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Testimonio Diabetes Gestacional

Hola,

Os voy a contar los detalles de mi primer embarazo, a modo de desahogo, ya que por lo general me he sentido bastante incomprendida.

Todo empieza cuando en una de las consultas me preguntan por enfermedades familiares. Le digo que mi madre tiene diabetes tipo 2, detectada ya de mayor. Entonces deciden hacerme la curva de glucosa con los análisis del primer trimestre. Primero la corta, y luego la larga. Sale positivo: diabetes gestacional.

Antes de nada me gustaría decir que hasta hacía muy poco, yo no tenía ni idea de nutrición. No sabía lo que eran los hidratos de carbono, ni las proteínas, ni la forma de digerirse. Nunca me ha interesado. Tengo obesidad tipo I y la verdad es que no había cuidado mucho mi alimentación hasta poco antes de quedarme embarazada.

Pues bien, comienzan mis citas con el endocrino. El protocolo de este hospital es que, primero te ve la enfermera “experta” en nutrición y luego te ve el médico. La consulta con la enfermera consistía en una charla que nos echaron a otra chica y a mí, a mi marido no le dejaron quedarse. En ella te explican cómo tienes que comer. A mí me dan una dieta de 1200 kcal, sí, 1200 estando embarazada. Me preguntan qué desayuno: leche semidesnatada, con muy poco cola-cao y tostada de tomate y aceite. MAL! MUY MAL! Según ella no debo tomar leche semi, tiene que ser desnatada, pero ya de ahí hasta el final de mi vida. Le digo que a mí la desnatada me sabe a agua y no me gusta, me dice que entonces para que le echo cola-cao a la leche. Total, que durante 5 minutos explicándome (recuerdo que estaba la otra chica delante) que tenía sobrepeso, que no podía tomar leche semi, que tal y cuál. Yo ya me callé.

Luego nos explica que debemos tomar los alimentos a la plancha o hervidos. Tanto de verdura y tanto de proteína, pesado y tal. De desayuno, leche con galletas (nada de tostada). Por la noche leche con galletas, a media mañana fruta. Me pregunta que a qué hora puedo hacer el descanso de media mañana. Pues mire, es que soy autónoma y descanso cuando puedo, si puedo. Me dice que es muy importante parar justo a las 12h, que si estoy hablando con un cliente, pues que le cuelgue y le llame luego. Pues bueno, que la presentación de nuestra dieta fue casi más una bronca que una educación nutricional (como ellos lo llaman).

Luego fue la cita con el doctor. Me dice que a partir de ahora, nada de ir a bodas, bautizos ni comuniones, ni cumpleaños. Estupendo, estoy en mi primer trimestre de embarazo y ya no puedo hacer nada.

Con la diabetes gestacional, lo que hacía era llevar un control, creo que cada mes, de los valores que quedaban registrados en la máquina de medición de glucosa. Tenía que medirme la glucosa cada 2 días, 6 veces al día (antes y después de las comidas). Había algunos días que se me pasaba y a apuntaba cuando ya había empezado a comer, y me daba alto, pero lo indicaba en el día, que había sido por eso. Les dio igual, ellos tenían como límite mínimo no tener menos de 60 y máximo 120, 2 h después de las comidas. En mi primera revisión hubo unos 5 ó 6 valores por encima. Por mi falta de información sobre nutrición. Evidentemente no seguí su dieta de 1200 kcal. Sí de la ración de hidratos. Y por supuesto, nada de azúcar. Pero lo que yo no sabía es que depende de qué tipo de pan comas, del tipo de pasta, de la forma de prepararlo, etc., que los valores pueden variar.

Llegó mi segunda revisión. Otra vez unos 5 ó 6 valores mal. Me dicen que me tengo que pinchar insulina. Les digo que mi suegro es médico y que me gustaría consultarlo con él. Buf, ¡por qué diría nada!. Me dijo: tu suegro será médico, pero no de esto. ¿Eh? ¿Y usted qué sabe? En fin, no dije nada. El caso es que ese día mi madre me acompañaba. No pudo elegir peor día. Me dijeron que mi bebé corría el riesgo de nacer grande, tanto, que no cabría por el canal de parto. Que podía morir. En fin… que yo salí de allí medio llorando, y mi madre la pobre, pues también.

Me obligan a ir a una cita ese mismo viernes a las 9h. Les digo que por trabajo no puedo, que si puede ser otro día. Me dicen que no, que tiene que ser ese mismo viernes. Me dan las citas pese a que insisto en que no puedo. Pasados unos días, tengo que pedir un cambio de cita y me la dan para dentro de 2 semanas.

