Parir en libertad

En busca del poder perdido

El nacimiento de un hijo responde a una profunda necesidad vital. Y el parto es un hecho absolutamente genital y sexual. Por lo tanto, el parto no es meramente una situación médica, de enfermedad y riesgo, sino que tiene que ver con la vida, el placer, la alegría, la esperanza y las emociones intensas. No es necesario que todas las parturientas sean tratadas como enfermas. Cada una es el centro de esta situación. Los que estamos alrededor, profesionales de la obstetricia, debemos tener un solo objetivo: acompañarlas y cuidarlas y, fundamentalmente, respetarlas en sus deseos y decisiones, siempre que éstos no las dañen. Las mujeres deben animarse a recobrar este espacio propio, tal vez el más importante y trascendente de la vida, eligiendo parir en libertad.