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Queja Hospital Gregorio Marañón

Con esta carta quiero denunciar el trato recibido en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, hace casi un año, el día que nació mi hija: el 26 de Octubre de 2016 aunque podría haber sido cualquier otro hospital porque sé que casos como el mío hay muchísimos y por desgracia cada día más lo cual me parece increible en pleno siglo XXI. En vez de avanzar, parece que retrocedamos..... El 25 de Octubre de 2016 llegué al Hospital Gregorio Marañón sobre las 17 horas después de romper aguas en casa. Estuve en urgencias muchísimo tiempo porque no había paritorio disponible, incluso estando ya de parto con los correspondientes dolores estaba sola, sin mi marido y con otras mujeres que no tenían porque verme en ese estado. Sobre las 9 o 10 de la noche me subieron al paritorio donde en seguida me pusieron la epidural dejándome acompañada de dos matronas que se sentían impotentes ante la falta de personal, lo comentaron en varias ocasiones ya que iban y venían de mi paritorio al de al lado atendiendo a varias mujeres a la vez. Aun así, no tengo ninguna queja de ellas ya que fueron profesionales y me atendieron debidamente en todo momento. El parto se paró muchísimo y el bebé estaba muy encajado pero aun así estuvimos tranquilos mi marido y yo en la habitación empujando con la ayuda de las matronas durante varias horas. Sobre las 7 de la mañana vino a verme el médico y me dijo que si no daba a luz en la próxima hora: "vendría a ayudarme". Era raro porque en ningún momento me habían informado de que el bebé tuviera que nacer en seguida ni se veía en el monitor sufrimiento fetal pero bueno continué empujando y todo seguía mas o menos su curso... Pues tal y como me dijeron, sobre las 8 de la mañana (hora en la que casualmente ese médico empieza o acaba el turno) sin que aparentemente repito hubiera ninguna necesidad, me sacaron a mi hija. Como si de una película de terror se tratara, porque yo estaba muerta de miedo y sin ninguna información porque en ningún momento nadie me explicó nada, sacaron a mi marido corriendo de la habitación y con una violencia terrible me realizaron la maniobra de Kristeller (que no aparece en el informe médico a pesar de que me la practicaron) y utilizando fórceps sacaron a mi hija. Fue en un sólo empujón y tan rápido que según salió mi marido de la sala, le mandaron entrar. Mi hija a simple vista no sufrió daños y espero que no aparezcan en el futuro por el uso de forceps pero yo con esas prácticas junto con la tremenda episiotomía que me realizaron quedé totalmente destrozada. A las 2 horas de haber dado a luz (en la sala en la que me dejaron hasta las dos de la tarde porque de nuevo estaban saturados y no había habitación disponible) el dolor que tenía era insoportable y presagiaba lo que vendría después: durante el primer mes no podía casi moverme debido al hematoma tanto interno como externo que me provocaron y he tenido problemas para orinar y después para defecar lo que me produjo una fisura anal dolorosísima que me están tratando y de la que aun no estoy curada. Pero lo peor de todo es que los músculos del suelo pélvico quedaron totalmente destrozados, no podía estar de pie ni caminar porque me caía y me bajaba constantemente un dolor por la pierna que me ha impedido, todavía a día de hoy casi un año después, volver a mi puesto de trabajo. Sigo de baja laboral, llevo 10 meses acudiendo a fisioterapia de suelo pélvico y aun sigo recuperándome porque el proceso es muy lento. Por supuesto psicologicamente las consecuencias han sido devastadoras y me han limitado totalmente. No poder moverme durante un mes y tener un recién nacido de tan sólo 2 kg 880 gr al que no podía ni coger en brazos porque mi suelo pélvico no me lo permitía porque como he dicho antes me caía, mi cuerpo no soportaba mi peso pues mucho menos sujetando un bebé, ha sido durísimo. Con esta carta quiero denunciar la falta de información y la violencia obstetra a la que fui sometida en el momento del expulsivo utilizando técnicas totalmente desaconsejadas por la OMS por los riesgos que suponen tanto para la madre como para el bebé. No hay derecho, a mi no me ayudaron a dar a luz, a mi me sacaron a mi hija y me provocaron una lesión. Por su culpa no he podido disfrutar de este primer año de maternidad que ha sido un infierno privando a mi hija de tener una madre que pudiera ocuparse de ella debidamente. Verdaderamente nunca sabré si realmente era necesario o no que mi bebé naciera rápido en aquel momento o si solamente fue el capricho de un médico por acelerar el proceso y dejar el paritorio libre para "la siguiente" o peor aun si era para irse pronto a su casa pero las consecuencias de ese parto tan intervenido e instrumental fueron nefastas. Yo me pregunto como pudo pasarme a mí cuando a mi alrededor todo el mundo parece tener un parto bueno, incluso una cesárea buena (yo solía pensar que ojala me la hubieran practicado a mi). A veces me echo la culpa porque no me informé bien del hospital, no hice un plan de parto y eso me duele aun más. Yo confié en los médicos que me atendieron y ahora se que no fue culpa mía, yo lo hice lo mejor posible con la información con la que disponía. A día de hoy eso ha cambiado por supuesto aunque no creo que me sirva en mi próximo parto porque creo que no voy a ser capaz de tener más hijos. Sólo espero que esta carta sirva para ayudar a otras mujeres a no silenciar sus casos, para una buena recuperación hay que gritar lo que nos ha pasado. A mi me ha costado mucho asimilar todo pero al final he sido capaz de hacerlo, que no fue culpa mía sino del sistema sanitario que instrumentalizar e interviene los partos diariamente cuando debería ser un proceso más natural y respetado donde tanto la madre como el bebé son importantes y hay que cuidar.