Nuria Martínez Lozano
26 Jun 2013

Hola Juli, yo soy una de esas mamás (lamentablemente no soy la única) que la primera vez que miró a los ojos a su hijo no sintió nada. Yo tambien sufrí una inducción y una cesárea, aunque en mi caso (en esos momentos) muy necesaria ya que mi hijo necesitó reanimación en quirófano e ingreso en neonatos. Quizás por esa razón al leer el texto he entendido que no generalizaba sino que hablaba de casos como el mio. 

Yo no me sentí mala madre, quizás porque afortunadamente había leido lo suficiente para saber que era una posibilidad. Pero por eso no dejó de doler. Hoy en día con 2 hijos más (una segunda cs innecesia y un pvd2c respetado), 8 años más tarde y mucha más información sobre neurobiología del nacimiento, aun me sorprende lo mucho que me duele aquel recuerdo. El de un cuerpecillo atravesado por una vía, con apenas 1 día de vida, dentro de una cajita de plástico, aislado, mirándome a los ojos. Mientras una mujer sentada en una silla de ruedas lo miraba sin posibilidad de tocarlo, como si fuese un pez en una pecera.

Tardé unos 6 meses en enamorarme perdidamente de mi hijo, pero lo hice, como lo hacemos todas, tarde o temprano. Con mi segunda hija fue más fácil, aun siendo una cs proramada, gracias al contacto casi inmediato. Aún así, YO (es mi caso personal y no intento generalizar) descubrí lo que es enamorarse de un hijo a primera vista en el nacimiento de mi tercera hija. 

Juli, me alegro en el alma que sintieras todo ese amor por tu bebé nada más verla. Te envidio con todo el corazón, daría por bueno parte de aquel sufrimiento solo por haberme sentido madre aquella mañana de abril.