Candy Tejera
17 Oct 2013

El problema no está en no querer sentir dolor durante el parto y por ello utilizar la epidural (lo que implica que damos por sentado que ese dolor existirá, cosa que no tiene porque producirse en todos los casos, y que no contemplamos otras opciones para mitigar ese dolor). Está en no querer sentir en su sentido más amplio, en querer que nos duerman todo el cuerpo y la mente con "anestesia", para no enterarnos de nada. Lo malo es no querer saber, ver, oír, o decidir. No querer tener nada que ver con tu propio parto, con el nacimiento de nuestro hijo. Decidir voluntariamente "no vivir" nuestro propio parto, supone asumir que, o bien el parto es algo malo, que queremos evitar en la medida de lo posible, o que no tiene la mayor importancia y que por tanto es perfectamente prescindible. Y esa es la gran mentira y manipulación que sufrimos las mujeres. Porque parir no es horroroso, como nos han hecho creer, vivir la experiencia del parto es algo sumamente valioso, y hacerlo de una manera sana y satisfactoria es fundamental para la salud física y mental, tanto de la madre como del bebé.

Físicamente si nos duermen "enteras" no solo nos "libramos" del "dolor", si lo hay, si no que tampoco sentimos los efectos positivos de las hormonas del parto. Te pierdes tu parto. Pasa por tu cuerpo, por tu vida y por la de tu bebé de largo. Cerrar los ojos al parto y dejarnos hacer es triste, esconde mucho miedo e inseguridad. Habría que preguntarse de donde procede ese miedo y esa inseguridad. Y si el que nos sintamos así le beneficia a alguien. Lo que está claro es que a nosotras y a nuestros hijos no.

Este post no va de epidural si o epidural no. No hay nada malo en tratar de paliar el posible malestar de las contracciones con "analgesia", pues para eso está. Sin embargo todas las decisiones que tomemos influenciadas por el miedo o por una falta de confianza en nuestra capacidad para parir, no serán unas decisiones libres. Mi opinión es que si usamos la epidural por miedo al parto, ese parto no es nuestro, es del miedo. Solo si nos sentimos capaces y desterramos el miedo que nos han inculcado, podemos decidir como vivir nuestro parto libremente.