Como les debía de saltar en el ordenador que había faltado a la cita, cuando fui a la revisión con la ginecóloga me pregunta que por qué no he ido a la cita (con tono más bien de enfado). Le digo que no podía y que la había cambiado. Me respondió: ah! Vale!.( No sé qué vería en la nota del endocrino). Lo consulto con mi suegro que llama a un colega endocrino. Le explicamos el caso y por teléfono nos dice que no pasa nada, que mis valores están bien. Que lo importante es no tener picos de subida/bajada y no me recomienda ponerme insulina por 2 cosas:

- Porque la gente que se empieza a poner insulina no se toma tan en serio la dieta (si me paso, la insulina lo corrige).

- Porque es más fácil que te de una bajada de azúcar y sea aún más peligroso.

Me fio de su criterio. Lleva toda su vida trabajando en el hospital La Paz. Me explica las cosas de forma mucho más razonable.

En la siguiente consulta, me preguntan qué tal me va con la insulina. Les digo que no me la estoy pinchando, me preguntan el por qué y simplemente les digo que no me parece necesario, que los valores están bien. No doy más explicaciones. Revisan los valores y solo hay algunos un poco más altos, así que, en modo amenaza me sigue diciendo que por esa vez lo deja pasar porque tengo bien los valores, pero que tendría que pincharme insulina.

Afortunadamente, la siguiente consulta es en verano y los habituales están de vacaciones, y los que hay de sustitución son mucho más razonables. Revisan que está todo más o menos bien (sigo teniendo algunos valores más altos de vez en cuando) pero no le dan importancia.

Una de las veces que salí de esas consultas, me dio un ataque de ansiedad. En ese momento, embarazada, pensé que le estaba haciendo daño a mi hijo por no saber comer, no sabía qué hacer, estaba perdida. ¿No puedo ir a comer a un restaurante? ¿Y si en vez de carne a la plancha es un guiso, puedo comerlo? Tenía por delante muchas semanas de embarazo y me tomé en serio las “regañinas de los médicos y enfermeras”. Luego, al mismo tiempo, me sentía estúpida por sentirme mal por eso, porque tenía a otro médico de confianza que también me ayudaba, porque una persona que me echa una charla de 5 minutos sobre si tomo la leche “no sé cómo”, no es muy profesional por su parte, ¿por qué me preocupo tanto?

Pues a la gente a la que se lo contaba sólo sabía decirme que me tenía que cuidar, que era importante ¡si ya lo estaba haciendo! Mi pareja me decía que no hiciese caso a esos médicos, que no tenían razón, pero yo me sentía mal, porque al fin y al cabo mi salud estaba un poco en sus manos.

He de decir que escribiendo esto, volviendo a recordar, he llorado, y aún sigo sin entender el por qué. ¿Porque haya médicos que no sepan tratar con pacientes, con personas? Sé que hice lo correcto, pero ahora que estoy embarazada de nuevo tengo miedo. Y no tengo miedo a la diabetes gestacional (que es muy probable que vuelva a tenerla) sino a que me atiendan los mismos médicos y digan las mismas tonterías que la última vez. La opción de cambiar de hospital no me viene bien, así que ya veré qué hago.

Por cierto, ya aprovechando que me estáis leyendo, os cuento brevemente mi parto.

Llegué al hospital con una fisura en la bolsa, en la semana 38+5. Sin contracciones. Me dicen que el cuello del útero aún no está borrado, pero en cambio he dilatado 2cm. Me ponen prostaglandinas, se supone que para que el cuello del útero se borre (aún hoy sigo sin saber si era necesario o no, porque he encontrado poca información al respecto).

Al cabo de 2 horas más o menos después de habérmelas puesto, empiezo con las contracciones (muy dolorosas, no sé si dependerá de lo que me pusieron). Pero me dejan ir a la habitación, comer si quiero (intenté comer pero vomité, así que nada). Volví al paritorio, andando, sujeta a una celadora y a mi marido que me tranquilizaban en las contracciones.

Durante el parto, estaban la médico adjunta y la residente, y mi marido. Si hablaban entre ellas lo hacían en bajito y muchas veces se comunicaban por gestos. La verdad es que me pareció muy respetuoso por su parte. Me dijo que si tenía ganas de empujar, que empujase, y que lo hiciese cuando yo tuviese ganas. Parecía que ellas estaban ahí de espectadoras, lo cual también se agradece. En uno de los pujos, el niño salió, así que no dio tiempo de llegar a paritorio ni nada (di a luz en la sala de dilatación, mucho mejor). Esperaron un rato por si me daban algún punto por un desgarro que tenía. Al final decidieron que sí. El parto fue rápido para ser primeriza. Ingresé a las 10h, a las 15h empecé con las contracciones y a las 20:15h nació mi pequeño.

La recuperación fue fantástica, en parte, gracias a las profesionales que me atendieron.

Veremos ahora en este segundo embarazo cómo me van las cosas. También tengo miedo. No creo que tenga tanta suerte.

Bueno, pues llegados a este punto, si os habéis leído todo muchas gracias, y si os habéis saltado algún punto, pues genial, yo también lo hubiese hecho :D

Un saludo y gracias de nuevo por leerme.