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NACIMIENTO ELISA. PARTO VAGINAL HUMANIZADO DESPUES DE CESAREA


Morelia Michoacán México, marzo de 2016.

Domingo 13 de marzo madruga: Natalia (mi hija mayor) despierta a las 4 am a jugar con papá y yo despierto con un cólico que desaparece en segundos... Se me quita el sueño y entro al baño muchas veces en dos horas... Cólicos que van a vienen pero son esporádicos... Natalia se duerme a las 7 y yo me siento bastante bien... Creo que es pre parto...
Paso el día con contracciones cada 20 o 30 minutos... Nada del otro mundo porque se toleran bien. Hablo con la ginecóloga a eso de las 6 pm ella me recomienda descansar mucho porque puedo estar así por días (yo en ese momento no sabía cuánta razón tenía)
Sigue la calma...
Natalia se duerme muy tarde (1 am) en ese momento a mí me regresan las contracciones. Esta vez son más intensas. Y son cada 10 o 12 minutos. Me levanto, son incómodas acostada. Camino durante la contracción y me siento en la pelota de pilates a relajarme entre una y otra... Como avanza la noche avanzan en intensidad; a las 5 logro dormir tumbada en un tapete de yoga. A las 6 despierto, sé que he tenido contracciones porque recuerdo haberme incorporado y luego seguir dormida.
A las 7 am parece que se van espaciando. Despierto a mi marido y le digo que esto otra vez se va a alargar, es pre parto, así que él se puede ir a León a trabajar (a dos horas por carretera)
De cualquier manera tengo cita con la gine a las 10:30.
Nunca olvidaré que llegando a dejar a Natalia con mi hermana que la cuidará, me ve, se despide con un beso, me dice que me quiere mucho y le da un beso a mi panza y se despide de Elisa! Que nostalgia! Puede ser mi último día embarazada.
Llegando al consultorio las contracciones aumentan en frecuencia e intensidad. Me revisa y todo está bien, suficiente líquido, corazón del bebé perfecto y 2 cm de dilatación!!! Calcula que Elisa nacerá en la madrugada, así que me recomienda que mi esposo se regrese de León. Ha llegado el momento.
Las contracciones agarran su ritmo. Cada 5-7 minutos, y con duración de 45-47 segundos. Yo todavía en ese momento creo que estoy verde, pues tengo metido en mi cabeza que las contracciones deben tener un minuto de duración (cosa que nunca sucedió! Hasta los 10 de dilatación siempre duraron no más de 50 segundos).
A las 6 de la tarde decido tomar un baño caliente. Qué agradable sensación! He perdido la noción del tiempo, cuando termina la ducha ya son las 7. Sin embargo las contracciones siguen el mismo ritmo, solo que duelen cada vez más.
Aviso a la Elena (doula) y a la ginecóloga que es momento de ir al hospital. Mi hermana y mi cuñado me acompañan. Pasamos por Elena a su casa; el trayecto al hospital es una tortura!!
Recuerdo llegar 8:30 al hospital. Aún no llega mi esposo, no debe tardar. La ginecóloga me revisa; estoy en 5 cm... No era lo que esperaba pero me animan y me animo...
Esto arrancó, me repito una y otra vez. Vocalizo con Elena al ritmo de cada contracción; llega Rainer, se me abre el mundo, por fin! Las contracciones se vuelven continuas, cada dos minutos;
De 47 segundos de duración... Bailo con Rainer al ritmo de las contracciones, Elena me ofrece masaje en la cadera, me monitorean a Elisa de manera intermitente, todo bien y yo pregunto cada vez, me preocupa que ella sufra. Ya no sé qué hora es... Me revientan bolsa para verificar que las aguas sean claras, en ese momento ya estoy de 8 cm.
Me ofrecen la ducha, ahí descanso. Y veo que se acelera un poco el proceso, ahora es un dolor diferente... Empiezo a sentir mucha presión hacia abajo, no tengo idea de la hora o del tiempo que pasa, pero me dicen que es hora de ir a la tina, escucho que tengo que ir en silla de ruedas por seguridad, qué??? Pienso yo... Sólo atino a decirle a Elena: si quieren yo empujo la silla pero no me pidan que me siente! No puedo!! En fin, logran que suba por el elevador por mi propio pie, no recuerdo detalles solo sé que entro a la sala de expulsión y ahí está la tina, una camilla y material para recibir a Elisa... Veo el reloj y son las 2 am
