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PARTO DE VERA EN HOSPITAL SANITAS CIMA DE BARCELONA

El pasado 18 de mayo de 2017, embarazada de 41 semanas + 2 días bailaba con mi hija mayor la “Xuxa”, su baile de fin de curso. Tengo dos contracciones super fuertes y me voy a la cama, normalmente descansando cedían. Al acostarme oigo como algo en mi barriga se rompe literalmente y pido a mi marido una toalla, evidentemente había roto aguas.

Las aguas eran claras, así que con tranquilidad fui al baño y me senté pero empezaron las contracciones cada dos minutos, muy dolorosas. Decidimos ir al hospital, llamamos a una amiga para que se quede con nuestra hija.

Dejamos a Arès sobre las doce de la noche en casa de su amiga Candela y nos fuimos al hospital.

El viaje en coche fue horrible, cada vez tenía más presión abajo, tenía incluso ganas de empujar en alguna contracción y hacía todo lo posible por controlar aquel dolor, a mitad de camino pasamos por delante de Sant Joan de Dèu i estuve a punto de pedirle a mi marido que parara allí, sentía que Vera estaba a punto de salir.

El dolor ya era insoportable, entre contracción y contracción cojo aire para pedirle a Jesús que olvidara por completo todo lo que le había dicho sobre el parto sin epidural, que aquel dolor ya no lo podía soportar más. De hecho, en la última visita con llevadora ya le comenté que quería la “walking peri”

Llegamos al hospital del terror sobre las 00:20h, realizan ingreso y me llevan a la sala de partos en silla de ruedas, ya no podía ni caminar. La sala de partos estaba sucia, sin sábanas en la camilla con todo desordenado, me sientan en la butaca del acompañante. Unos minutos después aparece Alice, la comadrona, la misma que me había visitado semanas antes en el mismo Hospital.

Alice me pregunta como estoy, y le digo que muy mal, que no aguanto más el dolor y que quiero ya la EPIDURAL, su respuesta medio riendo fue: “imposible Verónica no tengo anestesista disponible y levántate que nos vamos a otra sala” mientras recogía las sábanas del suelo. Sin hacer si quiera el gesto por ayudarme, mi marido me levanta y nos vamos a la otra sala, realiza un tacto vaginal, estoy solamente de ¾ cm??? No me cuadra para nada, mi vagina estaba a fuego, y la presión que notaba era horrorosa. Insisto de nuevo, esta vez a gritos, quiero la epidural y de forma grotesca me dice: “Ya te he informado de lo que te puede pasar si la ponemos!!” asustada le digo, a mi no me has informado de nada!! “Te puede dar hipertensión y complicar el parto!” le digo que vale, adelante, pero que quiero la anestesia, que nunca he tenido problemas por tensión alta, más bien todo lo contrario. Enfadada me pone una vía y me dice que hasta que no pase la mitad de la botella de suero no podrán ponérmela, pero que igualmente intentará localizar algún otro anestesista.

Mientras me pone la via le recuerdo que di positivo en el exudado/cultivo y que debe suministrarme el antibiótico, asiente con la cabeza y se marcha.

Nos quedamos solos allí sin tomarme la tensión, la temperatura, sin realizar ninguna comprobación de bienestar fetal, sin pelota, sin nada que pudiera calmar un poco aquel dolor y lo más importante para en ese momento MONITORES. Necesitaba saber que mi hija estaba bien, que no estaba sufriendo todo lo que yo estaba pasando, que iba a nacer viva, en fin, saber que todo estaba controlado. Pero no, en aquel hospital estaba todo DESCONTROLADO.

Vuelve Alice con gas, yo no lo había pedido, me pregunta ¿te apetece un poco de gas?, yo a cuadros, le digo que lo que me apetece es la epidural, que se la he pedido mil veces. Me deja allí la botella, me dice que no me va a quitar el dolor pero que me dejará un poco atontada… ¿un poco? Madre mía, estaba entre drogada y resacosa… sin fuerza y muerta de cansancio!!

Seguimos Jesus y yo solos, sin monitores, con contracciones cada minuto, gritaba de dolor, no podía aguantar más cuando noto la cabeza y pujaba aunque no quisiera con cada contracción porque no podía aguantar, grito a mi marido que por favor vaya a buscar ayuda, estaba en el expulsivo y seguíamos solos, sin control alguno. Empezaba a creer que allí íbamos a morir las dos… terrorífico.

Jesús sale hasta dos veces pidiendo ayuda, en los mostradores no hay nadie, por los pasillos tampoco, no encontraba ayuda. Finalmente encontró un chico que avisó para que me asistieran el parto.

Aparecen allí Alice, la ginecóloga y una auxiliar de enfermería. Yo esperaba que como profesionales me acompañaran con el dolor y me ayudaran pero no, no fue así.

Mi marido después de esos momentos de tensión, de verme tan mal y no encontrar ayuda se desmaya en la sala de partos, me quedo sola ante el peligro!

