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Parto de Gael

Di a luz a mi niño el pasado 1 de mayo en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid. Mi idea desde quedarme embarazada era tener un parto lo menos medicalizado posible. El motivo en primer lugar era que por mis problemas de espalda tenía bastante miedo a la epidural. Aunque después y a medida que fui leyendo y me informé sobre los partos, quería evitarla para poder sentir bien los pujos y tener un mayor control. Según tenía entendido y así me informé, si el parto iba bien y no había riesgo para ninguno de los dos, podía elegir seguir el proceso natural. Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando después de 14 horas dilatando (dilataba muy despacio) me dieron 2 ocpiones: u oxitocina o rotura de bolsa. Les dije que por qué, si todo iba bien, que por qué no es esperar. Me dijeron que como iba lento algo había que hacer. Aunque llevaba las cosas claras, es cierto que cuando estás en el momento y más siendo madre primeriza, una se deja llevar y termina cediendo. Finalmente opté por la oxitocina porque la matrona me dijo que era lo "menos artificial". Si bien las contracciones anteriores las estuve aguantando relativamente bien, con la oxitocina todo cambió. Eran realmente dolorosas y de ninguna postura se podían soportar. Antes de la epidural (después de todas las veces que me la ofrecieron), me pusieron un suero que me permitía dormir entre contracción y contracción, pero me mareó más que otra cosa. Finalmente, tras varias horas "cedí" a la epidural con mucho agotamiento. Tras otras seis horas por fin dilaté del todo. Cuando empecé a empujar (por supuesto no se me dio la opción de ningún cambio de postura, aunque hubiera sido de lado), cual fue mi sorpresa cuando el primer comentario de la ginecóloga fue: "Qué mal empujas". Y a continuación subió los codos en mi tripa para "ayudar a empujar", mientras decía "vaya, esto de los codos no es lo que mejor se me da", mientras se reía. Al tercer pujo (cuando todo parecía que iba bien) noté la episotomía (sin avisar ni comentar nada). A los pocos minutos nació mi niño. Por si no fuera poco, parece ser que cosieron bastante mal la cicatriz (a pesar de ser muy pequeña) según me aseguró mi matrona del centro de salud, lo que me ha traído dolor en las relaciones sexuales durante casi 5 meses y gasto en fisioterapeuta para aliviarlo. Si sois mamis primerizas y tenéis algo claro, hacedlo saber. Es complicado y ahora echo la vista atrás y lo hice lo mejor que pude, pero es tan injusto cómo hacen estos procedimientos que deberían ser excepcionales, como algo rutinario, solo por su comodidad. Aprovecho para decir que el trato con las matronas fue muy bueno y amable, no así con las ginecólogas, pero mi segundo hijo tengo claro que no será en la Fundación Jiménez Díaz.