Sigo en 8 cm... Qué decepción pienso y lo exteriorizo. Elena me anima y me dice que eso es relativo, me aconseja subir un pie a un banquito para ayudar a abrir pelvis... Hago esos ejercicios muchas veces, no sé por cuánto tiempo, pero ahora el dolor es otro, ahora siento que me estoy partiendo en dos! Y se los digo gritando "me parto a la mitad" y Elena me contesta muy serena: sí, es tu pelvis que se está abriendo... Dios mío! Qué dolor, es indescriptible, es insoportable si no fuera por la razón del mismo, gracias a que dentro de la pérdida de conciencia se sabe que es para recibir un hijo, sería insoportable. Pero se soporta y se lleva al ritmo de la respiración...
Para cuando entro a la tina ya tengo la sensación de pujo, una sensación imposible de ignorar, sin embargo no encuentro acomodo en la tina, me resbalo, no puedo en cunclillas, ya no tengo fuerza en el cuerpo. Me quedo de rodillas y la tina me raspa pero es lo más cercano a comodidad que hay. Pujo pero me salen gritos, me dicen que esos pujos no resultan buenos, así que intento no gritar, sigo sin poder.
Dios por qué mi cuerpo no le hace caso a mi mente? Por qué no puedo ponerme en cunclillas?.. Llega el pediatra, se presenta, me anima... El tiempo pasa...
De repente me llega un recuerdo, cuando iba a nacer Natalia el ginecólogo me dijo que mi pelvis era diferente que tendría partos complicados o imposibles, y zas me destinó a cesárea... Pero en ese momento llega el recuerdo y me pregunto si será verdad y por eso por más que pujo Elisa no baja...
Creo que lo exteriorizo preguntando si puede haber algo mal con mi cuerpo que no puede bajar Natalia. Mi doula me pide que mejor piense que mi cuerpo está sano y puede hacer el proceso... Mi yo dice que mi doula tiene razón, pero algo poderoso en mí me inunda de una terrible negación a estar haciendo bien el trabajo... Así pasan más horas... Pujo y hago mi mejor esfuerzo.
Me ofrecen una nueva posición. Horizontal pero dentro del agua, mi esposo y el pediatra me ayudan sosteniendo las piernas y la gine me ayuda con sus dedos a abrir el canal de parto mientras yo pujo a cada contracción. Esto ayuda mucho; monitorean a Elisa, ella sigue bien.
En determinado momento veo el reloj, son las 5 am, Dios ahora sí no puedo más! Me escucho a mi misma pedir ayuda!! Jajaja me río de mí misma... Me estoy volviendo loca??
La ginecóloga me dice que lo intentemos media hora más, y si no mejor salir del agua para que me den un poco de anestesia.
Si no nace con anestesia tendremos que pensar en cesárea. El pediatra pregunta si la manguera de oxígeno llega hasta la tina (yo deduzco que es por si Elisa cuando nazca). Eso me llama a la realidad y me concentro, no quiero cesárea, ni mucho menos que Elisa sufra.
Me ofrecen un poco de oxitocina para ayudar, la acepto. Mi esposo me pregunta súper bello si estoy segura (yo le dije que no me dejara tomar ninguna decisión al calor del momento, no anestesia ni cesárea solo por exceso de dolor o cansancio por ejemplo) le contesto que no es lo que quiero, es lo que necesito en esos momentos, me canalizan, me ponen oxitocina.
Con la oxitocina y mi vuelta al mundo real, me concentro en mi cuerpo, no sé de dónde saco fuerza, pero llega, le pido a Elisa su ayuda, le grito Elisa por favor ayúdame! Vamos juntas, y pujo otras tantas veces, esta vez con éxito! La ginecóloga me dice que ya viene la cabeza, que puje suave para no lastimarme, sale la cabeza (wow! Duele mucho, arde, que escozor! Otro pujo y sale el cuerpo! Por fin!!

15 de marzo de 2016; 5:21 am! (40 semanas exactas de gestación) Después de dos noches completas sin dormir, 19 horas de trabajo de parto, y un expulsivo que se me hizo eterno por fin mi pequeña está en mis brazos!! Y no necesitó oxígeno, lloró fuerte. La acaricié, le hablé, la besé! Y agradecí a todos en ese espacio por apoyarme de esa manera.
Cortaron el cordón cuando dejó de latir. Un cordón pequeñito por cierto, apenas y podía poner a Elisa sobre mi estómago; luego papá canguro acompañó al pediatra en lo que a mí me revisaron y me suturaron (el desgarre de segundo grado).
Bajamos al cuarto como a las 6:30 am y ahí inició él piel con piel y la lactancia materna.
Qué felicidad!

Recuento de los daños físicos: un desgarre de segundo grado y unas hemorroides impresionantes que se brotaron de tanto pujo. Duele? Sí, pero es una molestia perfectamente aguantable. Estoy entera para atender a mis princesas lo más que pueda, no quiere decir que me sienta a 100% bien, pero me valgo por mí misma, por ejemplo.


Nostalgia POST parto.
Con la cesárea programada de Natalia mi sentimiento era de duelo, reclamo de mi cuerpo de algo que echa de menos y no sabe qué sucedió. Algo que se le arrebató.
Mi cuerpo cesareado no sabía qué pasó mucho menos que hacer para sentirse menos mal, menos incompleto, invadido, mutilado y vacío. Se volvía loco, aún tiene otro ser? Aún tiene que proteger algo? Ya no, pero en qué momento se lo sacaron, sin avisarle, sin considerarlo, sin pedir permiso, así simplemente, arrebatándole algo.

Con el parto de Elisa es la nostalgia de alguien que estaba dentro de mí, y el mismo cuerpo ha hecho el proceso y lo ha sacado porque es la ley de la vida, el cuerpo entonces se recupera rápidamente porque conoce que le sucedió. Y sabe cómo curarse solo.
Las molestias físicas de mi POST parto apenas y las noto (el desgarro molesta muy poco, la hemorroide un poco más) pero Puedo moverme. Mi estómago se desinflama a su ritmo. Pero me siento yo! Qué agradable puerpério... Mi leche brota sin mayor esfuerzo, es la preparación del trabajo de parto que aviso a mis senos que era tiempo de producir alimento, fue él piel con piel y la lactancia materna inmediata.

Gracias!
Hoy me reconcilio (o me estoy reconciliando, más bien) con mi cesárea programada, y sus circunstancias. Ello me dio fuerza para luchar por un parto respetado,
Gracias Natalia! Porque tú me hiciste madre y luché por una lactancia exitosa, sabiendo que era lo mejor para ti y lo único que nos quedaba de ese día en que te obligamos a nacer. Tú me hiciste la mujer que soy hoy.

Gracias a mi esposo por el soporte todo el embarazo, pasamos por muchos altibajos como pareja en este embarazo, y siempre estuvo ahí para mí; pero el apoyo que me dio ese día es inigualable! Nos une más y fortalece nuestra relación.

Gracias a mi ginecóloga. El mundo está urgido de médicos profesionales y respetuosos que nos permiten tener estas experiencias de vida. Recomiendo ampliamente su trabajo.

Gracias a mi amiga y doula Elena. Sin ella no se hubiera logrado el nacimiento de mi pequeña Elisa, al menos no en esas circunstancias. Ella fue el soporte externo, el brazo paciente y la voz dura que ese día me dio el equilibrio necesario.

Gracias al pediatra! Qué además de recibir en un entorno humanizado a mi bebé, sirvió de apoyo y colaborador, las horas que estuvo ahí.

Gracias a todos en apoyo cesáreas, sus historias me inspiraron, sus velas me acompañaron y sus pensamientos positivos me dieron esa fuerza que hoy aún no sé de dónde salió, pero que hizo que lograra el mayor sueño que era un nacimiento respetado para mí segunda hija. Gracias infinitas.

P.D. Aun hoy, sabiendo que cada experiencia vivida nos ayuda a ser las personas que somos, no me canso de decir que si se me pudiera conceder un deseo, sin duda sería, regresar el tiempo a mi primer embarazo y cambiar la manera de nacer de Natalia, por mucho, me quedo con la experiencia del parto natural y desearía de todo corazón no vivir la cesárea.

Para leer la cesárea programada...