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Testimonio parto Quirón Barcelona

Parto en Clínica Quirón Barcelona (enero 2019)

Después de 3 años y medio y ante la inminente experiencia de un nuevo parto, quiero explicar mi experiencia por si puede ayudar a otras mujeres a no pasar por lo mismo y porque los “profesionales” que nos atendieron siguen aún atendiendo partos y seguramente replicando las misma prácticas.

Era un viernes de enero de 2019 y teníamos hora para una revisión rutinaria a las 11h. Entramos en la consulta y nos colocan los monitores, como otras veces el niño se mueve mucho y la señal de sus pulsaciones va y viene, así que nos piden repetirlo y estar un rato más.

Ya hacia el mediodía, la ginecóloga M. I. G., que no conocíamos de nada, nos dice que no le ha gustado el resultado del monitor. Las pulsaciones del niño han bajado a 60 y que esto quiere decir que está sufriendo y que pide salir ya.

Estamos en la semana 41 y 4 días, es viernes por la tarde y no nos pueden dejar marchar a casa.

Nos explica que ingresaremos para monitorizar al bebé e inducir el parto hoy mismo. No nos lo esperábamos pero les hacemos caso porque cuando te dicen que el bebé sufre...

Mi pareja se tiene que encargar del papeleo del ingreso y va rápidamente a casa a buscar la bolsa con todo. De mientras yo espero en la consulta a que llegue la comadrona L. P. A.

El tiempo sola se me hace eterno, tengo miedo de cómo irá el parto y de porqué el bebé está sufriendo. La ginecóloga me ve medio llorando y se ríe, que no hay para tanto que en unas horas ya tendré al niño en brazos.

Llega la comadrona y bajamos a la sala de partos, me dice que me desnude totalmente y me ponga una bata y que me estire en una camilla donde me coloca las correas para seguir en el monitor al bebé y las contracciones.

Son las 14:12h.

Lo primero que hace sin avisarme es un tacto y rompe la bolsa con un palo de plástico muy largo.

Estamos solas las dos y no me explica nada. Después, me coloca una vía para ponerme suero (más tarde me entero que me puso oxitocina también, sin avisar).

Me dice que ya tengo algunas contracciones pero yo no noto dolor, sólo como una molestia ..un dolor de barriga... Pregunto por el bebé y me dice que está aguantando bien pero que no está al 100%.

Llega mi pareja, !por fin! No quería estar más tiempo sola con aquella mujer!

Nos dice que el niño no se mueve (yo tampoco, estoy estirada en una camilla y no noto casi nada). Nos dice que el cuello del útero está muy duro aún. Nos recomienda poner la epidural porque así lo ablandará todo y ayudará a bajar al bebé.

Accedemos, no sabemos qué otras opciones hay ni podemos consultar nada, estamos solos con la comadrona.

Son las 15:44h.

En muy poco tiempo llega el anestesista, un hombre muy alto que habla con dificultad el castellano y obliga a salir a mi pareja de la sala, “si no sale no me pincha”.

Noto 3 pinchazos y el anestesista pide que alguien me sujete porque me muevo. Noto como algo sube por la columna y como me pone esparadrapo enganchado por la espalda, me deja una vía colgando del hombro derecho (soy diestra y nadie me ha preguntado donde me iría mejor). Me giro cuando ha terminado y veo en la safata con utensilios bastantes gasas con sangre.

Dejamos que haga efecto la epidural y antes de irse el anestesista nos dice alardeando “soy el único que pincha entre la 4ª y la 5ª vértebra”.

La comadrona vuelva a hacer tactos y nos dice que ya está todo más blandito, hasta consigue tocar la cabeza del bebé y nos dice que estoy de 3-4 cm de dilatación pero que aún está demasiado arriba y que al bajar choca con un hueso y que es imposible que salga solo.

Son las 17:20h.

Aparece el ginecólogo C. vestido de calle, con la chaqueta puesta todavía y se coloca unos guantes y me hace un tacto que verifica la versión de la comadrona. Esta vez más amable y con más explicaciones, nos indica dónde está la cabeza del bebé y que choca con el hueso de la pelvis frontal. Que tendría que hacer una maniobra para evitar el hueso y que no le podemos ayudar a hacerla. Es necesario hacer una cesárea.

