Irene Iglesias
26 Jun 2013

¿De verdad rechina la idea de pedir que se nos respete en las decisiones que tomemos?

Mi primer hijo vino al mundo por cesárea programada.

Mi segunda hija en un parto hospitalario, no tan normal como hubiera querido ni tan intervencionista como es usual habiendo cesárea previa.

Jamás de los jamases me he sentido que me hayan mirado mal en EPEN, nadie me considera menos madre por la cesárea programada, simplemente con la información que tenía en mi poder en 2006 la cosa no podía haber salido de otra manera. Ahora yo transmito esa información para que las madres que alberguen en su barriga un niño de nalgas esquiven o al menos intenten otra cosa que la cesárea, porque se puede, porque es lo mejor para sus hijos y para ellas. Pero si con toda la información la madre decide cesárea programada, bienvenida sea. No soy quién yo para decirle nada a una madre que a lo mejor ha perdido a su bebé en la semana 41 y ahora no quiere llegar a la 40. En EPEN damos información, punto. No decidimos por las mujeres, no criticamos a las mujeres. Damos la información que deberían dar los médicos y acompañamos a las que quieran, y lloramos juntas y reimos juntas y nos intercambiamos experiencias. El día que todos los partos sean respetados, no tendremos razón de ser, y nuestras reuniones serán sólo para quedar a tomar café y charlas de nuestras cosas.