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Parir en un hospital amigo de los niños. No es todo oro que reluce.

Mi parto anterior iba a ser en la clínica acuario (Beniarbeig, Alicante). Mi bebé, Chloé, se adelantó y finalmente fue en casa, con Anabel Carabantes, una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Con mi segundo embarazo me informaron de la existencia de un hospital amigo de la infancia y de la lactancia, el Hospital 12 de octubre. En dicho Hospital podría tener un parto respetado, no instrumentalizado y me pareció una opción maravillosa, por eso concerté una cita para conocer el centro. En agosto visité el hospital y aproveché para plantear preguntas acerca de temas que me parecían especialmente importantes. La primera fue “Cuando nazca el bebé, ¿se lo llevan, o me lo dan inmediatamente?” la respuesta fue “al bebé lo ponemos inmediatamente sobre su mamá porque fomentamos el “piel con piel”, desde que nace el bebé es tuyo para siempre, como si no quieres pesarlo” También pregunté por el momento en que se corta el cordón umbilical, sobre la postura para parir (“la que quiera la parturienta siempre y cuando no le hayamos suministrado epidural”). Me fui a casa con la idea de que este hospital era como la clínica Acuario aunque menos bonito, menos cuidado, todo más viejo. Pero eso no es lo que me importaba, era el protocolo de actuación lo que de verdad me interesaba. Así que me decidí: iba a dar a luz en el 12 de Octubre. Cuál fue mi sorpresa cuando todo lo que me dijeron que se iba a respetar no se hizo. En primer lugar intentaron que cambiase de postura durante el expulsivo como si la cuadrupedia no fuese apropiada. Gracias a que mi primer parto fue así, sabía que no estaba haciendo nada malo y me impuse. En segundo lugar avisé de que quería donar la sangre del cordón e hicieron caso omiso. Cuando pregunté más adelante me dijeron que no recogieron la sangre porque avisé demasiado tarde. ¿No podían habérmelo dicho en ese momento? En tercer lugar cortaron el cordón umbilical demasiado pronto, cuando aún latía. Tanto es así que el chorro de sangre que salió manchó la bata de mi compañero desde el cuello hasta el ombligo. En cuarto lugar nada más nacer mi hija, Maï, se la llevaron. Mucho hablar de piel con piel y se la llevaron a otra punta de la sala de expulsión (operatorio). Se pusieron a pesarla, medirla y demás mientras yo preguntaba por ella. Afortunadamente estaba mi compañero con la nena, pero aún así la sensación de alumbrar y tener que incorporarme buscando a la nena para verla de lejos no se la recomiendo a nadie. En quinto lugar volvieron a llevarse al bebé cuando estábamos en la sala de dilatación. En sexto lugar volvieron a llevarse al bebé cuando estábamos en la habitación (en planta) para pesar y medir al bebé. 3 veces en cuatro horas. ¿Tantas veces hay que pesar a un bebé? Cuando la OMS recomienda dejar ese tipo de procedimientos para más adelante o si son necesarios en contacto con la madre, cosa que no se respetó. Más adelante hubo un pequeño problema con la nena que se puso cianótica. Se la llevaron a neonatos. La tuvieron en observación. Gracias a que había tomado mucha teta con anterioridad y tenía muy bien los niveles de glucosa no le dieron biberón. Pero decidieron ponerle un tratamiento con antibiótico sin informarnos al respecto. No supimos lo que le estaban administrando hasta que no empezaron. En séptimo lugar en una de las ocasiones cuando bajé a la niña a neonatos para que le administrasen los antibióticos me ofrecieron la posibilidad de darle un biberón de glucosa mientras la pinchaban y tuve que ser yo quien dijera “¿y no puedo darle de mamar?” En octavo lugar cuando pincharon a la niña en el talón para extracción de sangre para las pruebas de cribado neonatal el enfermero me dijo que no podría darle teta al mismo tiempo porque para él era más incómodo. No sabía que la comodidad del enfermero fuese más importante que el bienestar del bebé. En noveno lugar, en una de las ocasiones en que vinieron a medir, pesar etc. a la niña yo estaba dándole el pecho. Pregunté si no podrían esperar a que terminara y me dijeron que no, que tenía que ser en ese momento. Era más importante seguir el orden de visita de habitaciones que respetar al bebé que estaba mamando. Y esto es más curioso todavía si consideramos que la planta no estaba muy llena y creo recordar que tan solo revisaron a un bebé después de ella. En general me parece que el trato dejaba que desear, pero en el caso de este hospital, que es IHAN me parece simplemente vergonzoso.