Nos dice que lo lamenta, pero que no ve más opciones. Que antiguamente hubiera sido unparto de 24h con mucho sufrimiento y riesgo para el bebé. Es la persona que más explicaciones nos da, que más confianza y respeto nos transmite durante todo el parto.

Preparan el quirófano y, aunque se acerca el momento de ver por fin a mi hijo, estoy muerta de miedo, no me han operado nunca y todo está yendo muy rápido. No habíamos contemplado que acabara en cesárea ni nadie nos había explicado cómo era una inducción ...

Entramos en quirófano y terminan de prepararlo todo mientras mi pareja espera fuera. Vuelvo a estar sola con un montón de gente.

El anestesista V. será el de la cesárea, me aplica más dosi de epidural y con una lata de refresco (sí una lata) me la va pasando por la cara, la barriga y las piernas para verificar si la noto o no y ver qué la anestesia ha hecho efecto ya.

Me colocan con los brazos estirados en cruz y tengo delante una tela verde que no me deja ver nada. Van muy rápido preparando bisturís y herramientas, se nota que lo tienen muy rodado.

Dejan entrar a mi pareja que se pone a mi derecha en un tamburete. Si mueve un poco la cabeza para ver qué me estan haciendo, la comadrona L. le riñe y le dice que se esté quieto.

La comadrona me apreta muy fuerte por encima de las costillas, tanto que me hace daño y me quejo. Pero enseguida parece que ya pueden sacar al bebé, lleva dos vueltas de cordón en el cuello. La cara de mi pareja es el reflejo y el espejo más directo de que ya ha salido!

Me lo enseñan un poco por encima de la tela verde pero solo veo su cara rápido y ya está.

Mi pareja baja la tela un poco para poder verlo bien pero la comadrona le chilla “¡Qué haces! No me habrás tocado a mi? No me puedes tocar!!”

Se llevan al niño y mi pareja lo sigue para ver qué le hacen.

Le ponen una pulsera en el pie que no coincide con las nuestras, además pone un nombre que no es. Mi pareja les avisa y nos cambian las pulseras a los 3 para que sean iguales. La que le habían puesto era la del niño anterior (que luego vimos que estaba en incubadora).

A nuestro bebé le ponen una crema en los ojos y le pinchan vitamina K sin informarnos de nada. Mi pareja se queja y la comadrone le dice enfadada que lo hemos firmado todo en los papeles del consentimiento.

El bebé ha nacido entonces a las 17:52h.

El piel con piel lo realizó con el padre mientras yo estuve 1h en reanimación, sola de nuevo.

Al cabo de dos días me dijero que ya me tenía que levantar pero me venía un horrible dolor de cabeza sólo al incorporarme sentada y era tan tan fuerte que lloraba del dolor. Parecía que la cabeza me iba a explotar.

La comadrona L. dijo que todas las parturientas éramos unas quejicas y que todas hacíamos lo mismo.

Me insitieron varias veces en sentarme pero yo no podía del dolor que tenía en la cabeza. Tardaron 3 días en admitir que hubo un error en la administración o en el retiro de la epidural que causó un derrame de líquido encefalo raquídio que no me permitía ponerme en pie.

Estuve 1 semana en cama, horizontal hasta que se me pasó el dolor, el único tratamiento era tomar cafeína.

Durante las 48h siguientes a la cesárea me fueron dando de forma intravenosa muchos medicamentos, aunque yo no tenía dolor de la cicatriz en sí puesto que estaba quieta en cama al no poder levantarme. Tuvimos que consultar al pediatra del CAP sobre alguno de los medicamentos como Nolotil y Dolantina puesto que tenían alteraciones en la lactancia materna.

La respuesta del hospital Quirón fue que era el protocolo y que en todas las cesáreas se administraban esos medicamentos y no le pasaba nada al bebé. Decidimos no tormarlos por nuestra propia cuenta aunque algunas dosis sí las tomé ya que las administraban vía intravenosa y no informaban de nada.

El acompañamiento de la comadrona L. P. y la atención del Hospital Quirón fue nefasta. No se informaba con antelación de nada, hubieron muchos errores que no querían admitir (hasta registraron al bebé con una fecha un año anterior! 2018 en lugar de 2019!!).

Sin duda nada recomendable y las personas que no les gusta su trabajo y no lo hacen con placer deberían dejar de ejercer para que nadie más se encontrara con este trato.