Por clau707
Imagen: Gabriella Bianco
Cuando escuchamos historias hospitalarias de terror, de partos que se complicaron, de niños que nacieron mal, de madres que han sufrido lo indecible, de hospitales que no tenían los medios, de traslados, de negligencias... estamos acostumbrados a escuchar también que es una suerte que nos haya tocado parir en condiciones diferentes: con todos los medios tecnológicos-modernos-novísimos; con muchos monitores, con médicos que prefieren curarse en salud, con espátulas-fórceps-ventosas que han permitido a madre e hijo salir (casi) sanos y salvos.
Qué lejos de la realidad está esa afirmación y, de verdad:
Qué suerte hemos tenido.
¿¿Suerte??