Salgo de la consulta de mi matrona, la que me sigue el embarazo por la Seguridad Social, sintiendo que ha pasado algo extraño y no sé qué es lo que es. Pero continúo con mi día a día. No hay tiempo de pararse a pensar porque la vida nos atropella, sobre todo cuando ya tenemos algún hijo viviendo fuera de nuestro útero hace más o menos tiempo. Entonces, unos días después, se enciende la bombilla… ¡Ah sí, fue aquello! Ese momento fue lo que me descuadró.
Entre preguntas de salud, más o menos rutinarias, se coló sin avisar: