Nuria Martínez Lozano
13 Feb 2014

Es increible, inhumano, injusto, e ilegal. Que es lo que tenemos que hacer para que se cumplan los derechos de nuestros hijos. Acompañarlos en sus horas de sufrimiento no es algo gratuito. Está demostrado que un acompañante alivia el dolor, tranquiliza más que los fármacos, ayuda a los profesionales a la hora de aplicar tecnicas invasibas. 

Los padres no somos columnas que entorpecen el trabajo. Los padres sabemos y podemos colaborar con los proveedores de salud. 

No puedo imaginar el dolor de una madre que tiene que despedirse de su hija desde la puerta de  una unidad, llorando en un pasillo su dolor.