la anestesia; en cambio, el anestesista acudió (muy amablemente) y reguló la anestesia y acto seguido el parto avanzó. Después durante el parto, le acompañó otro anestesista diferente, que sí le escuchó y le reguló la dosis.
El parto fue vaginal. No se le practicó una episiotomía pero sí le dieron algunos puntos internos por desgarre. No le separaron al bebé y pudo estar piel con piel mientras la trasladaban a una habitación de recuperación. Una vez allí, pesaron al bebé y se la volvieron a poner sobre el pecho. No se ha separado madre y bebé en ningún momento ni para subir a planta. El día del alta le realizaron la prueba del talón y una analítica y sí que se llevaron al bebé para eso. Habrán sido unos 10 minutos.
En NIDOS la atención era buena.
En planta de obstetricia no tuvo la misma percepción de buena atención sanitaria pero no por algo específico sino en general.

Las observaciones que tiene después de la experiencia es que durante todo el tiempo que estuvo en el centro, ya sea antes del parto como durante y después, las normas estaban siendo continuamente cambiadas supuestamente por la situación del COVID19. Tan pronto se le indicaba una norma como que luego se le daba otra perfectamente opuesta. A cada rato alguien informaba de normas o protocolos nuevos; por ej., a veces el acompañante tenía derecho a recibir dieta igual que la parturienta y en otras ocasiones no le llevaban nada (siempre recibió dietas, menos después del parto una vez en planta, donde se pasa parte del ingreso). Esto no es coherente teniendo en cuenta que el acompañante es una parte más de todo el proceso y no tenía acceso a comida durante el tiempo que permanecía la usuaria ingresada. Con la situación particular del estado de alerta iba ser muy complicado comer de manera que luego pudiera ser el acompañante que la parturienta necesitaba. Y lo que propiciaba era que la recién madre estuviera compartiendo su comida con tal de que el acompañante no desfalleciera en el intento de acompañar madre y bebé.

Considera que quién decide las normas, quien diseña el protocolo, tiene que entender, que el padre tiene un pase para entrar y salir del hospital, si en cada comida se desplaza a cualquier lugar, al entrar corremos el riesgo de contagio. Eso multiplicado por cada padre de cada niño nacido, simplemente no es lógico ni para las familias ni para el personal de la planta. Además de que hay que cuidar al acompañante para que éste a su vez esté en condiciones de cuidar. Y, en este caso, el marido era muy consciente de la situación y tomaba todas las medidas pero en todo momento presenciaba como la gente seguía tocando todo (pasamanos, barandillas, pomos, botones de asensores, etc.). Tampoco era lógico la organización que habían planteado para los acompañantes que necesitasen usar el aseo. Pues en paritorio el único baño disponible para el acompañante era el de uso público en la planta 0 y la limpieza del mismo no era el adecuado dada la situación actual. Una vez que se pasa a planta después del parto, el baño es uno en la misma planta y ahí sí que reunía condiciones de higiene