San (unverified)
27 Nov 2013
Creo que el problema está en llevarlo todo al extremo. Es decir, asumir que a día de hoy vivimos en una sociedad sumamente medicalizada, ya no solo cuando hablamos de parto y embarazo, es una realidad y negarlo, contraproducente para nuestro propio sistema de salud y de hecho para nuestra salud misma. Ahora bien, este tipo de mensajes a mí me suelen producir cierto, no rechazo, pero sí recelo. No sé cómo explicarlo, así que espero que se entienda lo que quiero trasmitir. Me sucede algo muy semejante a cuando hablo y defiendo el parto respetado o la lactancia materna; por un lado, encuentro incomprensión por parte de aquellas personas que me toman por una especie de hippie feminazi que exagera las cosas y “lo que dices es una tontería porque no es para tanto, bla, bla, bla”. Por otro lado, parece que muchas veces este tipo de reclamos, ya sea consciente o inconscientemente, se asocian con determinados movimientos que no tienes porqué compartir (un tipo de crianza/educación/parto en concreto); movimientos que muchas veces, aprovechan también para hacer suyas ciertas proclamas que no son tales: por ejemplo, parto respetado, a mi entender, no es lo mismo que parto en casa, y yo me he encontrado con personas a favor y en contra del parto en casa, que ante mi defensa del parto respetado han achacado mi posición a que estaba defendiendo el parto en casa. Con el tema del post me pasa un poco lo mismo. Sí, hay excesiva medicalización. Pero me dan repelús esos movimientos que consideran que existe una especie de complot mundial de las grandes farmacéuticas, que todo lo que huela a medicina tradicional apesta, y que defienden posturas alternativas que cuando son criticadas por su falta de evidencia empírica, por supuesto ya te acusan de ganar millonadas por parte de la empresa X. Pues no oiga, ni un extremo ni otro, un poco de sentido común, que para mí, la primera opción de todas, es reconocer los errores y tratar de desarrollar un sentido crítico que permita solucionarlos y mejorar la situación. La medicalización es necesaria, claro que sí (incluso para una situación de desamor que puede llegar a estar detrás de depresiones o intentos autolíticos o un examen que puede desembocar en un trastorno de ansiedad complejo), pero con cabeza, con evidencia y con sentido crítico. Un saludo.