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Cesárea en Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria

Vengo aquí a contar mi relato dos años más tarde, pero espero que sirva para que no se repita.
Yo me puse de parto espontáneamente en la semana 41+3 (tras haber batallado mucho para que no me hicieran una inducción innecesaria).

Ingresé en el HUNSC pasada la media noche y con 3cm. de dilatación. Pedí la epidural, y a pesar de que intentaron ponérmela en dos ocasiones, no consiguieron que me hiciera efecto.

A las 8 de la mañana, estaba dilatada completa ....y empezaron todos mis problemas con el cambio de turno. Llegó una nueva matrona que lo primero que hizo fue sondarme, porque con la epidural no me podía levantar. ¿Qué epidural? ¿Si nunca consiguieron ponerla en el lugar adecuado para que me hiciera efecto? 

Me indica que vamos a empezar a empujar. Mis dolores eran horribles, espantosos. Yo no tenía esas ganas de empujar que se supone que debes tener, empujaba cuando ella me lo decía (y no hacía sino decirme que empujaba mal). Cuando yo empujaba, salía toda la bolsa como un globo, pero no la cabeza del bebé (porque yo no había roto aguas). En algún momento, decide romperme la bolsa, saliendo muchísimo líquido verdoso.

A partir de ahí, el dolor se intensifica aún más. No me deja moverme de la camilla (boca arriba y con las piernas abiertas), solo me dice que empuje con más fuerza. Tras empujar por más de 3 horas, y ponerme oxitocina sintética en varias ocasiones (nunca supe el motivo), empiezo a perder el conocimiento cada vez que la contracción llegaba a su pico (me desvanecía unos segundos y volvía).

Es entonces cuando llama a la ginecóloga, y me llevan a una cesárea de urgencia por no descenso del bebé. Le dijeron a mi pareja que recogiera todo ya, que tenía que desalojar el paritorio...¡eso era lo primordial, desalojar el paritorio! No pudimos ni despedirnos, y me llevaron corriendo al quirófano.

Allí sola, en ese quirófano frío, había más de 20 personas desconocidas (que se presentaron, eso si, pero yo no me acuerdo de quiénes eran). Yo con unas contracciones que me iba a morir, empiezan a intentar ponerme la epidural (que evidentemente no tenía puesta...por mucho que la matrona se empeñara). Entre contracción y contracción (que venían rapidísimas) me puse en todas las posiciones posibles, hasta que un tercer anestesista dio con el hueco y consiguió ponerme la epidural. ¡Por fin pude respirar!

En todo este tiempo, mi pareja está esperando en un pasillo (que creemos que no es donde debía de estar...pero nunca lo sabremos), donde le indican que tardaré unos 40 minutos. No sabe nada más de mí hasta dos horas más tarde...porque solo en ponerme la epidural tardaron unos 45 minutos. Cero información.

Una vez sacan al bebé, lo veo 5 minutos (mientras me cosen y con los brazos atados) y me dicen que se lo llevan a hacer piel con piel con el padre. A mí me llevan a una sala de recuperación, donde estoy completamente sola e incomunicada por un tiempo desconocido (según mi pareja, unas dos horas y media). Allí es donde me quitan los calcetines, los pendientes y una coleta ...con esos calcetines que se habían recorrido medio hospital durante la dilatación, me abrieron la barriga. ¿No era tan riguroso el procedimiento para entrar al quirófano, y por eso no podían entrar a acompañarte en la cesárea?

Cuando, por fin, me suben a planta, allí está mi pareja sin bebé. Que había hecho piel con piel unos 15 minutos y luego habían venido a buscarlo para llevarlo al nido, no sabe por qué, que le tenían que hacer unas pruebas y que él no podía ir. 

Según pregunté por el bebé, lo trajeron enseguida indicándome que estaba en el nido y que todo estaba bien. ¿Por qué estaba mi bebé en el nido y no con su padre? ¿Qué pruebas le hicieron? ¿Por qué se lo llevaron y no fue el padre acompañándolo? Nunca lo sabremos tampoco...

El bebé nace con una marca en su frente (como un pequeño hoyito hundido), debido a los impactos que se estaba llevando contra mi pelvis, cuando yo empujaba. Eso nos lo tuvo que explicar un fisio privado unos días más tarde, porque por más que preguntamos por esa marca en la frente...nadie nos dijo nada. Solo que todo estaba bien.

¿Es tan difícil ser un poco humano cuándo trabajas con personas? La matrona última que nos atendió se llamaba Evelyn, y espero no encontrármela nunca más.