Pregunto por mi ginecóloga y me dicen que la han avisado pero que ya no llega a tiempo, pido de nuevo la anestesia y Alice me dice que tengo la cabeza casi fuera, que son dos empujones y listo. Era la 1 de la madrugada, solo había tardado 20 minutos en dilatar completa y que mi chiquitina llegara al expulsivo, gritaba de dolor, mi espalda se partía en dos y me tumban en “lito”, pido libre movimiento, me quería sentar, necesitaba esa postura para parir pero allí no había nadie dispuesto a respetar nada…

Realizo el primer pujo, mal, evidentemente, estaba a la defensiva, asustada, bloqueada, me agarro con fuerza a las sábanas y veo saltar la via. Alice me mira enfadada y le dice a la AUXILIAR que me ponga otra via, no entiendo para que, la auxiliar delante de nuestras narices le dice que ella no sabe poner vías, y Alice le dice muy seria, pues vas a tener que hacerlo! Sin en ese momento hubiera podido salir corriendo… Madre mia!! Alice me mira y me espeta: “No vuelvas a arrancarte la via!!” Enfadada le contesto que no me la he arrancado… Peor no me podían tratar…

Entre contracción y contracción aparece por allí la anestesista, me preguntan si aun quiero la anestesia, que se pare el parto y se complique, que me sacaran a Vera con fórceps y un largo etc… y yo si si por favor necesito la anestesia, me ponen unos papeles en el pecho para que los firme, sin explicación alguna… No llegan a ponerme la anestesia…

Viene otra contracción, “Verónica deja de gritar y empuja!! que el bebé está sufriendo mucho!!” ¿Cómo? Ahora me vienen con estas?? Empujo con todas mis fuerzas pero hay algo en mi barriga que duele, duele mucho, se me saltan las lágrimas y busco con mis manos que puede estar haciéndome tanta presión y dolor encima mio, Ahhh es la ginecóloga realizando una maniobra de Kristeller!! Casi nada!! Cojo su mano y la saco empujándola, me dice medio sonriendo que solo intenta ayudarme, le digo que de esa manera prefiero que no me ayude, giro la mirada a Alice y la pillo “in-situ” con la tijera a puntito de cortar!! Y le grito!! ¿Se puede saber que haces? Rápidamente y para justificarse la ginecóloga coge el monitor de la latido feta y lo pone sobre mi barriga y confirma el sufrimiento fetal. Viene otra contracción, Alice corta, nace Vera en “sacra” (mirando hacia arriba).

La dejan sobre mi pecho, no puedo disfrutar ese momento porque estoy en shock, no puedo creer todo lo que me estaba pasando. Cuando después del alumbramiento vuelve otro dolor, miro y estaba la ginecóloga cosiendo la episiotomía, le grito y me dice que no me queje tanto que me ha puesto muchísima anestesia, le contesto que si esperara unos minutos a que hiciera efecto quizá no me dolería tanto.

Vera nació a las 2:15 de la madrugada del 19 de Mayo de 2017, no había sido para nada el parto esperado, de hecho mi otro parto fue en la seguridad social y nada que ver, respeto, trato, seguridad… todo perfecto. Me arrepiento tanto que de haber elegido aquel hospital para tener a Vera que rompo a llorar solo de pensar de todo lo mal que podía haber ido.

De nuevo solos allí, eran las 5 de la madrugada cuando vuelve Alice, me pregunta como estoy, le explico que mal, que estaba en shock y que necesitaba ducharme, beber agua, hacer pipi, una cuna para Vera y subir a la habitación para descansar. Su respuesta fue que no debía haber atendido mi parto, que me atendió porque había roto aguas y que el hospital estaba completo, no había ninguna habitación para mí y que debía hacer noche en la sala de partos hasta tener una habitación disponible. Mi respuesta fue clara y concisa QUIERO UN TRASLADO, no quería pasar ni un segundo más allí en aquel hospital y mucho menos hacer noche en una sala de partos. Me dice que si quiero un traslado debo esperar a las 8 de la mañana para hablar con la supervisora que ella no puede realizar esa gestión. Se me viene el mundo al suelo, quería salir de allí como fuera. En cuanto a la cuna me dijo “veré que puedo hacer” en fin… un desastre con todas las letras!!

En cuanto a la ducha, el pipi, el agua… me tratan como si me hubieran puesto la epidural, que si no puedo levantarme, que haga pipí en una cuña, que no puedo beber ni comer nada hasta no sé cuando… yo me desesperaba explicando a unos y otros que NO! NO ME HABIAN PUESTO LA EPIDURAL!!

A las 8 de la mañana me quejaba porque me daba el sol en la cara, necesitaba un poco de oscuridad para conciliar el sueño y poder descansar un poco, pero las persianas de la sala de parto no funcionaban, y aparece por allí la supervisora, anda! Es una comadrona magnifica que ya conocía y que se había portado genial conmigo. Me comenta que un traslado a otro hospital tardarían mucho más en gestionar que esperar que dieran el alta a alguien. Me ayudo a levantarme y pude ducharme… muy rápido porque el desagüe estaba atascado y se inundó todo el baño.

Pedí mi desayuno, pregunté si podía avisar a mi madre y si la dejarían pasar a vernos estando en sala de partos y ya me dicen que NO, que allí no podía recibir visitas. Así que mi teléfono sonaba sonaba y yo no podía decir nada porque no podían verme…

Las 13h del mediodía, aparece un celador con una silla de ruedas, bien! Me suben a planta!!

En planta la cosa no mejoró mucho:

  • Enfermeras poco respetuosas, se negaban a estar yo presente en las diferentes pruebas realizadas a Vera
  • Mi comida se perdió y llego fría dos horas mas tarde, la merienda también desaparecida
  • Obras en la ventana contigua a mi habitación

En fin, a los tres días me dieron el alta ginecológica sin bajarme las bragas para nada, muy profesional por su parte. Mi ginecóloga ni paso por la habitación para verme. Pedí alta 24h y no me la dieron por riesgo de infección de Vera, claro! No me habían suministrado el antibiótico. No se realiza ninguna de cordón umbilical, lo que nos lleva a urgencias al dia siguiente por caída prematura del cordon.

En el alta pediátrica indica que debo “REPETIR potenciales auditivos por ORL en 2/3 semanas, ahhh Repetir? Nooo no le habían hecho la prueba!!!

En fin una experiencia lamentable, digna de película de terror…